A.E. Araiza / La Estrella de Tucsón

Robert Valencia, presidente presidente de la tribu Pascua Yaqui, con la bandera yaqui en una foto de archivo, del 21 de mayo de 2004.

Parecía como, haciendo un paralelismo con el basquetbol, una súper clavada. Una anotación fácil para la mesa directiva del Distrito Escolar Unificado de Tucsón (TUSD).

En su reunión del 12 de marzo, la integrante de la directiva Adelita Grijalva propuso poner las banderas de las naciones Tohono O’odham y Pascua Yaqui en las salas de reuniones de la mesa directiva.

Sería un símbolo de respeto para los nativoamericanos y un reconocimiento al hecho de que vivimos en tierras indígenas.

Hubo apoyo público a la propuesta durante la reunión, la cual vi en un video del distrito.

Adriana Ortiz, estudiante yaqui de 10mo grado en Tucson Magnet High School, pidió a la directiva adoptar la propuesta de Grijalva. Dijo que es importante para los estudiantes nativoamericanos, quienes verían las banderas como señal de conocimiento, a diferencia de los libros de texto que se utilizan en clases y que enseñan de forma inadecuada la historia y cultura de los nativoamericanos.

“No estoy aprendiendo sobre mis ancestros, quienes fueron estupendos guerrero”, dijo.

Pero lo que debió haber sido una votación unánime terminó siendo una acalorada discusión, destacada por el único voto en oposición a la propuesta, emitido por el presidente de la mesa directiva, Mark Stegeman.

¿Por qué? Por el tamaño de las banderas.

Las banderas de Tohono O’odham y Pascua Yaqui serían comparables y “del mismo tamaño” que las de Arizona y Estados Unidos, dijo Stegeman durante la discusión previa a la votación. Permitir esas dos banderas, agregó, “levantaría ciertas preguntas en algunos sectores”.

¿Algunos sectores? Dudo que el presidente Trump lo notara siquiera. Se ha metido en suficientes problemas que atender.

Incluso Rachel Sedgwick, miembro de la mesa directiva y quien expresó simpatía por la postura de Stegeman, votó por la propuesta de Grijalva.

Sí, hay un código para la bandera de Estados Unidos que estipula que las banderas que no sean de Estados Unidos se deben colocar a un lado de la bandera nacional. Pero aquí no había el intento ni discusión de violar la regulación.

La propuesta era simple y no intrusiva: permitir que las banderas de las dos principales tribus nativoamericanas del sur de Arizona estén en la sala de reuniones de la mesa directiva. Es un simple acto de reconocimiento de la presencia histórica de los nativoamericanos.

Grijalva destacó que la Mesa de Supervisores del Condado Pima votó recientemente por incluir esas dos banderas en su sala de reuniones.

De hecho, la directiva del condado votó 5-0 a principios de este año para colocar dos banderas pequeñas nativoamericanas en la sala directiva, y están colocadas de forma apropiada según la regla. Lo mismo sucederá en el TUSD.

El superintendente Gabriel Trujillo dijo sobre las dos tribus: “El impacto y la influencia que han tenido en este distrito en los 150 años de su historia ha sido significativo académica, artística y culturalmente”.

Stegeman no cedió. Basó su oposición a las banderas nativoamericanas en su insistencia de que “no es un asunto educativo”.

Dijo que la cuestión educacional sobre los nativoamericanos, en el tiempo que él ha estado en la directiva, ha sido “lo inadecuado de los servicios educativos para las naciones tribales. Eso para mí es un tema educacional importante”. También dijo que es “importante reconocer a ambas naciones”.

Para pulir sus credenciales, Stegeman, profesor asociado de Economía en la Universidad de Arizona, dijo que ha apoyado los servicios educativos para los estudiantes nativoamericanos, que en el distrito suman unos dos mil. Esto vino de un integrante de la mesa directiva que no ha ondeado la bandera de los estudios culturalmente relevantes en el TUSD ni ha liderado públicamente iniciativas para mejorar los servicios educativos para estudiantes nativoamericanos.

Y nomás para asegurarse que nadie lo critique por su postura, dijo, “no pretendo faltar al respeto”.

Pero por supuesto que sonó irrespetuoso.

Sí, esta cuestión es pequeña comparada con los grandes retos que enfrenta TUSD. Para algunas personas, no tiene la menor importancia si las banderas se colocan. Y, efectivamente, habrá algunas personas en “algunos sectores” que manifestarán su oposición.

Pero para los jóvenes nativoamericanos que luchan por la identidad y contra la exclusión, colocar las banderas es algo más que simbólico.

“Se trata de ser inclusivos”, dijo Lourdes Guedes Pereira, estudiante de 12avo grado en Pueblo Magnet High School. “La educación es importante para todos nosotros, por eso estamos aquí”.

Si no fuera por los programas culturalmente relevantes, “muchos de nosotros no estaríamos hoy aquí”.


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Ernesto “Neto” Portillo es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.

Traducido por Liliana López Ruelas.