Warcraft es uno de los juegos de computadora más populares que existen. Sus inicios los podemos encontrar en Warcraft: Orcs & Humans, el cual apareció en 1994, acaparando de inmediato la atención de los excitados usuarios, quienes no dudaron en pasarse día y noche frente a la pantalla (aún lo hacen) ideando tácticas para vencer al enemigo, rompiendo su concentración sólo para ir a la cocina a ingerir alimentos y para luego ir al baño a deshacerse de ellos.
El atractivo era infalible: un ejército a disposición del jugador, el hecho de que cualquiera podía ser un rey o estratega militar que planeara y ejecutara invasiones y conquistas, el rol multijugador y, por último, un mundo de fantasía medieval cuya realidad mezclaba entornos propios de las sagas Lord of the Rings, Dungeans & Dragons, Game of Thrones y similares.
Los rumores de una posible adaptación del universo Warcraft al cine no hicieron otra cosa que entusiasmar seriamente a los fans alrededor del mundo; y es que el atractivo del material era lo suficientemente tentador como para que más de una productora intentara embarcarse en la misión, buscando con ello crear una franquicia que le redituara millones.
Fueron Legendary Pictures y Universal quienes lograron convencer a Blizzard Entertainment (compañía creadora del juego) para materializar ese sueño con la superproducción Warcraft (Duncan Jones, 2016), eligiendo para su realización a un cineasta que ya probó tener un buen ojo para las historias de ciencia ficción (Moon y Source Code).
Pero para darle forma a este juego había que crear un guion que justificara tantas guerras e invasiones, además de fabricar el carisma suficiente en sus personajes como para que el espectador se identificara con sus causas; por más que lo atractivo de estas historias sean los combates, siempre es necesario diferenciar los bandos buenos de los malos.
La trama nos presenta al pacífico reino de Azeroth, un lugar que ha sabido mantenerse al margen de los conflictos que permean a la distancia; sin embargo, hay una amenaza inminente que deberán enfrentar si es que quieren sobrevivir: una raza belicosa y salvaje, conformada por guerreros orcos que, viendo la decadencia de su propio territorio, buscan desesperadamente invadir, conquistar y colonizar otros lugares.
La cinta en sí narra el encuentro de estos dos mundos: el de los que buscan sobrevivir y evitar ser conquistados y los que, para evitar su extinción, deben destruir todo lo que encuentran a su paso.
Esta primera entrega (que tiene toda la intención de transformarse en franquicia), incluye personajes y razas que han aparecido en todas las variantes de la marca Warcraft (orcos, humanos, enanos, trolls, hechiceros, elfos…), sobresaliendo la representación de los reinos donde se llevan a cabo las batallas, sus castillos imponentes y ostentosas murallas, además de la caracterización de los personajes y sus impresionantes atuendo y armamento.
La combinación de hombres de carne y hueso encarnando a los humanos y los recreados totalmente por computadora para darle vida a los seres fantásticos le dan a Warcraft un look bastante atractivo, sobre todo por la química que se logra en la sociedad que construyen las distintas razas para lograr su supervivencia.
El filme está protagonizado por Travis Fimmel como el héroe Anduin Lothar, Paula Patton como la guerrera Garona, Ben Foster en el papel de Medivh, Toby Kebbell como Durotan y Dominic Cooper como el rey Llane Wrynn.
Hasta la próxima.