Oscar Soria

Cada año se presentan casos positivos y decepciones en la Major League Baseball. Casos de equipos que dan mucho más de lo esperado y obviamente de otros que le invierten fuertemente y no logran alcanzar sus objetivos.

Los Houston Astros fueron una de las sorpresas más agradables la temporada pasada, por poco y se meten a la Serie de Campeonato de la Liga Americana. Por su parte, los San Diego Padres le invirtieron fuertemente y se quedaron lejos de la primera posición. Son sólo dos de los varios ejemplos de clubes quedando lejos de lo estimado, a favor o en contra.

Este año, los Arizona Diamondbacks fueron vistos como uno de esos equipos con la oportunidad de dar el gran salto y pelear por el primer sitio de su división, básicamente por la firma de Zack Greinke y la adquisición en un cambio de Shelby Miller.

Cuando le pidieron su opinión al primera base de los Dodgers de Los Ángeles, Adrián González, sobre la manera agresiva como se vio a los Diamondbacks en el receso de campaña y la posibilidad de ver a los Dodgers superados en el 2016, su respuesta fue que lo mismo habían hecho los Padres el año anterior. Así de sencillo.

No veía razón para aplastar el botón de pánico y ver a su equipo en problemas quedando fuera de los playoffs.

Después del primer mes de temporada regular, los Diamondbacks quedaron debajo de los Dodgers. También debajo de los San Francisco Giants e incluso debajo de los Colorado Rockies. La diferencia era mínima. De hecho, un juego más que hubieran ganado en abril y los Diamantes terminan en la primera posición. Lo cierto es que si se mantienen en la pelea es más bien por los malos resultados de sus rivales de sector, porque resultó un mes inconsistente para todos los equipos de la División Oeste de la Liga Nacional.

El mes de mayo ha llegado con varias interrogantes en Arizona, la mayor es lo que ocurrirá con Shelby Miller, porque ha batallado mucho. Tiene que ser el pelotero a seguir para ver si este equipo puede ganar más seguido y no cargarle tanto la mano al bullpen, porque precisamente Miller ha tenido salidas tan cortas que los directivos se han visto en la necesidad de hacer movimientos a cada rato, subiendo y bajando relevistas entre Ligas Menores y la MLB. Incluso, llegaron a subir a un pitcher de Clase “A”, algo pocas veces visto, principalmente en un primer mes de campaña.

Es verdad que Paul Goldschmidt anda algo lejos del 300 de porcentaje, Zack Greinke inició lento, el bullpen ha tenido sus fallas, Chris Owings ha presentado sus titubeos en el jardín central, pero todos han tenido al menos momentos agradables que hacen pensar que las cosas mejorarán.

Con Miller el problema ha sido diferente, porque cuando se ve mal en realidad se ve muy mal, con problemas de control, de mecánica, mentales, de lesiones y quién sabe qué tanto más. Tiene que ser visto como el pelotero clave: si se recupera, muchas cosas pueden mejorar en Arizona.

Un detalle a tomar en cuenta es la difícil decisión de parte del mánager de sacarlo de la rotación de abridores debido a la calidad de pitcher que fue en campañas recientes. Viene a ser como parte del problema, ¿hasta dónde aguantarlo si sigue batallando?

La esperanza es su recuperación y tener a un estelar en la rotación dando esa seguridad y descanso al bullpen.


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Contacta a Oscar Soria en: osoria@dbacks.com.