“The Sixth Sense” (1999), “Unbreakable” (2000) y “Signs” (2002), tercera, cuarta y quinta entrega del director M. Night Shyamalan, son ejemplos perfectos de cine de misterio, suspenso y horror del bueno (su ópera prima, Praying with Anger, se siente aún amateur y Wide Awake es apenas entretenida), en donde el cineasta nacido en la India y criado en Philadelphia, Estados Unidos, construyó historias intrigantes con atmósferas opresivas y giros de tuerca memorables.

Pero hace mucho que este discípulo declarado de Hitchcock no hace algo a la altura de las obras de sus primeros años, trabajos que suelen colarse con facilidad en la lista personal de cualquier amante del género (por cierto, Unbreakable, pero sobretodo Signs, son mis favoritas de entre toda su filmografía).

El resto de lo que ha hecho desde entonces: “The Village” (2004), “Lady in the Water” (2006) y “The Happening” (2008), no son malos productos, es cierto, incluso se puede decir que aún puede verse su sello por ahí; sin embargo, estos tres ejemplos no son otra cosa que trabajos medianos que tuvieron que conformarse con ser sólo una ingeniosa premisa a la Shyamalan.

Su obra la completan dos filmes fallidos (más el primero) en donde se le siente fuera de su territorio: “The Last Airbender” (2010) y “After Earth” (2013), en donde incursionó lo mejor que pudo en la fantasía y la ciencia ficción (y el cine blockbuster) sin aportar nada que valiera la pena.

En “The Visit” (2015), su nueva producción, Shyamalan tendrá la oportunidad de reconciliarse con ese cine que lo distinguió en sus inicios, con el cual buscaba sorprender al espectador más por lo ingenioso de la trama (él escribe sus propios guiones) que por la espectacularidad visual, lo cual en lo personal me pone de buenas.

La cinta narra la espeluznante historia que viven Rebecca y Tyler (Olivia DeJonge y Ed Oxenbould) un par de hermanos que son enviados por su madre (Kathryn Hahn) a casa de sus abuelos (Deanna Dunagan y Peter McRobbie) a pasar unos días.

La experiencia, que al principio parecía ser sólo un episodio familiar de acercamiento entre abuelos y nietos, pronto cambia de tono a uno mucho más oscuro cuando los adolescentes comienzan a atestiguar el extraño comportamiento de los ancianos, como cuando sorprenden a la abuela desnuda y rasgando la pared con sus propias uñas o riéndose sin control mientras se mece en su silla, o también cuando su abuelo se introduce en secreto al granero en varias ocasiones e ignora a sus nietos cuando éstos lo llaman insistentemente.

El resto es una serie de secuencias al estilo Syamalan: descubrimientos inesperados, secretos puestos al descubierto que revelan un oscuro pasado y entornos opresivos en donde las apariencias son sólo una máscara de lo que en realidad ocultan tanto la alejada casa como sus solitarios ocupantes.

Un par de apuntes: la cinta me parece de alguna manera una extensión de la secuencia final de The Happening, en donde una anciana aterroriza a sus huéspedes, quienes buscan refugio en su casa intentando escapar del apocalipsis del exterior.

Otra cosa: Shyamalan argumenta que, a diferencia de sus dos trabajos anteriores (After Earth y The Last Airbender, sus cintas más caras), en donde los estudios tomaron el control, en The Visit (su filme más barato hasta la fecha) él tuvo total libertad creativa y peso en el corte final (él mismo se metió al cuarto de edición); pronto sabremos si esta fue la razón de sus desatinos. Hasta la próxima.


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