Por Sarah Workman

Especial para La Estrella de Tucsón

Abel Ramos es como cualquier niño de 11 años.

Va a la escuela, le gusta el recreo, juega futbol y tiene su propia tortillería.

En esa última parte quizá no sea como cualquier otro niño de 11 años.

Todo empezó como un proyecto de verano a principios de este año. Sandra Robles, abuela de Abel, lo impulsó a abrir su propio negocio para empezar a ahorrar dinero para la universidad.

“No estoy de acuerdo con la ociosidad durante el verano”, explicó Robles.

Abel ya tenía interés en los negocios y la cocina, lo adquirió desde que trabajó en el restaurante que tenía su abuela en Utah hace algunos veranos.

Él sabía cuál sería su negocio: Desde que tiene uso de razón, ha estado obsesionado con las tortillas de su abuela. Lo nombró Chef Abel’s Tortillas.

Ahora, ese proyecto de verano se ha transformado en un negocio completo de venta de tortillas. Las puedes encontrar en lugares como Barrio Bread y Tucson Tamale Company.

Quizá haya contribuído a su popularidad el compromiso de Chef Abel’s de trabajar con ingredientes saludables, frescos y locales.

Todo lo que se necesita para hacer las tortillas de Chef Abel’s es el balance perfecto de trigo blanco de Sonora, aceite de aguacate, sal del Mar de Cortés y agua filtrada.

Y por si fuera poco, las tortillas son veganas, sin alimentos transgénicos o genéticamente modificados (non-GMO), bajos en sodio y sin azúcar.

El uso de estos ingredientes limpios estuvo inspirado en la receta original de tortillas de su tatarabuela, pero también por el cáncer de próstata en etapa 4 que sufre su abuelo.

El “tata” de Abel, Fernando Robles, cambió su dieta a una vegana después de que le diagnosticaran el cáncer hace dos años. Abel y su abuela querían asegurarse de que él pudiera disfrutar de las tortillas.

Robles le enseñó a Abel que un buen empresario conoce todos los aspectos de su producción, razón por la que Abel está involucrado con cada proceso de la fabricación de las tortillas, desde preparar la masa hasta crear y extender las bolitas para cocerlas y después pesar y empacar las tortillas.

Ahora que han subido las órdenes, su abuela le ayuda a hacer la masa para que Abel pueda pasar más tiempo concentrado en las actividades escolares.

Durante el ciclo escolar, Abel pasa los fines de semana en casa de su abuela: los viernes por la noche amasan y él se levanta los sábados a las 4 a.m. para extender 400 tortillas y cocerlas. Después, él y su abuela las entregan.

Chef Abel’s Tortillas tuvo un comienzo lento. Robles dijo que la empresa batalló al principio para encontrar un lugar que vendiera las tortillas. “El paso final era venderlas, pero el mercado de granjeros estaba cerrado porque era junio y no pudimos entrar con ellos”, explicó Robles.

Pero sí con Don Guerra, dueño de Barrio Bread. Guerra también usa trigo blanco de Sonora en algunos de sus panes y les ofreció que las tortillas de Abel empezaran a venderse en su panadería artesanal.

Con su pasión por apoyar la economía local, más su apoyo a los jóvenes emprendedores, ser punto de venta de las tortillas de Abel fue una decisión fácil para Guerra.

Dijo que vio muchas similitudes entre cómo era él de joven y Abel.

“Empecé a bolear zapatos cuando tenía 8 años y lo convertí en negocio”, dice Guerra. “Y soy latino, así es que es muy importante para mí mantenerme fiel a mis raíces y apoyar a los emprendedores latinos”.

Guerra dijo que él también empezó como un negocio pequeño y que le da gusto ver el crecimiento que Chef Abel’s Tortillas ha tenido desde que empezaron a venderlas en Barrio Bread.

“Ahora, por lo general las vendemos todas en media hora o 45 minutos (en Barrio Bread)”, dijo Robles.

La pequeña empresa de Abel opera con una licencia de casa, la misma que tenía Guerra cuando estaba empezando y que les permite hacer las tortillas en casa. Abel ha tomado las pruebas de manipulación de alimentos y es riguroso con la higiene.

“La semana pasada, estábamos comiendo totopos con guacamole y la vi tratando de volver a meter el totopo que ya había mordido y le dije, ‘no double dipping, abuela’”, dijo Abel entre risas.

Hace poco ordenaron un nuevo equipo que les ayudará a Abel y a su abuela a acelerar la producción de tortillas.

“Seguirán siendo hechas a mano y caseras, pero podremos satisfacer la demanda”, dijo Robles.

Las Chef Abel’s Tortillas pronto se podrán encontrar en más lugares en Tucsón y Phoenix, agregó la abuela.

Abel dijo que incluso quiere publicar un libro de cocina con recetas saludables que satisfagan a los niños, donde incluirá su receta favorita, el “rollo de durazno”.

“Lo que hacemos es que hacemos las tortillas y les ponemos mantequilla (y canela), luego les ponemos duraznos y las enrollamos. Después, las ponemos a cocer en un sartencito”, dijo Abel. “Ya se me antojó uno”.


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Encuentra a Abel en Facebook e Instagram como chefabelstortillas.

Sarah Workman es estudiante de periodismo en la Universidad de Arizona y aprendiz en el Arizona Daily Star y La Estrella de Tucsón.

Traducido por Liliana López Ruelas.