El inglés Benedict Cumberbatch en el papel de Dr. Stephen Strange en una escena de la película “Doctor Strange”, dirigida por Scott Derrickson.

Son muchas las cosas que se pueden decir del estreno de la semana: Dr. Strange (Scott Derrickson, 2016) y casi todas son buenas; por ejemplo, se puede subrayar el gran elenco que se logró ensamblar (Benedict Cumberbatch, Tilda Swinton, Chiwetel Ejiofor y Mads Mikkelsen), lo cual habla de la seriedad con que se abordó el proyecto.

Por cierto, lo anterior no es cualquier cosa, sobre todo porque se evadió la tentación de contratar a un actor de moda para asegurar ingresos en las salas y tampoco se usó la cinta como vehículo de lanzamiento de un desconocido con potencial de convertirse en imán de taquilla, algo así como lo que se hizo con Chris Pratt en Guardians of the Galaxy, Brandon Routh en Sperman Returns o Garret Hedlund en Tron: Legacy (cada uno con resultados distintos).

Otro de sus atributos es su guion (quizá lo mejor de todo), el cual tiene una hechura digna de respeto, alternando con buen gusto los momentos serios (dignos del drama más convencional) con otros impregnados de un humor tan fresco como efectivo; sumado a esto, no queda más que disfrutar y agradecer sus agudos diálogos y el que los personajes, a pesar de pertenecer al mundo del cómic, no rayan en lo caricaturesco.

Por último, está lo que considero lo más memorable del producto: lo impresionante, elaborado y atractivo de sus efectos especiales, mismos que llevaron a niveles sobresalientes lo visto en pinceladas en Inception de Christopher Nolan, con entornos que se doblan, estiran o transforman ante nuestros ojos.

La historia nos presenta a Stephen Strange, un engreído neurocirujano obsesionado con perfeccionar su trabajo y de mostrar a los demás su superioridad; es entonces que el soberbio doctor sufre un aparatoso accidente automovilístico que daña gravemente sus manos, dejándolo imposibilitado para continuar ejerciendo su profesión.

Debido a que después de varias cirugías sus manos aún siguen temblando, Stephen cae en una dura depresión que lo hace alejarse de todas las personas importantes de su vida, entre ellas la doctora Christine Palmer (Rachel McAdams), un interés amoroso del pasado.

Desesperado por la imposibilidad de continuar trabajando en lo que más le apasiona, comienza a buscar alternativas fuera de la medicina tradicional, lo cual lo lleva, primero, a un sujeto llamado Jonathan Pangborn (Benjamin Bratt), y después, a un mundo poblado de individuos con poderes mentales capaces de transformar la realidad y de viajar a otras dimensiones.

Es en este mundo donde conoce a una extraña mujer llamada The Ancient One (Tilda Swinton), quien le revelará conocimientos ocultos y guiará a Stephen en su aprendizaje.

Es en pleno proceso de enseñanza que Stephen se entera de la existencia de Kaecilius (Mads Mikkelsen), un antiguo alumno de The Ancient One que está utilizando lo aprendido para hacer el mal; su malvado plan consiste en destruir algunos sitios que protegen al mundo para luego entregárselo a un siniestro ser tan poderoso como malvado.

Para impedirlo, Dr. Strange unirá esfuerzos con Mordo (Chiwetel Ejiofor), un estudioso de estas artes mágicas y Wong (Benedict Wong), el celoso guardián de una biblioteca que mantiene a salvo este conocimiento que, en las manos equivocadas, podría poner en riesgo al universo.

Hasta la próxima.


Become a #ThisIsTucson member! Your contribution helps our team bring you stories that keep you connected to the community. Become a member today.