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Trabajadores sociales en Pennsylvania desafían prejuicios sistémicos

From the Investigación del Arizona Daily Star: Respuestas a nuestra crisis de niños bajo el cuidado temporal series

Cuando Marcia Sturdivant tomó el mando de la oficina de bienestar infantil del Condado Allegheny en Pennsylvania inmediatamente notó algo: La mayoría de los niños que entraban al sistema eran afroamericanos, una demográfica que representaba menos de una quinta parte de la población del condado.

“Era muy obvio”, dijo Sturdivant, subdirectora de la Oficina para Niños, Jóvenes y Familias hasta el 2013.

Las disparidades raciales tan marcadas empeoraron la dinámica ya tensa entre las familias y los trabajadores de bienestar infantil encargados de investigarlas, dijo.

“La gente tenía mucho miedo, en particular los afroamericanos, y no confiaban en el sistema”, comentó Sturdivant. “Habían tasas muy altas de niños removidos y un enfoque punitivo a servicios. Y no habían personas ayudando que se viera como la gente a la que estaban sirviendo”.

Desde entonces, el Condado Allegheny ha lanzado un enfoque multifacético para tratar el tema de sobrerrepresentación de grupos minoritarios en el sistema de bienestar infantil. Basado en iniciativas pasadas, oficiales del condado aprendieron que incrementar la representación de trabajadores de grupos minoritarios no logra mostrar resultados mensurables.

Estadísticas recientes indican que las tácticas basadas más en datos y concientización que está poniendo en práctica la agencia les da mejores resultados.

La desproporcionalidad racial en sistemas de bienestar infantil no es única del Condado Allegheny. A nivel nacional, niños de grupos minoritarios, particularmente afroamericanos e indoamericanos, están sobrerrepresentados en el sistema en comparación a su población.

Encontrar soluciones es un reto, en parte porque las razones son complejas: Algunos señalan a disparidades entre la frecuencia en que niños blancos y aquellos de grupos minoritarios son referidos a las agencias de bienestar infantil por posible maltrato o descuido, así mismo prejuicios “implícitos” o inconscientes que afecta las decisiones de los trabajadores de caso en diferentes puntos dentro del sistema de bienestar infantil.

Y las investigaciones sobre factores que están contribuyendo a la disproporcionalidad han producido conclusiones mixtas. El Estudio Nacional de Incidencia de Abuso y Descuido Infantil — una serie de estudios que se conducen una vez cada 10 años desde los 70s — en su último informe del 2010, encontró que niños afroamericanos de hecho si experimentaban una tasa más elevada de abuso que niños blancos, a diferencia de sus conclusiones previas. Los autores del informe sugieren que los nuevos hallazgos pueden ser debido a la precisión del estudio en comparación con los anteriores, al igual que la brecha que se está ampliando entre los niños blancos y afroamericanos viviendo en pobreza, un importante predictor de abuso y negligencia.

El poder de la concientización

El día de hoy, la agencia de bienestar infantil en el Condado Allegheny se enfoca en analizar datos y educar a los trabajadores de caso y a la corte juvenil sobre prejuicios estructurales dentro del sistema y sobre sus propios prejuicios implícitos.

Resolver el tema de desproporcionalidad no es tachar a individuos como racistas, pero más bien reconocer y buscar soluciones a los prejuicios existentes dentro del ambiente laboral, dijo Walter Smith, subdirector de la agencia de bienestar infantil en el Condado Allegheny.

“Cambiar prejuicios sistémicos es mucho más complicado y complejo que si todo lo que tuviéramos que hacer fuera eliminar los prejuicios de las personas”, dijo Smith.

En el 2014, la agencia contrató a una asesora nacional, Joyce James, veterana por mucho tiempo del sistema de bienestar infantil en Texas, quien se enfoca en transformar sistemas usando datos y entrenamiento a fondo sobre principios de equidad racial.

Un año antes de empezara a entrenar a los trabajadores del Condado Allegheny, James analizó la información de bienestar infantil del condado y encontró que era más probable que alegaciones en contra de familias afroamericanas fueran sustentadas durante investigaciones. Así mismo, que niños afroamericanos eran más propensos de ser removidos de sus casas y ser colocados en hogares comunitarios y no con una familia temporal.

James compartió sus hallazgos con actores locales — trabajadores del sistema de bienestar infantil, proveedores de servicios y familias— e incorporó sus sugerencias en un plan estratégico. Luego, entrenó a los trabajadores del sistema y a los jefes, alentandolos que examinaran como sus propias suposiciones o su entrenamiento podría afectar la decisiones que toman y quizas de manera desapercibida contribuir al problema.

“Todas estas son personas con buenas intenciones quienes, a falta de un mejor entendimiento sobre el racismo, no son conscientes de las maneras que nosotros mismos sostenemos y perpetuamos el racismo”, señaló James.

Por ejemplo, puede que los trabajadores de caso hayan sido entrenados, o tal vez asumido, que corren mayor peligro en vecindarios de bajos recursos, con mayor población minoritaria. Sus superiores les pudieron haber advertido que no fueran solos ni portaran joyas cuando fueran ahí. Esas advertencias pueden causar que los trabajadores perciban un nivel más alto de peligro en un hogar o de terminar la investigación antes de tiempo, dijo.

Lo cual puede resultar en separar a un niño de sus padres, en vez de pensar en alternativas que puedan mantener a la familia junta.

Para evaluar su progreso, oficiales del Condado Allegheny usan un “índice de disparidades” — es decir, el índice de representación afroamericana en el sistema de bienestar infantil en comparación con la representación de blancos durante distintos puntos del proceso.

Hasta ahora no ha habido un cambio en la tasa alta de disproporcionalidad de niños afroamericanos referidos al sistema —3.7 veces más propensos que niños blancos. Pero sí han visto mejoras significativas en otros puntos claves dentro del sistema de bienestar infantil:

La disparidad en el número de reportes de descuido o maltrato que resultan en una investigación mejoró en un 7 por ciento entre el 2014 y el 2016.

La disparidad entre cuáles familias de las que están siendo investigadas son referidas a servicios de bienestar infantil mejoró en un 33 por ciento.

La disparidad sobre la frecuencia con la que menores afroamericanos y blancos son removidos de sus hogares mejoró en un 28 por ciento.

El siguiente paso es analizar la información sobre disparidad racial en las oficinas de bienestar infantil regionales y a su vez desarrollar estrategias basadas en los resultados específicamente para esas oficinas.  

Más concientización y atención (al tema) es algo muy poderoso, similar a como familias con un presupuesto pueden ahorrar dinero llevando un control de cada centavo gastado. O como aquellos a dieta pueden perder peso monitoreando las calorías que consumen, señaló Smith, del departamento de bienestar infantil del Condado Allegheny.

“Si le damos un seguimiento a esto usando datos y le damos a nuestra buena gente buena información — como el hecho de que la manera en la que tomamos decisiones es prejuiciosa— entonces la misma gente buena va a empezar a autocorregirse”, añadió Smith.


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