Evergreen Media Group

© 2016 Warner Bros En la segunda entrega de The Conjuring, Vera Farmiga y Patrick Wilson interpretan a Lorraine y Ed Warren, quienes en una de sus más terroríficas investigaciones paranormales intentan ayudar a una madre soltera y sus cuatro hijos.

La carrera fílmica de James Wan se ha desarrollado casi en su totalidad dentro del horror, entregando trabajos bastante aceptables (a veces sobresalientes), sobre todo si tomamos en cuenta lo difícil que resulta encontrar algo que realmente valga la pena dentro de este género cinematográfico tan prolífico.

Su ópera prima Stygian (2000) anunciaba ya los gustos y alcances de este cineasta australiano de ascendencia asiática (Malasia y China), pero fue Saw (2004), cinta de culto que dirigió y coescribió al lado de Leigh Whannell (también australiano), la que lo dio a conocer de manera importante en el medio, dando origen a una de las franquicias de terror más provocadoras de los últimos años.

Eso sí, las dos veces que Wan incursionó en el cine de acción le fue bastante bien, y para comprobarlo sólo hay que buscar Death Sentence (2007), uno de los mejores thrillers de acción que he visto, y Fast & Furious 7 (2015), que emocionó a los fans de la franquicia y recaudó millones alrededor del mundo.

Lo que sí hay que reconocerle a este director es que sus películas de terror han mantenido un nivel de calidad que lo distingue del resto; recordemos Dead Silence (2007), en donde consiguió que varios títeres nos alcanzaran a espantar, Insidious (2010), en la que esquivó los trucos fáciles para asustar como debe ser al respetable (la segunda parte no fue tan buena) y, sobre todo, The Conjuring (2013), con la que atemorizó a las audiencias con una historia basada en hechos reales.

Luego de su experiencia bluckbuster destruyendo autos modificados o de lujo y dirigiendo a estrellas del cine de acción como Vin Diesel, Paul Walker (R.I.P) y Dwayne Johnson, el australiano regresa de nuevo a sus orígenes con The Conjuring 2 (2016), en donde cuenta un capítulo más de las experiencias de los Warren (Vera Farmiga y Patrick Wilson), una pareja de estadounidenses que dedicaron su vida a seguirle la pista a varios fenómenos paranormales.

En esta segunda entrega, la pareja de investigadores Ed y Lorraine Warren deciden viajar a Londres para investigar el caso de los Hodgson, en cuya casa ha comenzado a aparecer una extraña presencia que ha desatado hechos inexplicables: cerrones de puerta, gritos aterradores, luces que se encienden y se apagan sin motivo, objetos y muebles que se mueven por sí mismos, etc.

Lo peor de todo es que la principal víctima del asunto parece ser Judy (Sterling Jerins), una niña de 11 años cuyo comportamiento errático es provocado, probablemente, por este ente maligno que, además, intenta poseerla.

Es ese el motivo por el cual Peggy (Frances O’Connor), la madre de la menor, recurre a la pareja de investigadores, quienes comienzan a registrar el caso para intentar resolverlo; eso sí, el espíritu demoniaco, quien se hace llamar Bill Wilkins y afirma ser el dueño del lugar, les tiene reservadas varias sorpresas.

La cinta sostiene con dignidad los sustos normales del género, que tienen que ver más con las imágenes aterradoras que aparecen de improviso (pocos segundos, además) y acompañadas de sus respectivos efectos de sonido pero también (afortunadamente) por secuencias que buscan causar miedo real, en donde se mantiene en pantalla al elemento aterrador para construir poco a poco la atmósfera de miedo tan anhelada, algo que Wan hizo muy bien en la primera entrega de Insidious.

Por cierto, Wan sigue en plan grande y su siguiente proyecto es nada más y nada menos que Aquaman. Habrá que ver cómo le va en el cine de superhéroes.


Become a #ThisIsTucson member! Your contribution helps our team bring you stories that keep you connected to the community. Become a member today.