Ibrahim Younis lleva 25 años ayudando a víctimas de desastres naturales y guerras en más de 50 países con la ONU y Médicos Sin Fronteras.

Aunque ha viajado por todo el mundo -el Medio Oriente, el sudeste de Asia, partes de África, Pakistán- Ibrahim Younis no es un turista.

Younis coordina esfuerzos de ayuda y seguridad para el grupo humanitario Médicos Sin Fronteras (llamado en inglés Doctors Without Borders). Según sus cuentas, Younis ha estado en casi 50 países con Médecins Sans Frontières (MSF), que es el nombre oficial del grupo en francés, y con las Naciones Unidas antes de unirse a MSF.

En sus 25 años trabajando con ambas organizaciones internacionales, principalmente con MSF, el tucsonense nacido en Sudán ha visto de todo: miseria, hambre, enfermedades y muerte. Younis, de 44 años edad, casado y padre de unos gemelos, sigue viajando a zonas de guerra, campos de refugio y lugares azotados por desastres naturales y enfermedades.

“He visto a niños heridos de bala. He visto a civiles asesinados”, dijo.

No puedo ni imaginarlo.

Hace algunas semanas volvió del conflicto en el Estado de Borno, en el noreste de Nigeria, en la Costa Oeste de África, donde el grupo extremista Boko Haram ha declarado la guerra contra el gobierno y lo civiles. El grupo, vinculado tanto a al-Qaida como al Estado Islámico, ha generado los más terribles encabezados con asesinados y violaciones masivas. El era responsable allá de la seguridad de la operación de MSF y supervisó la distribución de alimentos y otros productos.

Younis dará una presentación pública de su trabajo y el de MSF el jueves 10 de noviembre a la 1 p.m. en la Sala J-G05 del Campus Oeste del Colegio Comunitario Pima.

A principios de este año coordinó equipos de ayuda de emergencias que trabajaban con refugiados en Burundi, en África Central, y en Nigeria, en el lado oeste del continente. Ha trabajado en las zonas de Filipinas devastadas por huracanes y en las guerras de Siria e Irak, en Etiopía, en Sudán del Sur y Sudán del Norte, de donde él es originario.

Y en todos los lugares donde trabaja, siempre hay un enfoque primordial: la gente.

“Nuestro trabajo es salvar vidas”, dijo Younis, quien tiene la ciudadanía norteamericana y habla varias lenguas: su nativo árabe, inglés, francés, holandés, indonesio y comprende un poco de otros idiomas. “A todas las víctimas las vemos primero como pacientes. No hacemos preguntas”.

La neutralidad de MSF es uno de los tres pilares básicos de la organización. Los otros dos son independencia e imparcialidad.

Dijo que estas banderas son básicas para el trabajo y la capacidad de MSF para navegar los constantes cambios políticos entre facciones de guerra y gobiernos. Los doctores y el personal de MSF atienden a todos los combatientes, independientemente de qué lado representan, dijo.

Esto y el énfasis de MSF en la seguridad mantienen a salvo al personal.

Pero, algunas veces, ni las precauciones ni la imparcialidad impiden que miembros de MSF se conviertan en víctimas.

En agosto, unas bombas mataron al menos a 15 personas, entre ellos personal médico, en un hospital en el norte de Yemen, donde una coalición liderada por Arabia Saudita enfrenta a militares Houthi. En octubre del 2015, el hospital de MSF en Kunduz, Afganistán, fue bombardeado por una nave de combate estadounidense. Murieron 42 personas entre personal médico, pacientes y otros afganos.

Su cercanía con las guerras es lo que hace a MSF efectiva pero peligrosa

Younis dijo que él no puede permitirse centrar su atención en el hecho de estar tan cerca del peligro de muerte. Sus pensamientos deben estar en salvar vidas, en reparar órganos. “Uno hace la diferencia”, dijo mientras platicábamos en una cafetería cerca de la universidad. Es difícil dejarlo ir”.

Algo que también hace que este grupo humanitario de 45 años de antigüedad sea efectivo es que no recibe dinero de ningún gobierno. Su presupuesto multimillonario es completamente a base de donaciones de la comunidad global, dijo Younis.

Cuando no está en un campo de refugiados o una zona de guerra, Younis está en casa trabajando en proyectos de MSF con sus contactos de todo el mundo. También toma clases en el Colegio Comunitario Pima. Va a transferir sus estudios a la Universidad de Arizona para terminar su licenciatura en ciencias políticas.

Su esposa, doctora, es un gran soporte en su trabajo. Entiende su importancia. Ella fue coordinadora médica de MSF en Uganda, donde se conocieron. Se vinieron a Tucsón hace unos cinco años.

Younis no está seguro de cuánto tiempo seguirá trabajando para MSF. Pero no está en sus planes dejarlo en el futuro próximo. Se siente llamado por la misión de salvar vidas. También quiere seguir abogando por las personas a las que sirve.

“¿Quién contará las historias de esta gente?”.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo al 573-4187 o en netopjr@tucson.com.