Gabriella Cázares-Kelly rebosaba de orgullo y alegría al ver a sus sobrinas, a través de Zoom, realizar un baile social tradicional de los Tohono O’odham durante su ceremonia de juramento el miércoles.
Fue una noche de grandes emociones para Cázares-Kelly, ya que sus amigos, familiares y partidarios celebraron el arduo trabajo de su campaña, que culminó con su histórica victoria.
Cázares-Kelly asumió el cargo el lunes 4 de enero como la primera nativoamericana elegida para servir como registradora del Condado Pima.
Se secó las lágrimas mientras Michael Enis cantaba la canción Pisin Mo’o (o Pisinimo en inglés), del distrito de Tohono O’odham donde se crio.
Trataba de contener las lágrimas, a veces sin éxito, mientras sus amigos y partidarios le decían lo orgullosos que estaban de ella.
También lloró mientras agradecía a sus seguidores, amigos, familiares y su comunidad por elegirla para el cargo y creer en ella durante su campaña.
“Todos ustedes ahora son mi comunidad”, dijo. “Lo que compartimos juntos es el amor a la comunidad y la creencia de que podemos lograr un cambio positivo”.
Fue evidente a lo largo de la celebración y durante toda la campaña de Cázares-Kelly que su victoria fue una victoria colectiva no solo para los Tohono O’odham sino para varias comunidades que históricamente han estado subrepresentadas y han enfrentado barreras mientras intentan participar en el proceso democrático.
“Continuaremos amando a nuestra comunidad y brindaremos mucho más acceso y visibilidad, porque todavía estamos aquí y estamos haciendo grandes cosas”.
‘sentido del deber’
Cuando Cázares-Kelly escuchó que F. Ann Rodríguez se jubilaba como registradora del condado, se preguntó quién la reemplazaría. Recuerda haber pensado que tendría que enseñarle a la nueva persona sobre las barreras que encuentra al registrar votantes en la Nación Tohono O’odham.
Luego se dio cuenta de que no tendría que esperar que la siguiente persona en la oficina se preocupara por estos problemas si ella se postulaba para el puesto.
“Para mí, fue más un sentido del deber que una idea de oportunidad”, dijo. “Para mí, realmente estaba viendo estas barreras sistémicas que impiden que la gente participe y luego, al mismo tiempo, la apuntan con el dedo diciéndole ‘no estás participando’”.
Afirma que esas barreras deben abordarse y priorizarse para que más personas voten.
“Estoy segura de que puedo hacer las cosas de manera diferente, pero no sé si alguien más estaría dispuesto a priorizar o preocuparse por estos temas”, dice.
Las publicaciones en las redes sociales con fotos durante la campaña de Cázares-Kelly incluyeron descripciones de imágenes para ayudar a las personas con discapacidad visual. Su inauguración y los eventos a lo largo de su campaña incluyeron intérpretes de lenguaje de señas y la capacidad de usar subtítulos para aquellos que pueden tener problemas de audición o son sordos.
Su campaña también se centró en varias comunidades que enfrentan barreras para votar y problemas de accesibilidad: comunidades rurales, comunidades tribales, votantes discapacitados, personas anteriormente encarceladas.
“Todas esas cosas son importantes para mí, porque vengo de comunidades que son el blanco de estos problemas”, dijo. “Y esa representación para mí son mis amigos y mis primos y ex colegas y mis ex alumnos. Eso es parte de mi comunidad y de mi día a día”.
Cázares-Kelly exhibirá las banderas de la tribu Pascua Yaqui y la Nación Tohono O’odham en la oficina del registrador para reconocer la soberanía de las dos naciones tribales en el Condado Pima.
“Estoy emocionada de ver estas conversaciones tan esperadas entre las entidades soberanas y el público en general sobre cómo obtener y proporcionar información sobre los votantes al público y ver que se use de manera más accesible”, dijo April Ignacio, amigo de toda la vida de Cázares-Kelly.
‘Mujer indígena pasando’
Cuando Cázares-Kelly comenzó a hacer campaña, la gente le dijo que tendría que ser menos indígena para no alienar a los votantes blancos, dice.
Ella se congeló cuando escuchó este consejo. Se sentía vulnerable, porque hacer una campaña significa pedir a todos su apoyo, su voto, sus donaciones.
Su interés en postularse para la oficina de la registradora provino de su trabajo en el registro de votantes de Tohono O’odham y al darse cuenta de las barreras que enfrentan. No podía separar ambas cosas.
En un entrenamiento de campaña al que asistió en Phoenix, Aimee Allison, fundadora de She the People, subió al escenario y le dijo a la audiencia que ignorara a cualquiera que les dijera que fueran menos ellos mismos.
Ese era el mensaje que Cázares-Kelly necesitaba escuchar para avanzar con confianza y sin pedir disculpas por ser orgullosamente indígena a lo largo de su campaña, dijo.
“No pedí que la gente votara por mí porque soy nativoamericana”, dice. “Pedí que la gente votara por mí porque soy educada, tengo experiencia, soy apasionada, soy creativa, todas las cosas que hacen buenos líderes, tengo todas esas cualidades”.
Cázares-Kelly tiene una licenciatura en educación secundaria en inglés y una maestría en liderazgo educativo. Ha trabajado en instituciones tribales durante 14 años, en educación superior y en la escuela preparatoria, más recientemente como consejera de preparación universitaria y profesional.
Es presidenta de los Demócratas Progresistas del Sur de Arizona, vicepresidenta del Caucus de Nativoamericanos del Partido Demócrata de Arizona y miembro del Comité de Precinto del Distrito Legislativo 9.
El hecho de que sea nativomericana es la “cereza del pastel”, dijo.
Durante un viaje de cabildeo en DC en octubre de 2019, meses antes de que anunciara su candidatura, Cázares-Kelly y otros nueve miembros de Indivisible Tohono estaban tomando un descanso del cabildeo y se subieron a patinetas eléctricas.
Un video de Cázares-Kelly se volvió viral, mientras luchaba por controlar la patineta y advertía a la gente frente a ella: “¡Una mujer indígena está pasando!”
Era algo que había estado diciendo como broma durante todo el viaje, ya que la gente a veces se les quedaba viendo por su ropa tradicional nativa.
Esa advertencia se convirtió en un mantra para la campaña Cázares-Kelly.
Una mujer indígena se postulaba para un escaño en el condado, ya fuera que la gente estuviera lista o no.
Se preguntó si el uso del video para su campaña alineará a la gente, hasta que escuchó el consejo de Allison.
“No quiero ganar esto con falsos pretextos”, dijo que se dio cuenta. “Quiero ganar esto siendo yo misma y estando orgullosa de quién soy, de dónde vengo y del trabajo que he hecho en el pasado”.
‘Mi existencia es política’
Cázares-Kelly creció en una casa en un camino de tierra a unas 100 millas al oeste de Tucsón.
“Es muy hermoso”, dice de Pisinemo. “Hay muchos caminos de tierra y puedes ver montañas y cactus”.
Allí, leía debajo de un gran árbol frente a la casa de su infancia y ayudaba a su difunta abuela Catalina Josemaría con trabajos en su casa, que estaba al lado de la de Cázares-Kelly.
“Yo era la pequeña ayudante de mi abuela”, dice. “Cada vez que me bajaba del camión escolar, era ahí a donde iba inmediatamente”.
No entendía muy bien la importancia en ese momento, pero la joven Cázares-Kelly veía cómo su abuela hablaba de política en O’odham con visitantes.
Llevaba a su abuela a votar, una ocasión para la que se vestía su abuela especialmente. Cuando llegaban a casa, su abuela agregaba su calcomanía de “Yo voté” en un panel de madera en una pared detrás de su cama donde las coleccionaba.
A su abuela, nacida en 1918, no se le permitió votar hasta 1948 y aún se enfrentó a varias barreras antes de poder votar una vez aprobada la Ley de Derechos Electorales de 1965. Hablaba O’odham, y muy poco español y menos inglés, pero no tuvo derecho a un traductor hasta 1975.
“No todo es igual todavía”, dice Cázares-Kelly. “Todavía estamos trabajando en contra de eso. Estamos trabajando contra gran parte de esas barreras históricas sistémicas que han existido y continúan existiendo y que nos impiden participar a todos”.
Para Cázares-Kelly, esa pelea comenzó cuando ella era educadora y decidió ayudar a los estudiantes universitarios a registrarse para votar. Pensó que le tomaría un par de días, pero se encontró haciendo el trabajo durante semanas y teniendo que llamar a la oficina de la registradora para obtener respuestas a las preguntas de los estudiantes, porque la información para ellos no siempre era accesible, dijo.
Pero Cázares-Kelly también le recuerda a la gente que fue política desde el momento en que nació, por quién es.
“Cuando la gente me pregunta cuánto tiempo he estado involucrada en política: crecí en una reserva, soy nativoamericana”, dice. “Toda mi existencia es política”.
Infiltrando espacios políticos
Indivisible Tohono, que Cázares-Kelly cofundó en el Condado Pima, es uno de varios grupos Indivisibles en todo el país nacidos en la resistencia a las políticas de Trump.
En la Nación Tohono O’odham, la victoria de Trump creó un temor visible cuando las conversaciones sobre un muro fronterizo se convirtieron en parte de la conversación política principal, dice Cázares-Kelly.
Si el gobierno federal construía un muro a lo largo del límite de la reserva con México, separaría a los residentes de Tohono O’odham en Arizona de los de Sonora, atravesando su patria tradicional.
Los miembros de Indivisile Tohono comenzaron a organizar foros educativos y a enseñar a las personas cómo comunicarse con sus senadores y representantes. También comenzaron a aparecer en espacios políticos, para resaltar algunas de las barreras que enfrentan sus comunidades rurales.
A través de ese trabajo, los miembros del grupo frecuentemente se encontraban en espacios, como el gobierno local y las reuniones de los comités, donde no se sentían bienvenidos, dijo Cázares-Kelly. La gente solía decirle que nunca antes había conocido a un nativoamericano.
El miércoles 30 de diciembre por la noche, Ignacio leyó un pasaje del libro “Custer murió por tus pecados: un manifiesto indio”, de Vine Deloria Jr.
“Hace años, las iglesias, los antropólogos y los burócratas descubrieron que era una buena idea que los indígenas asistieran a una reunión sobre problemas indígenas. Se veía mejor. ... En cuanto a los indios, mientras fueron invitados a las conferencias, solo estaban ahí para estar de acuerdo con los procedimientos o para realzar la reputación del hombre blanco como el que sabía lo que era mejor para las tribus”, leyó.
Era el libro que ese miércoles sostenía el esposo de Cázares-Kelly, Ryan Kelly, cuando ella colocó su mano izquierda sobre la carátula, levantó la mano derecha y tomó posesión del cargo, con sus dos hijos parados detrás de ella.
Indivisible Tohono aprecia el legado de Deloria, dijo Ignacio.
“Queríamos asegurarnos de reconocerlo a él y a su trabajo y la relación que tenía con Tucsón, la relación que tenía con la tierra O’odham”, dijo. “Así que fue obvio que utilizaríamos el Manifiesto del Indio”.
Deloria fue profesor de ciencias políticas en la Universidad de Arizona de 1978 a 1990 y más tarde también enseñó en la Facultad de Derecho de la UA. Jugó un papel decisivo en el establecimiento en la UA del primer programa de maestría en Estudios Amerindios en Estados Unidos. Murió en 2005.
Cázares-Kelly acredita en gran medida el apoyo de sus colegas en Indivisible Tohono por su victoria.
Ignacio, cofundador de Indivisible Tohono, dijo que el logro de su amiga es inspirador, porque se centra en la comunidad.
“Creo que por primera vez nos sentimos vistos a través de esta victoria”, dice. “En gran parte porque se centró en los problemas de los nativos y los problemas rurales, y ganamos. Es algo muy importante para nosotros”.