Por Luis Carrasco
La Estrella de Tucsón
Sostenido por una cinta aislante y colgado de cuerdas y alambre, el letrero de con la señal de abierto a medio iluminar atrae y disuade casi en la misma proporción, reflejando la incertidumbre que embarga a los beneficiarios de la Acción Diferida.
Incertidumbre que creció el jueves 23 de junio, luego de la votación dividida de la Corte Suprema que tras el empate 4-4 congeló los esfuerzo del presidente Obama por expandir el programa de Acción Diferida a más inmigrantes jóvenes y a los padres de hijos nacidos en Estados Unidos.
La foto de “Open”, tomada por un beneficiario de la Acción Diferida fuera de un camión de comida, es parte de una exhibición que inició el viernes 24 de junio y que intenta reflejar cómo es la vida para esos inmigrantes y sus familias.
“La Acción Diferida ha sido un cambio dramático, pero no es suficiente”, dijo Miguel Moreno, autor de la foto. “Es un paso en la dirección correcta, pero no nos podemos engañar, en el sentido de que este alivio temporal es limitado”.
Aunque el programa de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) trae muchos beneficios –evita la deportación, permite tramitar licencia para conducir, es un permiso de trabajo y en algunos estados facilita la educación superior al dar acceso a cuotas como residentes–, no otorga estatus legal.
Esto lleva a una dinámica complicada en muchas familias, donde los padres están ilegales en este país, sus hijos mayores tienen Acción Diferida y los más chicos son ciudadanos norteamericanos.
“Uno puede ver lo que yo llamo ‘jerarquía del merecimiento’ entre la familia. Hablan muy distinto sobre de sus hermanos menores, en términos de las oportunidades que ellos mismo no tienen”, dijo Sofía Gómez, quien encabeza la exhibición.
Gómez, candidata a doctorado en salud pública por la Universidad de Arizona, reunió a siete inmigrantes jóvenes para explorar mediante la fotografía la intersección entre la inmigración y el acceso a la atención médica.
Los jóvenes inscritos en DACA no califican para la Ley de Salud Accesible (Obamacare) ni para la mayoría de los servicios públicos federales y estatales. A nivel local, pueden tomar ventaja de los servicios para pacientes de bajos ingresos en lugares como El Rio, Clínica Amistad y Shubitz Family Clinic.
Pero las fotos con las que los participantes llegaron iban más allá del tema original.
“No sólo hablan de las preocupaciones de salud que están enfrentando, sino de la transición entre ser indocumentado y tener el estatus de DACA, de vivir en familias con estatus mixto”, dijo.
A Miguel Moreno, de 24 años de edad, lo trajeron cuando tenía 2 años. Sus papás no podían encontrar trabajo, dijo, y él necesitaba atención médica que en México no era fácilmente accesible.
Junto con su foto del disfuncional letrero de abierto, entre sus fotos está la de una de sus hermanas nacidas en Estados Unidos parada en la luz. “Destinamos todos estos recursos a los más jóvenes porque ellos son la esperanza, supongo, son el futuro”, dijo.
Perla Rojas, de 18 años, recién egresó de Sunnyside High School y planea empezar en la Universidad de Arizona este otoño. Sus papás la trajeron cuando tenía 3 años.
En una de sus fotos usa la puesta del sol como metáfora de los problemas ignorados –“El sol siempre está ahí, aun cuando se oculta por las tardes”, dijo–, y en otra, una curita cubre una pequeña grieta en una ventana rota.
Tanto Rojas como Moreno dijeron que están agradecidos por la Acción Diferida pero que se debe hacer más para sacarlos a ellos y a sus familias del limbo migratorio. Aun así, y aunque están preocupados sobre qué pueda pasar en la próxima elección presidencial, ninguno de ellos está dispuesto a rendirse.
“Espero lo mejor. Incluso si las cosas no salen a nuestro favor, eso nunca nos ha detenido”, dijo Moreno.