Según un nuevo estudio, los hispanos nacidos fuera de Estados Unidos que ahora viven en ese país tienen más probabilidades de morir a causa de enfermedades cardiovasculares que aquellos que nacieron en esa nación.

Los hallazgos sugieren que los hispanos nacidos en el extranjero — quienes representan aproximadamente una tercera parte de la población hispana en Estados Unidos — pueden ser más vulnerables a enfermedad del corazón y ataque cerebral que los que nacieron en el país.

La tasa de mortalidad por enfermedad del corazón y ataque cerebral en hispanos nacidos en el exterior que viven en Estados Unidos fue más alta por casi un 17% que la de los hispanos nacidos en ese país.

Fatima Rodriguez, M.D., especialista en cardiología preventiva y la autora principal del estudio, dijo que los resultados contradicen la teoría que los inmigrantes latinoamericanos son más saludables que sus pares nacidos en Estados Unidos.

“Estamos haciendo recomendaciones y sugiriendo prácticas de salud pública que es posible que no representen la carga real de enfermedad en estas poblaciones”, dijo Rodriguez, una instructora de medicina cardiovascular de Stanford Medicine en Palo Alto, California.

Sin embargo, no queda claro dónde existe esa asociación equivocada y por qué se estableció, dijo Rodriguez. Existen factores culturales y sociales únicos que afectan la salud de los 57,5 millones de hispanos-estadounidenses.

En el estudio, que se publicó el miércoles en la revista científica Journal of the American Heart Association, los investigadores examinaron los registros de defunción de aproximadamente 1,3 millones de hispanos y 18,1 millones de personas de raza blanca mayores de 25 años que murieron entre 2003 y 2012.

En general, las personas de raza blanca tendían mucho más a morir de enfermedad del corazón o ataque cerebral que los hispanos, independientemente de dónde éstos habrían nacido. Pero el lugar de nacimiento parece que influyó en los subgrupos de cubanos, mexicanos y puertorriqueños, quienes representan 76% de los hispanos en Estados Unidos.

Cuando los investigadores observaron la brecha de mortalidad por enfermedad cardiovascular entre hispanos nacidos en el extranjero y aquellos nacidos en Estados Unidos, los cubanos tenían la brecha más pronunciada y los mexicanos la menos marcada. Pero los puertorriqueños nacidos en la isla tenían más probabilidad de morir por enfermedad cardiovascular. (Aunque los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, en este estudio se les clasificó como personas nacidas en el extranjero.)

Aun así, los puertorriqueños y cubanos nacidos en Estados Unidos que murieron de enfermedad cardiovascular, tendían a morir a una edad mucho más temprana – a los 63 a comparación con los 80 en los cubanos, y a los 50 a comparación con los 73 en los puertorriqueños.

El neurólogo e investigador de ataque cerebral Enrique C. Leira, M.D., dijo que esta información de subgrupos puede ayudar a los médicos e investigadores en Estados Unidos determinar mejores estrategias para prevenir y tratar las enfermedades cardiovasculares en hispanos. Y eso va más allá que las tradicionales diferencias del idioma, dijo Leira, quien no participó en el estudio reciente.

“Creo que el futuro será continuar la definición más precisa — quizás con marcadores genéticos — de estas poblaciones del punto de vista de riesgo a enfermedad, en lugar de la habilidad de hablar un idioma [compartido]”, dijo Leira, un profesor agregado de neurología y epidemiología de la Universidad de Iowa.

Pero el idioma inevitablemente juega un papel, dijo Rodriguez, quien sugiere que los médicos que tratan a pacientes nacidos en el extranjero estén más conscientes de los obstáculos de comunicación que puedan surgir.

Otros estudios muestran que las disparidades entre los subgrupos de hispanos no se limitan a las tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Varios estudios de la última década han revelado diferencias en la tasa de factores de riesgo como la presión arterial alta, diabetes y obesidad entre mexicano-estadounidenses, puertorriqueños, cubano-estadounidenses y dominicano-estadounidenses.

En el nuevo estudio, los investigadores no analizaron el impacto de la escolaridad, el nivel de ingresos o el acceso a servicios de cuidados de salud. Tampoco saben si algunos de los hispanos clasificados como nacidos en Estados Unidos eran de hecho ciudadanos naturalizados.

Esa información les daría a los investigadores una mejor idea de cómo los factores culturales y sociales impactan la enfermedad cardiovascular en grupos étnicos hispanos, dijo Leira. Por ejemplo, saber cuánto tiempo vivieron los hispanos nacidos en el extranjero en sus países natales les daría una imagen más clara de cómo las condiciones en Estados Unidos afectaron su salud, dijo Leira, coautor del reporte que en 2014 emitió la American Heart Association sobre el estado de la salud cardiovascular en hispano-estadounidenses.

“Vamos por buen camino, al subclasificar a los hispanos por país de origen — o como este estudio, por lugar de nacimiento”, comentó. “[Pero] éstas son clasificaciones [muy generales], y sabemos que los hispanos son una población muy diversa”.


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