La alcaldesa de Tucsón, Regina Romero, hace campaña entre la ciudadanía para que participe en el Censo 2020 antes del 30 de septiembre.

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Regina Romero no estaba considerando postularse a la alcaldía el año pasado, pero eso fue antes de que el actual alcalde, Jonathan Rothschild, anunciara en diciembre que se retiraba de la política de Tucsón.

Ahora, la concejal de tres períodos que ahora representa al Distrito 1 compite para ser la primera alcaldesa latina de Tucsón. La elección completamente por correo es el 5 de noviembre, y Romero, demócrata, es considerada la favorita para ganar ante el independiente Ed Ackerley y al candidato del Partido Verde Mike Cease.

Romero ha presentado un plan agresivo para, de ser elegida, usar los recursos de la ciudad en un plan ecológico para reducir las emisiones de carbono, fortalecer la colaboración con las instituciones educativas para mejorar la capacitación de la fuerza laboral, así como impulsar cambios sistémicos dentro del departamento de vivienda de la ciudad.

En las primarias demócratas en agosto, Romero derrotó al ex senador estatal Steve Farley y a la desarrolladora local Randi Dorman.

Romero recibió un gran impulso en las primarias de grupos de acción política externos, incluido el sindicato United Food and Commercial Workers, el brazo de alcance latino de la Liga de Votantes de Conservación y Mi Familia Vota, que gastó alrededor de 500,000 dólares en apoyo indirecto a su campaña. Ella atrajo la mayor cantidad de gasto externo de los tres candidatos demócratas, algo muy criticado después por Farley.

UN COMIENZO DIFÍCIL

Romero fue elegida para el Concejo municipal en 2007. Pero justo cuando tomó el asiento, la ciudad comenzó a sentir los efectos de la peor recesión económica nacional desde la Gran Depresión.

“Así que todos los sueños y aspiraciones con los que comencé, realmente tuvieron que quedar en suspenso debido a la increíble cantidad de pérdida de ingresos. En cierto momento la ciudad se enfrentó a una pérdida de alrededor de 50 millones de dólares en ingresos esperados”, dijo.

Las llamadas del público para recortar fondos de programas no esenciales empujaron a Romero a luchar por programas que ella sabía que estaban ayudando a la comunidad pero que no eran lo que todos consideraban servicios esenciales, como el programa Kidco para atender a niños después de clases. Pero el financiamiento de esos programas, muchos ofrecidos por organizaciones sin fines de lucro, tuvo un precio, lo que obligó al Concejo a suspender a empleados de la ciudad para hacer frente a los déficits presupuestarios.

Romero dijo que fue una decisión difícil apoyar el financiamiento continuo de los programas de servicio social, pero sentía que los programas que ayudaron a las familias trabajadoras, adolescentes y adultos mayores eran demasiado importantes para quedar sin fondos.

Con la economía en un mejor lugar, Romero ahora está presionando por una estrategia agresiva centrada en la educación y la capacitación de la fuerza laboral.

“Los habitantes de Tucsón están muy frustrados por la falta de fondos para la educación pública y una educación de buena calidad”, dijo Romero. “Los bajos salarios que tenemos aquí, el porcentaje de pobreza que tenemos en nuestra ciudad, la falta de oportunidades de empleos con altos salarios para nuestros residentes y graduados universitarios son cosas en las que tenemos que asegurarnos de que estamos trabajando”.

De ser elegida, Romero usaría su oficina para expandir la capacitación de la fuerza laboral formando asociaciones con la Universidad de Arizona, el Colegio Comunitario Pima, distritos escolares y varios programas de aprendizaje técnico-escolares.

Romero también hizo del medio ambiente una prioridad principal en la campaña electoral, diciendo que quiere que la ciudad reduzca drásticamente sus emisiones de carbono para el 2050. La concejal quiere cambiar tanto la flota de vehículos de la ciudad como los autobuses utilizados por el sistema regional por una mayoría de vehículos eléctricos, plantar un millón de árboles y aumentar el uso de energía solar en las instalaciones de la ciudad.

DICE NO A LA CIUDAD SANTUARIO

Sin embargo, Romero se encontró en desacuerdo con los partidarios de la iniciativa de “ciudad santuario”, conocida como Prop. 205, que será decidida por los residentes de Tucsón en la elección del 5 de noviembre.

Aunque Romero dirigió la lucha contra la ley antiinmigrante SB1070 y muchas otras medidas a favor de la migración, no apoya la iniciativa de votación que haría legales ciertos límites estrictos sobre cuándo los agentes de la policía pueden preguntar a las personas con las que entran en contacto sobre su estado migratorio. La medida, si se aprueba, podría costarle a la ciudad millones de dólares en fondos estatales y federales y limitar la colaboración policial con agencias federales en otros asuntos de aplicación de la ley.

Romero no está sola en su oposición, todo el Concejo de la Ciudad -totalmente demócrata-, está en contra de la medida.

Romero dijo que cree que muchos de los objetivos de la Prop. 205 ya se logran mediante las órdenes generales del Departamento de Policía de Tucsón y que convertiría a la ciudad en un blanco de acciones punitivas de la Legislatura controlada por los republicanos y la administración Trump.


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