Durante 15 años, los alumnos de preparatoria del sur de Arizona han estudiado, analizado y escrito una forma de poesía única de los habitantes de la frontera.
Son historias poéticas, muchas veces musicalizadas. Estas baladas narran la vida de miembros de sus familias y de eventos cotidianos y trascendentes. Algunas veces se tratan de caballos y héroes, o quizá de algún recuerdo.
Son corridos, y serán parte del Concurso de Preparatoria de Corridos Bilingües que se celebra cada año con el patrocinio del Centro de Poesía de la Universidad de Arizona.
En la próxima primavera, este concurso único en su tipo llegará a su fin. Pero no los corridos.
El Centro de Poesía anunció la semana pasada que creará un archivo en línea con los corridos de 15 años, incluyendo videos, los cuales serán utilizados por maestros y futuros escritores de corridos. Los archivos incluyen un video y el libro “Una década de jóvenes corridistas”, que será una colección de las letras de los corridos y su música de los primeros 10 años.
El centro hizo una revisión amplia del proyecto y de su alcance, y decidió retirarlo. Se reenfocarán en crear una conexión “más profunda y sustanciosa” con alumnos y maestros, dijo Tyler Meier, director ejecutivo del Centro.
“Habíamos agotado el curso con el modelo del corrido”, dijo.
Yo soy fan de los corridos y del concurso. Hace varios años fui parte del jurado y asistí a varias de las ceremonias de premiación. Aunque lamento que el concurso termine, es gratificante saber que el trabajo de los estudiantes estará disponible. La colección será una fuente invaluable para futuros estudios y para ser disfrutada.
A través de esta forma de arte, los estudiantes pueden expresarse, documentar su historia familiar y conectarse con una forma cultural que ha existido a lo largo de la frontera por más de 100 años.
Por estos lares del desierto Sonorense hay muchos corridos muy conocidos y que aún se escuchan. Dos de ellos sobresalen.
Uno es sobre un ingeniero de ferrocarriles, Jesús García, quien murió por salvar de la destrucción a Nacozari, Sonora, cuando condujo la “máquina 501”, el tren que se estaba incendiando y que cargaba dinamita, fuera del pueblo. El otro es el “Moro de Cumpas”, que dramáticamente narra la historia de una carrera de caballos muy esperada entre el Moro y el Relámpago, dos caballos de orgullo que se enfrentaron en la fronteriza Agua Prieta, del otro lado de Douglas.
Celestino Fernández, profesor de sociología de la Universidad de Arizona y autor de corridos, alabó el concurso.
“Fue crucial para entender los acontecimientos de la vida real, un buen medio para que los estudiantes analizaran los hechos y a la gente en sus vidas”, dijo. Agregó que el concurso tenía “un impacto favorable en la comunidad”.
Para algunos estudiantes, ese impacto fue directo.
En el año 2010 escribí sobre Julianna Echerivel Prieto, cuyo corrido del 2003, “El Rancho de Los Pinos”, un poema sobre las reuniones familiares idílicas en el rancho de la familia, ganó el primer lugar.
Hablé con Prieto, quien asistió a Sunnyside High School, poco después de que obtuviera su grado de maestría en Organización Política y Liderazgo de la Universidad de Stanford. Dijo que haber escrito aquel corrido y ganado el concurso la llenó de confianza y la introdujo a la vida universitaria y a sus mentores.
Luego estaba Araceli Valenzuela, quien en el 2010, siendo alumna de Pueblo Magnet High School, escribió un corrido ganador que trataba sobre su abuelo Alfredo Valenzuela, quien fuera por mucho tiempo el instructor de mariachi en Davis Bilingual Elementary Magnet School.
Fernández, quien ha realizado concursos de corridos para el festival anual Tucson Meet Yourself, llama al corrido una “forma viable”.
“De que los jóvenes participen y se conecten con la universidad, todo eso tiene un gran impacto”, dijo.
Pero ningún evento es para siempre, añadió.
Renee Angle, coordinador de Programas Educativos del Centro, dijo que el final es agridulce. Pero se siente alentada por el futuro del archivo de corridos y por un nuevo esfuerzo para unir a los estudiantes y a los maestros con la poesía.
El Centro establecerá un programa de residencia de escritura creativa para promover la literatura multilingüe y conectar a poetas y escritores de diversos idiomas y formatos con alumnos y maestros, dijo Angle.
Suena prometedor. Pero la promesa consiste en que los corridos seguirán vivos.