En el actual mercado de la animación, resulta complicado competir al tú por tú con la mancuerna Disney/Pixar, quienes suelen llevarse bolsas millonarias con cada uno de sus estrenos. Pero la audiencia familiar es tan noble que da para que otras compañías (Dreamworks, Blue Sky Studios, Illumination Entertainment, entre otras decenas más) le arañen lo que puedan a las taquillas mundiales.

En el caso particular de Sony Pictures Animation se puede decir que, hasta el momento, su historia no ha sido tan afortunada que digamos, colocando producciones medianas en las salas de cine que, sin ser ninguna de ellas joyitas del género, han sabido encontrar a su audiencia.

Cintas como The Smurfs (con tres entregas), Open Season (con 4), Cloudy with a Chance of Meatballs (con dos) y algunos casos realmente desafortunados como Peter Rabbit y The Emoji Movie, son las banderas de batalla con las que esta compañía ha intentado competir.

Finalmente, con Hotel Transylvania 1 y 2, la poderosa Sony ha conseguido tocar apenas un cachito del cielo que le pertenece, casi en su totalidad, a la aún más poderosa empresa que diera vida al célebre Mickey Mouse.

En la primera entrega de esta saga conocimos el lado humano del famoso y dizque aterrador Drácula (voz de Adam Sandler), quien administra el tenebroso Hotel Transylvania, el cual suele dar hospedaje a los monstruos más famosos de la historia.

Fue precisamente en este capítulo donde el lúgubre personaje tuvo que aceptar, muy a su pesar, que su hija Mavis (voz de Selena Gomez) no era ya una niña y adaptarse al romance que ésta y un recién llegado, el humano Jonathan (Andy Samberg), experimentaron desde que se conocieron.

En la segunda parte, Dracula era ya un feliz y orgulloso abuelo. Eso sí, aunque frente a su hija aceptaba amar a su nieto tal y como era, se pasó toda la cinta intentando extraer al monstruo que el pequeño tenía en su interior.

En Hotel Transylvania 3: Summer Vacation (2018), Mavis decide sacar a su padre de su aislamiento y hacerlo descansar de su rol acostumbrado, es decir, en vez de atender huéspedes en su hotel, disfrutar él mismo de ser atendido en un lujoso crucero especializado en entretener monstruos como él.

Obviamente, junto a él se agrega todo el séquito de monstruos ilusionados por salir a conocer el mundo y disfrutar de unas merecidas vacaciones.

La historia da un giro total cuando Drácula (Sandler) conoce a la seductora Ericka (Kathryn Hahn) quien, además de todo, es nada más y nada menos que la capitana del barco.

La situación invertirá la premisa de la primera entrega, es decir, será ahora la propia Mavis (Gomez) quien se convertirá en la hija sobreprotectora y celosa con respecto al interés romántico de su padre, haciendo todo lo posible para que éste y la enigmática mujer no tengan oportunidad de iniciar una relación romántica.

Lo que ninguno de ellos sabe es el secreto que esta extraña mujer mantiene oculto: resulta que la tal Ericka es descendiente del mismísimo Abraham Van Helsing, el enemigo eterno de Drácula y el resto de sus amigos monstruos.

Sobresalen dos cosas: que Genndy Tartakovsky regrese como director (la trilogía completa ha sido dirigida por él) y su gran elenco: Mel Brooks (Vlad), Fran Drescher (Eunice), Steve Buscemi (Wayne), David Spade (Griffin), Kevin James (Frank), Chris Parnell (Stan) y hasta el mexicano Jaime Camil dando vida al Chupacabras.

Hasta la próxima.


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