Ernesto Portillo in the Star studio, Thursday, June 5, 2014, Tucson, Ariz.

Era verano de 1967 y Adalberto Guerrero, educador de Tucsón, se sentó frente a un comité del Senado de Estados Unidos y habló. En español.

Después de expresar brevemente algunas ideas en su lengua nativa, Guerrero, notando la confusión en el rostro de los senadores, les dijo que entendía su falta de comprensión. Entonces les dijo que así es como se sienten en el salón de clases los niños mexicoamericanos cuya primera lengua es el español cuando los maestros les hablan en inglés.

De ese testimonio histórico y de los años que precedieron a la educación pionera en la preparatoria Pueblo vino la emblemática Ley de Educación Bilingüe de 1968, con la que por primera vez el Congreso reconoció la necesidad de apoyar innovadores programas educativos a favor de los niños en edad escolar de EU con limitaciones en el manejo del inglés.

Guerrero, conocido por sus muchos amigos como Beto, estuvo a la vanguardia de una revolución educativa que ayudó a los jóvenes latinos y de otras minorías a alcanzar sus metas a través de la educación bilingüe. Por sus logros educativos, tanto en lo local como a nivel nacional, Guerrero será homenajeado el sábado 16 de agosto en el Tucson Marriott University Plaza por Los Descendientes del Presidio de Tucsón, como parte de los festejos por el aniversario número 239 de la ciudad.

Tucsón es cuna de la educación bilingüe, y Guerrero, hijo de inmigrantes que vinieron del Río Sonora, abonó a que los estudiantes de Pueblo y sus familias salieran adelante.

“Gracias a los alumnos de Pueblo, pudimos lograr lo que logramos”, dijo Guerrero, con su voz de maestro. En una hora, Guerrero, quien dio clase en la Universidad de Arizona durante 30 años, me dio cátedra sobre la historia de los antecedentes de la legislación de 1968.

Él empezó dando clases de español en Pueblo en 1958, un año después de egresar de la UA y a dos años de la apertura de esta escuela del sur de la ciudad. Con un gran número de estudiantes chicanos, Guerrero, quien creció en Bisbee, vio la necesidad de enseñar español, pero de una forma distinta y eficaz. El nuevo método, desarrollado por Guerrero y por otro maestro, Faith Frikart, incluía literatura y cultura latinas.

La raza creó conexiones más sólidas con el nuevo plan de estudios, dijo Guerrero. Les trajo más seguridad en sí mismos y mejores calificaciones en otras materias. Los estudiantes y sus padres y, al cabo de unos cuantos años con una nueva metodología, Pueblo incorporó a más maestros: Henry Gamboa, Hank Oyama, Elizabeth González, Miguel Bernal, Sarita Campos y Sarita Rodríguez.

En 1965, Pueblo High School y el nuevo plan de estudios recibieron exposición nacional, dijo Guerrero, quien para entonces ya se había ido a la UA para desarrollar un programa de capacitación para maestros de la lengua española, a cargo de otro educador pionero, Renato Rosaldo. La Asociación Nacional de Educación (NEA, en inglés), defensora de la educación pública, tomó un serio interés en el “programa patentado” de Tucsón.

La NEA ordenó un estudio nacional de todos los esfuerzos por proveer educación de calidad a los aprendices del idioma inglés. Un equipo de Tucsón se movió por el Suroeste. Los integrantes eran Guerrero, Oyama, Rosita Cota, Martina García Durán-Cerda, Paul Streiff y María Urquides, decana de las chicas de Pueblo y maestra reconocida a nivel nacional.

La encuesta del grupo de 1966 derivó en un reporte trascendental: “La Minoría Invisible”. Llegó en medio de los tumultos sociales nacionales, de los emergentes derechos de las minorías y de la Guerra de Vietnam. Los vientos de cambio soplaban en el país.

En el otoño de ese mismo año, la NEA realizó un simposio nacional para enfocarse en la educación bilingüe. Guerrero dijo que las escuelas de Humanidades y de Educación de la UA no tenían interés, en lo absoluto, en albergar la cumbre. En lugar de expertos en educación, funcionarios electos y líderes de la comunidad se reunieron en el viejo Hotel Pioneer del centro de Tucsón.

Como resultado, el senador texano Ralph Yarborough, quien asistió al simposio de Tucsón, y el representante de Texas Henry B. González introdujeron la trascendental legislación. Se sostuvieron audiencias nacionales para buscar testimonios de expertos y evidencias a favor de la educación bilingüe.

Así fue como Guerrero terminó frente al comité en español.




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Ernesto Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo al 573-4187 o en netopjr@tucson.com.