La llaman la “pregunta milagrosa”.

Dentro del Programa de Reunificación Familiar de Michigan se les hace esta pregunta a los padres que han perdido la custodia de sus hijos por abuso o negligencia y que están a punto de recuperarlos.

Si te despertaras un día y nada de esto hubiera pasado, ¿cómo sabrías que las cosas son distintas?

La pregunta no se refiere a la crisis que ocasionó que los niños fueran removidos de la casa, sino a los continuos problemas que se van acumulando y crean presión día con día.

En ocasiones, la respuesta es “tendría un lugar estable para vivir”. O que los niños pudieran ir a la escuela regularmente. O que habría suficiente comida en la casa. O que el carro funcionaría. O, “tendría a una persona segura y estable que cuidara a los niños mientras trabajo”.

Guy Thompson, quien maneja la Oficina de Reunificación Familiar de Michigan desde la ciudad de Lansing, lo plantea de una forma ligeramente distinta para las familias que luchan desesperadamente: Dime qué haría que las cosas fueran mejor.

Lo que sucede después es crucial. Una investigación citada en el reporte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos del 2011 “vincula específicamente los servicios postreunificación de mala calidad a un riesgo mayor de daño a los niños después de la reunificación, maltrato repetido y un número más alto de reingresos al cuidado temporal”.

Michigan ha hecho de la reunificación familiar exitosa una prioridad, aumentando los fondos para esos programas en el presupuesto del año fiscal por 6 millones de dólares a lo largo de tres años. El programa de reunificación está separado del sistema de bienestar infantil y de cuidado temporal del estado, y es considerado líder a nivel nacional.

La reunificación no es tan simple como tener a los niños de nuevo en casa. Para que funcione, la familia necesita ayuda.

Durante el tiempo en que la familia estuvo separada, los niños enfrentaron tremendas sacudidas, muchas veces viviendo en varios lugares entre parientes, familias de cuidado temporal o en casas grupales. Quizá hayan tenido que cambiar de escuela, de médicos y de vecinos.

Los adultos tienen debieron tomar clases de paternidad, recibir ayuda por enfermedades mentales, mantener un empleo, tener un hogar seguro y, muchas veces, recibir tratamiento por adicción a drogas o alcohol.

Cuando queda claro que una familia en el sistema estatal de bienestar infantil está lista para ser reunificada, lo cual debe ser determinado por el juez que lleva el caso de la custodia familiar, la familia es dirigida a uno o dos programas que les ayudan a volver a estar juntos -y permanecer juntos de forma segura.

UN PROGRAMA EJEMPLAR

El Programa de Reunificación Familiar de Michigan es el más intenso. Inició en 1992 y en 1995 se volvió estatal. Su alcance y extensión es inusual en el país. Está disponible en 73 de los 83 condados del estado.

Se está expandiendo, pero queda mucho por hacer.

Michigan tenía a más de 13 mil niños bajo el cuidado temporal en el año calendario 2016. Más de siete mil salieron del programa, y 51 por ciento de esos niños en algún momento se reunieron con sus padres.

Ese año, el Programa de Reunificación Infantil atendió a mil familias, y su alcance se ha expandido, gracias a un incremento en los recursos asignados por la Legislatura de Michigan.

El 85 por ciento de las familias que estuvieron en el programa al menos por cuatro meses ese año se mantuvieron unidas y no tuvieron otro reporte ante el departamento de bienestar infantil ni otra remoción.

El Programa de Reunificación Familiar de Michigan ubica a cada familia con un líder de equipo, quien brinda servicios terapéuticos en casa por lo menos una hora y media a la semana, y un trabajador familiar, quien ve a la familia al menos dos horas y media por semana.

Esas horas de servicio se duplican durante las dos primeras semanas después de la que los niños vuelven a casa.

Los trabajadores familiares llevan un máximo de seis casos cada uno y el máximo para un líder de equipo es de 12; seis con un trabajador familiar, seis con otro. “Nuestro número de casos es bajo y nuestro entrenamiento es alto”, dijo una de las supervisoras, Heather Ladd.  

Los líderes de equipo y los trabajadores familiares están disponibles 24/7. La duración estándar es de cuatro meses, pero se extiende a seis meses cuando es necesario. Una vez que terminan las visitas regulares, la agencia contacta periódicamente a las familias.

En muchos estados, eso es una eternidad.

Arizona ofrece servicios en casa a las familias que se han reunificado por 120 días, pero son menos intensivos que en Michigan. Por ejemplo, un líder de equipo y un trabajador de apoyo familiar en Arizona se reúnen con la familia una vez al mes cada uno durante los primeros dos meses. Las visitas mínimas se van reduciendo hasta que el último mes las familias se encuentran dos veces con el trabajador de apoyo y una vez con el líder de equipo.

Los legisladores de Michigan han reconocido con el paso del tiempo que su Programa de Reunificación Familiar es una inversión acertada. “Es visto como un servicio efectivo y necesario”, dijo Thompson, director del programa, el verano pasado. “Y también es rentable”.

El programa empezó en unos cuantos condados urbanos en 1999. Michigan no tenía suficientes familias de cuidado temporal que aceptaran niños que habían sido removidos de sus casas. Los niños eran llevados a albergues donde no había camas disponibles porque no tenían a dónde más llevarlos. “Era muy, muy, muy difícil”, dijo Thompson, quien en ese tiempo era trabajador familiar. Thompson murió en enero.

La reunificación familiar segura reduce la presión del sistema de cuidado temporal, además de que es mejor para los niños. Los legisladores vieron los primeros resultados y se convencieron.

“La legislatura tomó una decisión a consciencia de apartar de 5 a 6 millones de dólares de los fondos y dijo, ‘lo harás y demostrarás que puedes mantener a los niños fuera de este sistema’”, dijo Thompson el verano pasado. La agencia empezó en septiembre, y para marzo necesitaron duplicar el personal para trabajar con las familias uno a uno. Y funcionó. “Estar ahí es muy importante”, dijo.

Ese compromiso hizo que el programa de reunificación de Michigan sobresaliera a nivel nacional.

El equipo ofrece servicios que en la jerga del trabajo social son conocidos como “terapias breves enfocadas en la solución” e “intervenciones basadas en las habilidades”.

Lo que eso significa en términos prácticos es que los trabajadores, quienes están empleados por agencias privadas contratadas por el estado, visitan a los adultos y a los niños en sus casas para ayudarles a manejar los desacuerdos, comunicarse mejor, funcionar como familia e identificar y difuminar los problemas emergentes.

Las investigaciones muestran que sucesos importantes en la vida pueden hacer resurgir la ansiedad y desatar una crisis, y volver a estar juntos como familia es el mayor estrés. Lo que está en juego es muy grande.

“La mamá está lista para el cambio, pero los niños están preparados para que las cosas sigan igual”, dijo Teresa Marvin, supervisora del Departamento de Reunificación Familiar.

Los niños muchas veces regresan a la familia esperando que los papás sean los mismos que eran antes de ser removidos. Los papás, por su parte, han estado trabajando para el cambio. Todos tienen que volverse a conocer de nuevo. Los límites se ponen a prueba.

“Es un momento muy, muy difícil”, dijo Thompson sobre la reunificación. “Es un momento triunfante, pero difícil”.

La “pregunta milagrosa” ayuda al personal del Programa de Reunificación Familiar a enumerar las necesidades prácticas de alimentación, albergue, transporte y educación, pero también establece la etapa en la que la familia debe tomar control de sus vidas.

La pregunta ayuda al trabajador de reunificación a aclimatarse a la visión del mundo de la familia.

“Para las familias, esta es la primera vez que alguien les ha preguntado” qué es lo que les funciona a ellos, qué es lo que ellos hacen bien, en lugar de que les digan lo que están haciendo mal, dijo Marvin.

El programa es un modelo, según un reporte del 2011 de Child Welfare Information Gateway del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. Es rentable y ayuda a los niños a mantenerse seguros en casa.

En 2016, Michigan gastó, en promedio, 30 mil dólares por niño en cuidado temporal. El Programa de Reunificación Familiar costó alrededor de 6 mil 700 dólares por familia, dijo Thompson.

“El tratamiento más efectivo involucra a todos los miembros de la familia y abarca no sólo las habilidades de paternidad sino la interacción entre padres e hijos y una gama de habilidades parentales de la vida como la comunicación, la solución de problemas y el control de ira”, indica el reporte. Michigan tiene todas las marcas.

“Estamos ayudando a ser esa red de seguridad porque aún hay vida”, dijo Ladd, supervisor en High Fields, una agencia sin fines de lucro que tiene contrato con Michigan para ofrecer servicios de reunificación y otros relacionados con la familia. “Que la familia aprenda esas herramientas es esencial”.

Aunque Michigan ha incrementado los fondos para el programa, algunas veces no es suficiente para inscribir a todas las familias, así es que algunas son dirigidas al otro programa de reunificación familiar, Families Together Building Solutions (Soluciones para Construir Familias Unidas). Ese programa asigna a un trabajador para cada familia por 90 días, y puede ser renovado con el visto bueno del departamento de salud del estado.

FORTALEZAS Y DEBILIDADES

Un grupo de trabajadores de la reunificación familiar y supervisores se reúnen en torno a una mesa de conferencias en High Fields Office en Lansing para una reunión rutinaria sobre los casos. Los participantes repasan juntos los casos, haciendo sugerencias, presentando el estatus del reporte y haciendo preguntas.

En una reunión en junio pasado, discutían el caso de Amanda y Maurice. El personal de High Fields identificó a sus clientes sólo por su primer nombre, para proteger la privacidad de la familia.

Los tres hijos de la pareja han sido removidos de la casa y Maurice ha cometido violencia doméstica en el pasado, y hay acusaciones de violencia doméstica más severa. Amanda tenía un buen trabajo, pero lo perdió cuando la niñera le dejó a los niños en su trabajo. Ahora trabaja de noche.

Maurice está en la cárcel por cargos relacionados con asesinato. Él y Amanda han estado juntos la mitad de la vida de ella, desde que tenía 15 años.

El personal de High Fields repasa los detalles de la familia y hace dos listas: Fortalezas y Necesidades.

Fortalezas: Vivenda; transporte; empleo; los integrantes de la familia reciben consejería individual y de grupo; Amanda y Maurice han tomado cursos de paternidad.

Necesidades: Cuidado infantil; artículos para el hogar, como muebles; inscribir a los niños en la escuela para el otoño; atención de salud mental segura para el niño de 8 años quien se exalta y puede ser violento; desarrollar nuevas habilidades para salir adelante.

Amanda creció bajo el cuidado temporal de terceros y no tiene apoyo familiar. Un supervisor pregunta si Amanda ve una conexión entre la violencia de Maurice y los problemas de comportamiento de sus dos hijos. “Sí, empieza a hacerlo”, responde el trabajador de reunificación.

El equipo trabaja en los casos de otras seis familias. Una mamá busca apoyo para financiar un campamento de verano para su hijo; otra mamá perdió su trabajo porque no tenía quién cuidara de sus hijos de forma consistente y segura. Un papá ha tenido un gran progreso recuperándose de la adicción al alcohol y lo está “haciendo todo positivamente”, mientras que la mamá ha perdido la custodia de dos de sus cuatro hijos. Otro papá llegó tarde a la corte porque se le descompuso el carro.

El último caso visto en la reunión fue el de Amber, una mamá “en sus 30s” con nueve hijos. Seis ya volvieron a casa y su hermana tiene la tutela legal de los tres más chicos. “Ella sólo quiere de regreso a los niños que van a la escuela”, dice el trabajador del caso.

Al menos una parte de las razones es práctica, dijo el trabajador social. Amber tiene artritis y Darío, papá de algunos de los niños, no debe estar cerca de la casa hasta que esté sobrio. Amber está sobrecargada. El día escolar de los niños le da un descanso.

El Programa de Reunificación Familiar funciona porque los trabajadores están muy sintonizados con la vida diaria de las familias, y la carga ligera de trabajo les permite desarrollar una relación personal.

“Cuando entras a sus casas, entras a sus vidas y tienes que estar presente”, dijo Derrick Byrd, líder de equipo familiar.

Una de las familias que el grupo de High Fields presentó en la revisión de casos esa mañana debía ser visitada después del almuerzo. En la reunión, el personal enumeró las fortalezas y necesidades de la familia, centrándose en lo que necesitaban discutir con su madre, Sarah, y dos de sus hijos, ahora adolescentes, que habían regresado recientemente a su hogar. Otros dos niños aún estaban en cuidado temporal y los veían los fines de semana. La transición fue difícil.

Fortalezas: Sarah, la principal entre ambos padres, estaba motivada a cambiar. Ella y su esposo habían estado en terapia de parejas, pero están separados. Recientemente, Sarah caminó seis millas presentando solicitudes de trabajo en todos los negocios a lo largo de una calle principal.

Necesidades: Habilidades de coparentalidad y establecer expectativas claras y disciplina con los niños; hacer que los niños dejen de culpar a un hermano mayor por haber sido puestos en cuidado temporal; control de la ira. El padre estaba en la cárcel, esperando juicio por cargos de abuso.

Byrd, el líder del equipo, y Jessica Hoeft, la trabajadora familiar, fueron recibidos en la puerta por Sarah y los dos adolescentes. Un amigo de la familia les estaba rentando la casa de dos pisos con un descuento a cambio de que Sarah hiciera algunas de las reparaciones necesarias y pintara las paredes.

Jessica sigue una lista de preguntas para Sarah, con actualizaciones sobre su última reunión: ¿Tienes jabón para lavar platos? No. Y necesita productos de limpieza y cloro. ¿Has ido en el banco de alimentos? Sí.

¿Hay suficiente comida? En este momento no, pero recibirá una caja del banco de alimentos más adelante en la semana y los cupones de alimentos comenzarán en 10 días.

Un carrito de la nieve pasa por afuera. Sarah dice que le gusta poder darles dinero a sus hijos para un antojito de vez en cuando. Jessica asiente y le recuerda que los carritos de la nieve pueden ser caros. "No es todo el tiempo", dice Sarah.

¿Te sabes tu dirección? Sarah hace una pausa. No la recuerda, han sido tantas. Promete que se la va a aprender.

¿Qué hay de la búsqueda de trabajo? Ella está en un programa de capacitación laboral. “Me encanta trabajar”. Posible obstáculo: su licencia está suspendida por más de 500 dólares en multas no pagadas. Dice que le dio a su marido el dinero para pagarlas, pero no lo hizo.

Jessica pregunta cómo están los niños, ahora que es verano. ¿La hija que vive en casa estaría interesada en ir al campamento de caballos? ¿Sarah estaría dispuesta a dejarla ir? Sarah grita por las escaleras para preguntar: Sí, es la respuesta. “Podemos ayudar a proporcionar el transporte”, dice Jessica.

Michigan proporciona dinero a los trabajadores del Programa de Reunificación Familiar (unos 300 dólares por familia) para ayudar a cubrir los gastos que ayudan a reducir un riesgo de estabilidad específico para la familia. Alimentos, ropa, productos de limpieza, cortes de cabello, depósitos de seguridad para renta y transporte están en esta categoría.

Sarah describe a Jessica y Derrick como parte de su familia.

“No son como otros trabajadores sociales, que entran y salen y se van”, dijo. La ayudan a manejar la presión de su familia, que está en el extranjero, para volver con su esposo.

El enfoque de Jessica es el día a día práctico, mientras que Derrick aborda el asesoramiento terapéutico para ayudar a construir y reparar los vínculos renovados de la familia.

Derrick comienza una actividad llamada “publicaciones positivas” y dibuja unos muñecos que representan a Sarah y sus dos adolescentes en papeles grandes. Cada uno debe escribir cualidades positivas sobre sí mismo y los demás.

Sarah le pregunta a su hija cómo se deletrea “limpia”.

La hija describe a su hermano mayor como “bueno para ser alto” y que “se baña constantemente”.

El hijo dice sobre su mamá: “Es buena dando a luz a sus hijos”. Sarah le entiende mal y se enoja. “¡No pongo a los niños en la luz!”.

“DANDO A LUZ”, explica su hija. Todos se ríen. Derrick sonríe.

Es un momento de conexión familiar.

Traducido por Liliana López Ruelas.


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Sarah Garrecht Gassen escribe para el Arizona Daily Star. Su columna de opinión aparece los jueves. Contáctala en sgassen@tucson.com y síguela en Facebook. En Twitter:@sarahgassen