Kenyon Gee todavía no nacía cuando su abuelo, Gee Poy Lim, compró una tienda en South Sixth Avenue. El viejo Gee mantuvo el nombre de la tienda: T&T Market.

El 31 de julio, Kenyon y Terry Gee, copropietarios de la tienda, la cerraron, poniendo fin a casi 75 años de propiedad familiar esa tienda vicinal en Sur Tucsón. Este cierre marca el final de tres generaciones de la familia Gee como propietarios y administradores de la pequeña tienda en 2048 S. Sixth Avenue.

Pero más allá de la familia Gee, este cierre marca otro pasaje de nuestro rico tejido cultural, en el que las tiendas propiedad de familias chinas surtían a los barrios del sur, el oeste y el centro de Tucsón. En estas tiendas confluían y se conectaban tucsonenses de muy diversos orígenes étnicos, creando una imagen indeleble.

“Nuestras identidades se envolvían en la tienda”, dijo Terry Gee, quien nació en Sacramento de padres chinos y vino a Tucsón después de terminar la universidad, hace 26 años, para manejar la tienda junto con Kenyon.

Es un cierre muy sensible para la familia Gee, cuya narrativa es muy similar a la de muchas familias chinas de Tucsón. Los hombres y mujeres inmigrantes aprendieron inglés y español, enfrentaron barreras culturales y raciales, trabajaban durante largas y duras horas, crearon relaciones con sus clientes y vieron a sus hijos ir a la universidad para forjar nuevas carreras.

Ese es el legado de las familias de comerciantes chinos, dijo Kenyon Gee.

“Nuestros padres sacrificaron mucho para que sus hijos tuvieran una vida mejor”, dijo.

El padre y el abuelo de Kenyon nacieron en China. Cuando su papá, Keen Suey Gee tenía 6 años de edad, él y su mamá vinieron a Tucsón para reunirse con el abuelo de Kenyon. Otros hombres chinos vinieron de California, donde trabajaron en campamentos y pueblos mineros, o de México hasta que fueron expulsados durante la Revolución Mexicana de 1910. La mayoría de esos hombres después trajeron a sus esposas e hijos.

En Tucsón, muchas de esas familias abrieron mercados en las esquinas, ampliamente segregados a los barrios y vecindarios que estaban reservados para los mexicanos, los yaquis, los tohono o’odham y los afroamericanos. Cuando el abuelo de Kenyon compró la tienda a sus propietarios, su familia le dijo que era una locura comprar un edificio viejo, dijo Kenyon.

Pero ese edificio viejo se convirtió en el de la familia Gee extendida, incluyendo a tíos, tías y primos, algunos de los cuales vivían detrás de la tienda.

“Recuerdo estar jugando con mis primos, trepando por las cajas de cerveza”, dijo Kenyon. “La pasamos muy bien ahí”.

Mientras los niños jugaban, los adultos trabajaban. El papá de Kenyon tomó el control a principios de los 70’s y después lo tomaron Kenyon y Terry.

“Me encantan las tiendas atendidas por parejas, pero son difíciles”, dijo Terry, agregando que ella y Kenyon invirtieron largas horas en mantener la tienda abierta. Al final, sólo Kenyon y Terry trabajaban en la tienda, mientras más y más de sus clientes se iban a las grandes cadenas comerciales.

El principio del fin empezó con la recesión económica del 2008, cuando los clientes de Gee, gente de clase trabajadora, perdieron sus empleos. El declive se aceleró en el 2010, cuando Arizona aprobó la SB1070 en contra de los inmigrantes indocumentados.

Mucha gente se fue de aquí, a pesar de que la misma ley fue después mutilada al ser considerada inconstitucional por un juez federal en Phoenix.

“Teníamos una relación muy cercana con nuestros clientes”, dijo Terry. Tan cercana, que hace poco ella y Kenyon asistieron a los servicios fúnebres de un viejo cliente que falleció. No era poco común para Kenyon y Terry el llevar víveres a domicilio a clientes que ya no podían ir a la tienda.

Cuando llegó el momento de cerrar la entrada principal para siempre, los clientes fueron a despedirse, y a hacer una última compra. Un hombre compró toda la bolonia que quedaba, otro compró una máquina para hacer raspados y otro se llevó un congelador para refrescos. Ahora los clientes fieles tendran que buscar donde comprar chorizo, menudo y masa para los tamales.

Los ojos de Terry se llenan con lágrimas. Kenyon está callado.

Hablar de la historia familia, los valores y contribuciones en nombre de T&T Market es difícil.

Las familias chinas propietarias de tiendas que quedan en Tucsón se pueden contar con los dedos de una mano.

“Los tiempos están difíciles”, dijo Mike Mar, dueño de United Market, a cuatro cuadras de T&T Market. Como Kenyon Gee, Mar pertenece a la tercera generación de su familia que ha sido propietaria de la tienda de abarrotes. Su abuelo y su papá abrieron el United Market original en otra cuadra de South Sixth Avenue.

“He estado haciendo esto desde que tenía 11 o 12 años”, dijo Mar.

El legado e los Gee, los Mar, los Gin, los Lee y todas las demás familias es que enriquecieron la cultura tucsonense, dijo Robin Blackwood, del Centro Cultural Chino de Tucsón, el cual ha documentado las historias de las familias y los mercados.

Sus historias tienen que mantenerse vivas, dijo.

“Si nos esmeramos y trabajamos duro, podemos mantener la historia y el legado de esas familias”, dijo Blackwood.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.