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Durante los últimos 30 años, cada octubre un trío de panaderos se ubica alrededor de una mesa en la parte trasera de la panadería La Estrella en Tucsón para hacer pan de muerto. Para hacer un pan fresco básico, a la harina le mezclan azúcar, canela, sal y levadura. Luego agregan los cítricos que tengan a la mano.
Cuando la masa está lista, la moldean sobre unos discos planos que están decorados con las hileras de huesos que simbolizan al difunto. Enseguida, ponen una esfera encima, un hueso de la mano.
“Hay que trabajar bien con las manos”, dice Isabel Montaño, una integrante de la familia Franco, propietaria de esta pandería desde Halloween de 1986. “No se puede tener miedo, porque cuando estás tensa, ello se siente en la masa”.
Los panaderos Rafael Espinosa, Cecilio Montenegro y el tío de Isabel Guadalupe Franco llevan luego el pan a un gran horno de piedra de la década de 1930 y lo dejan allí durante aproximadamente media hora. Pronto emergerá, marrón, burbujeante y crujiente por fuera, listo para ser espolvoreado con azúcares de colores.
La panadería La Estrella elabora varios cientos de estos robustos panes dulces cada año durante la festividad mexicana del Día de Muertos. Dado que los Franco son de Jalisco, los suyos son ligeramente diferentes y más coloridos que las versiones blancas de Sonora que pueden verse en otros lugares. Sin embargo, la tradición es la misma.
Según Isabel, pan de muerto muestra las intersecciones entre los orígenes indígenas de la festividad y la cultura católica que la ha transformado. A finales de octubre, las familias mexicanas usan el pan en sus hogares, en diferentes niveles que simbolizan la tierra, el limbo y el cielo. Les agregan símbolos religiosos y flores de caléndula.
“Se cree que en El Día de Muertos, el alma regresará y comerá lo que le gusta, tocará lo que le encanta, escuchará lo que le gusta escuchar, y luego tendrá sed entonces beberá agua. Luego se irán a celebrar”, dice Isabel.
El pan también se lleva al cementerio el Día de Muertos, donde las familias se reunirán y hablarán sobre sus seres queridos mientras tocan música de mariachi y beben chocolate caliente. Las celebraciones incluso continúan en el hogar más tarde esa noche o al día siguiente.
Aún si no se está celebrando el Día de Muertos con la familia, está bien comprar y disfrutar el pan, dice Isabel. Mucha gente compra versiones más pequeñas para llevarlas a All Souls Procession.
"No existe el bien o el mal real, es solo escuchar el conocimiento de lo que se supone que representa".
La panadería La Estrella vende pan de muerto hasta que los clientes dejan de pedirlo, generalmente a mediados de noviembre. Con frecuencia se agotan todos los días, así que para garantizarte un pan de muerto, pídelo al menos con un día de anticipación. Puedes ordenar y recoger el pedido en cualquiera de sus tres ubicaciones:
5266 S. 12th Ave. Abierto de 6 a.m. a 6 p.m. Lunes a sábado de 6 a.m. a 1 p.m. domingo
120 S. Avenida del Convento #100. Abierto de 7 a.m. a 6 p.m. Lunes a sábado de 8 a.m. a 2 p.m. domingo
901 N. Grande Ave. Abierto de 6 a.m. a 6 p.m. diario. Lunes cerrado
Este artículo se publicó originalmente el 1 de noviembre de 2017. La reportera de alimentos Ellice Lueders actualizó los detalles este año.



