En el silencio de mi casa, mientras todos duermen y mi perrita se acurruca a mi lado, pienso en lo que La Estrella de Tucsón ha significado para nuestra comunidad en los últimos 15 años. Eso me anima a reflexionar en mi propio camino en este tiempo.
Pienso en los momentos de mi vida que han forjado mi destino, las oportunidades que he aprovechado, las que he desperdiciado y las decisiones que me han llevado a ser la persona que soy: mujer imperfecta, esposa, madre, hija, empresaria latina, inmigrante, maestra, estudiante, jefa y servidora, entre muchos más adjetivos, dependiendo del día y del humor en el que me encuentre.
Mi padre –Don Tino, un hombre muy sabio y prudente– me enseñó a muy temprana edad que en cada reto y fracaso existe una lección que aprender; de hecho, mis más grandes lecciones a veces han sido aprendidas a causa de errores y tragedias. Si me permiten, hoy tomo la oportunidad de compartir unas cuantas de esas lecciones:
1.- ¡Aprende a Pescar! (Bueno, no literalmente)
Cuando tenía yo 9 años, le pedí a mi madre, bueno, como suelen ser los chamacos a esa edad, casi le exigí, que me comprara la nueva muñeca “Barbie y los Rockers” (aunque la verdad no necesitaba una nueva). Mi madre, una mujer luchona, trabajadora y generosa, me dio una respuesta que nunca olvidaré, usando un proverbio muy conocido: “Dale a un hombre un pescado y le darás de comer por un día, enséñalo a pescar y le darás de comer toda la vida”.
Al día siguiente estábamos comprando todos los ingredientes para mi primera empresa: Una raspadería situada en el porche de mi casa en la Colonia Cortinas, una colonia humilde en Cd. Obregón, Sonora. Ese verano, durante las vacaciones, me levanté tempranísimo todos los días para abrir el puesto de raspados y me acosté tardísimo limpiando y preparándome para el día siguiente. ¡Uff! Fue un verano cansado, pero me sentí muy orgullosa al contar el dinero ganado y mucho más al comprar mi Barbie y los Rockers.
2.- ¡No te rindas! De una tragedia puede surgir una oportunidad
El año 1989 fue un año difícil para mi familia: La salud de mi hermano Oscar empeoraba con cada día que pasaba. Mi padre perdió su trabajo de muchos años al venderse el rancho donde él creció y el cual administraba, seguido por una gran tragedia familiar: mi tío fue brutalmente asesinado por sicarios desalmados.
Mis padres, decepcionados y devastados, decidieron buscar una nueva vida para todos nosotros, y emigramos a Estados Unidos sin dinero y con los sueños rotos. Sin embargo, rápidamente este bello país nos demostró que cuando tus sueños se rompen, es solo cuestión de construir sueños nuevos. Gracias a Dios, mi hermano Oscar goza de buena salud y lleva una vida plena al lado de su bella familia, y mi padre encontró un trabajo digno. El asesinato de mi tío nunca fue resuelto, pero lo recordamos con mucho cariño, especialmente cada vez que hacemos ceviche, ya que él solía decir: “échale mucho chile pa’ que rinda”.
3.- Ve más allá del fracaso
En el año 2008, como miles de personas en Estados Unidos, mi esposo, Justin, y yo perdimos todo lo que teníamos cuando la economía se fue de pique en la gran recesión del 2008. Nuestra familia había disfrutado de una vida bastante cómoda hasta ese entonces. Recuerdo perfectamente sentirme derrotada, triste y sin saber qué hacer.
Justin, para poder sostener a nuestra familia, tomó un trabajo en construcción; yo tomé uno como asistente de enfermera atendiendo ancianitos. Ambos trabajamos horas interminables para sobrevivir. Ya había yo experimentado trabajar con personas mayores por algunos años y me encantaba ayudarlos.
Pronto, empezamos a notar que los reportajes hablaban de que la generación “baby boomer” empezaría a llegar a la edad de retiro en cantidades exorbitantes. Fue así como nació nuestra empresa By Your Side Senior Care, en medio de la crisis económica más grande que ha visto nuestro país en las últimas décadas. Esta empresa ha dado el paso de lanzar otras empresas y con ella he desarrollado mi paladar de mujer emprendedora en los últimos 10 años.
De no haber sido por la devastación financiera que sufrimos, tal vez nunca habríamos podido reconocer la oportunidad que se nos presentaba y la misión a la que fuimos llamados.
4.- Declara tus metas y ve tus sueños hechos realidad
Hace exactamente 7 años, en 2012, formé parte de una dinámica en el programa de Liderazgo para Hispanos (HLI). En ella debíamos escribir un sueño que quisiéramos ver realizado. Yo tenía muchos, pero ese día lo que escribí fue que me gustaría recibir el premio de la Mujer del Año de la Cámara de Comercio Hispana en Tucsón, pero como nueva empresaria, ni de broma me lo merecía ni mucho menos me considerarían.
La gran mayoría de las personas no entienden la importancia de fijarse metas (por grandes o chicas, profundas o superficiales que sean). ¿Sabías que solamente el 3% de las personas se fijan metas por escrito? La razón principal por la cual las personas no se ponen metas es el miedo al fracaso.
Fue un gran honor para mí recibir el premio de la Mujer del Año en el otoño de 2017, reconocimiento que dedico a los miembros de mi equipo de trabajo que siempre ma han ayudado a desarrollar mi misión y poder hacer nuestro trabajo diario.
Para fijar metas es importante seguir la recomendación de Greg Reid: “Un Sueño escrito con una fecha se convierte en una meta. Una meta dividida en pasos se convierte en un plan. Un plan respaldado por acciones hace tus sueños una realidad.
5.- Cuando la felicidad se encuentra en el camino, no en la meta
¿Y qué tal aquellas malas decisiones que he tomado en mi vida? Por supuesto, la vida después del emprendimiento no es de color de rosa ni mucho menos es el final feliz del cuento. He cometido muchos errores, lastimado a muchos y he sido lastimada; he ganado mucho y perdido otro tanto.
Este año, Justin y yo decidimos tomarnos un descanso y caminar el famoso Camino de Santiago en el norte de España. Se dice que este camino fue recorrido por el apóstol Santiago en sus misiones de evangelización. Con nuestras mochilas a cuestas, caminamos 125 kilómetros en 7 días. ¡Este recorrido fue lo más difícil que he hecho física y mentalmente en mi vida!
Sin saber dónde dormiríamos cada noche, el cargar las mochilas se fue haciendo más pesado cada día y empezamos a desechar lo que no era esencial.
Cada vez que consideraba comprar algo, recordaba que lo tendría que cargar por 100 kilómetros más. Con ello aprendí que en la vida, como lo dice el zorro en El Principito (mi libro favorito), “lo esencial es invisible para los ojos”, y qué tan importante es desechar aquello que nos pesa en el alma: errores, dolor, vanidad y muchas otras cosas que solo cada uno en su jornada personal puede discernir.
Recuerda que cada cosa que adquieres debes llevarla en tu espalda por el resto de tu jornada… No esperes llegar a la meta para disfrutar de la felicidad. El camino es la meta, no el destino al que vas.
Así como los 15 años de La Estrella pasaron rapidísimo, así se me han ido estos años a mí, entre el correr de la vida, criar a los hijos, lanzar una empresa, una copita de vino para celebrar, abrir otra empresa, tratar de ser buena esposa, madre, hija, hermana, tía y amiga, otra copita para eso del estrés, tratar de no ser y ser una figura publica, dormir poco, comer mucho, lanzar algunos proyectos y fracasar en otros, otro vinito, empezar la dieta, romperla al segundo día, tratar de balancear...
Se vienen a la mente las sabias palabras de Max Ehrmann y brillantemente declamadas por Jorge Lavat en el poema Desiderata: “Camina plácidamente entre el ruido y la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio…”.
Me armo de mi caña de pescar imaginaria, retomo el camino diario con solo lo básico y esencial, y me preparo para los próximos 15 de esta magnífica publicación: ¡Enhorabuena, La Estrella de Tucsón! ¡Gracias por vivir con nosotros miles de momentos!