En esta columna hay para satisfacer dos gustos: el de los amantes de la adrenalina y el de los y las fans de los chick flicks; para ambos hay dos ofertas atractivas que garantizan que su espectador ideal pasará un par de muy buenas horas sentados en su butaca.

Si este fin de semana se siente usted con ganas de ver una buena cinta de acción, entonces no lo piense más. Encargue a los niños con alguien de su confianza y convenza a su pareja u organícese con su grupo de amigos para disfrutar de lo lindo con los enfrentamientos a golpes, muy bien coreografiados y ensayados (apoyados, eso sí, de una edición que raya al límite del mareo) que ofrece The Equalizer 2 (Antoine Fuqua, 2018). Esta es, por cierto, la esperada secuela de aquella cinta de 2014 (también de Fuqua) que protagonizara, el dos veces ganador del Oscar Denzel Washington.

Por otro lado, si lo que le apetece en esta ocasión es relajarse, quitarse el estrés, cantar a todo pulmón los éxitos de ABBA e ir a suspirar junto con el objeto de su afecto con un musical lleno de romance (o simplemente no le queda de otra más que complacer a su novia/mujer/amante/etc.), entonces vaya a ver Mamma Mía! Here We Go Again (Ol Parker, 2018). Efectivamente, está es una secuela también de aquel filme de 2008 (Phyllida Lloyd) que hizo que todas las salas de cine del mundo se pusieran a corear felizmente los grandes éxitos del grupo sueco.

En su tráiler promocional, The Equalizer 2 prometió superar las emociones y la calidad conseguidas en la precuela, con un Denzel muy bien ejercitado en lo físico (sus dotes artísticas siempre están en gran nivel) y un director (Fuqua) ya muy experimentado en el género.

Recordemos que esta película de Washington está basada en una serie de tv de los 80 del mismo nombre, pero que supo sumarse muy bien al boom de cintas de acción protagonizadas por actores respetados pero ya en edad madura (Costner, Brosnan, Reeves, Neeson…), cuyas interpretaciones han incluso a opacado a los actores de acción de moda (Statham, “The Rock”, Diesel…), con mejores guiones y calidad de actuación.

En esta segunda parte, Robert McCall (Washington) sigue siendo el solitario de siempre, sólo que ahora como chofer de Uber, desde donde cada que lo considera necesario pone en práctica sus habilidades en el combate físico y con las armas para defender a los desprotegidos (en la entrega anterior se enfrentó él solo a la mafia rusa para liberar a una prostituta menor de edad encarnada por Chlöe Grace Moretz).

En esta segunda parte la violencia de McCall tendrá un ingrediente extra: el de la venganza. Esta vez este efectivo justiciero no sólo buscará justicia, sino vengar la muerte de una mujer (Melissa Leo) por la cual el protagonista siente un gran afecto. Muy pronto cierto personaje poderoso del gobierno (Pedro Pascal), así como toda la gente que envía para eliminarlo, experimentarán de cerca su sed de venganza.

Por su parte, la continuación del famoso musical de ABBA permitirá a los fans de la cinta original volver a la vida actual de todos los protagonistas de la original (Amanda Seyfried, Meryl Streep, Pierce Brosnan, Stellan Skargard, Colin Firth), pero también conocer la juventud de todos ellos cuando una joven Donna (Lily James) repartía su corazón entre estos mismos pretendientes que, décadas después, aún continuaban peleándose por ella.

No se preocupe, en esta secuela podrá tararear las canciones de ABBA que en la anterior brillaron por su ausencia, incluso encontrará una veta rica para que suspire a gusto con momentos cursis (perdón, quise decir románticos) totalmente nuevos al conocer cómo fue que la joven Sophie (Seyfried) llegó al mundo como el fruto de un gran amor.

¡Hasta la próxima!


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