Foto por Tom Trambow

En una escena de la película Collide: Aleksandar Jovanovic, Clemens Schick, Erdal Yildiz y Johnny Palmiero.

By José Ma. Rodríguez

Para La Estrella de Tucsón

Aunque no pertenecen a mi género cinematográfico favorito, hay cintas de acción que me llaman mucho la atención por varias razones: sus secuencias estilizadas (sobre todo las de persecuciones y combates cuerpo a cuerpo), un buen guion, los actores que participan (que aparezca Bruce Willis, por ejemplo) o el hecho de que un director reconocido esté a cargo.

Es por esa razón que espero con mucho entusiasmo el estreno de la segunda entrega de John Wick, con un acrobático Keanu Reeves, así como el de la cinta de la que les hablaré en esta ocasión: “Collide” (Eran Creevy, 2016), la cual cuenta con dos de los atractivos enlistados arriba: un elenco interesante y secuencias de acción muy bien planeadas, ejecutadas y atractivas en el renglón visual.

El hecho de que el filme tenga a Nicolas Hoult como protagonista, un actor que a pesar de su corta edad se ha ganado un sitio de respeto entre cineastas y audiencia, lo considero su primer atino, sobre todo porque dejaron de lado (por un momento, al menos) los nombres de moda asociados con el género (Diesel, Statham, Johnson, Wahlberg…), aunque es verdad que ya vimos a Hoult corriendo, peleando o conduciendo a toda velocidad en un par de cintas que abundan en secuencias movidas: “Jack the Giant Slayer” y “Mad Max: Fury Road”.

También resulta atractivo el que Felicity Jones (“The Theory of Everything”, “Roge One”…), quien entró con el pie derecho a Hollywood, sea el interés romántico del protagonista en la historia, y más aún que el soporte histriónico esté representado por un par de actores que, cada uno por su lado, son garantía en cualquier trabajo que realicen: Anthony Hopkins (con su estilo contenido) y Ben Kingsley, quien suele desbordarse en intensidad.

La cinta cuenta la historia de Casey Stein (Hoult) quien, para intentar solventar una emergencia médica de su novia (Jones), realiza un plan para robar a un gángster tan peligroso como excéntrico llamado Hagen (Hopkins).

Sin embargo, el golpe no resulta según lo planeado y Hagen, viéndose estafado, utilizará todos sus recursos para recuperar lo que es suyo.

Es entonces que Casey recurre a un tal Geran (Kingsley), un estrafalario traficante y antiguo jefe suyo para que lo rescate de la complicada situación y, sobre todo, le ayude a proteger a su novia Juliette (Jones) para que el malvado Hagen no le ponga las manos encima.

El resto serán persecuciones y explosiones al por mayor, teniendo a las carreteras alemanas como testigos y al amor y la lucha por la supervivencia como motores principales.

Aunque la premisa suene a algo que ya hemos visto en el pasado (la cacería al más puro estilo del gato y el ratón), eso pasará a segundo plano si es espectador se centra en las varias secuencias de acción de antología que la cinta ofrece.

Hasta la próxima semana.


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