Cuando era chica, Perla Vanesa Barraza sabía cuál era su estatus legal en este país. Pero no era algo que le trajera problemas, hasta que un día en la preparatoria intentó inscribirse a un curso del Colegio Comunitario Pima (PCC).

Mientras llenaba los papeles, se topó con la línea donde se le preguntaba por su residencia legal.

“Literalmente, me derrumbé”, dijo Barraza, quien tenía 3 años de edad cuando sus papás la trajeron junto con una hermana menor de Tijuana, Baja California. La hermana es una Soñadora y otra hermana nació en Estados Unidos.

Barraza se fue derechito a buscar a una maestra de Desert View High School y le dijo algo que nunca le había dicho a un maestro.

“Le dije: ‘Soy ilegal’”, y agregó rápidamente, “y odio esa palabra”.

Pero esa odiosa y abusiva palabra no define ni de cerca de Barraza ni los sueños de esta tucsonense de 24 años de edad.

Es hija y es hermana. Es una aprendiz ávida y aspira a ser actriz. Es animada y positiva. Es Soñadora y está inscrita en DACA (el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), es decir, que tras reunir ciertos requisitos recibió un permiso de trabajo temporal que por ese lapso le evita ser deportada.

Me reuní con Barraza en la oficina de Borderlands Theater en el centro de la ciudad, donde trabaja de medio tiempo y es integrante del ensamble teatral de base. En la recién concluida producción de Borderlands, “Ghosts of Lote Bravo” (Fantasmas del Lote Bravo), Barraza interpretó el demandante papel de Raquel, una adolescente atrapada entre la pobreza y la violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Era un papel emocionalmente agotador, y ella lo disfrutaba.

Ella dice que el teatro le permite canalizar su energía y enfocarse, dejando de lado las emociones y preocupaciones. Para ella, el teatro es su refugio seguro.

Como las decenas de miles de otros que trabajan, estudian y sueñan bajo la Acción Diferida promulgada en el 2012, Barraza está a la espera de una decisión crucial de la Corte Suprema. La corte decidirá si ratifica la orden ejecutiva del presidente Obama que da alivio temporal a una porción pequeña de los inmigrantes indocumentados bajo DACA y la versión extendida en el 2014 y DAPA, que protege a los padres indocumentados de hijos norteamericanos o residentes legales.

El mes pasado, una corte suprema dividida ideológicamente escuchó los argumentos a favor de la administración y los de 26 estados –entre ellos Arizona– que se oponen a estas regulaciones. Se espera que la corte dicte su fallo en este verano, quizá en junio. La ley puede mantenerse, destituirse o dejarla a la decisión del próximo presidente, que se elegirá en noviembre.

Sin importar cuál sea el fallo, Barraza dijo que su vida no cambiará. Seguirá intentando actuar y preocupándose por su mamá, quien es indocumentada y no cuenta con ninguna protección ante la deportación. Su papá vive en Nogales, Sonora, desde que fue deportado en octubre.

“Hacemos eso de la barda”, dijo, refiriéndose a cómo hacen ella y su papá para verse, con sus dedos tocando los de él y separados por el gran cerco de acero.

Barraza vive con su mamá en el sur de la ciudad.

“Mi mamá lucha cada día”, dijo Barraza. Algunos días, la señora gana algo de dinero limpiando casas. Pero otros días no.

“No sé cómo le hace cada día”.

Además de su trabajo en Borderlands, Barraza trabaja dos días a la semana como tutora en Sells, en la Nación Tohono O’odham. También sigue estudiando para obtener su certificado de asociada en Pima, con el objetivo de transferir sus estudios a la universidad para estudiar teatro.

Pero, una vez más, su estatus legal va a determinar si puede asistir o incluso si logra pagar por la universidad. Las universidades públicas de Arizona cobran cuotas de residentes estatales a los estudiantes de DACA, lo cual sigue siendo difícil para Barraza y otros soñadores de clase trabajadora.

Barraza, quien tenía un promedio casi perfecto en Desert View, hubiera sido elegible para una beca del Colegio Pima, pero no fue posible debido a su estatus legal. Aún así, reunió varios financiamientos disponibles para los estudiantes de DACA. Ha trabajado con Scholarships A-Z, un grupo estatal que apoya a los estudiantes de DACA con recursos e información y que organiza talleres de trabajo para estudiantes y maestros.

Es una lucha continua, dijo, el vivir bajo incertidumbre política y enfrentando constantes riesgos y el rechazo de una buena parte de la gente.

“Es deprimente. Es como vivir en una jaula”, dijo. “Tratas de alimentarte a ti mismo, pero hay gente que no quiere que comas”.

Pero Barraza será perseverante. Su intención es encontrar en la actuación el sustento para su vida.

Dijo: “Puedo usar el teatro como una forma de activismo”.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o a 573-4187.