Para La Estrella de Tucsón

Si se la pasa rascándole a Netflix y nada más no encuentra nada que le llame la atención, le voy a ahorrar el trabajo: busque el título “Los Tigres del Norte at Folsom Prison” (Tom Donahue, 2018); ya verá que se llevará una agradable sorpresa.

En este documental descubrirá una cara diferente del legendario quinteto fundado en 1968 en San José, California, y cuyas canciones han servido de música de fondo para las vivencias de los mexicanos que tuvieron que salir de su país para buscar una oportunidad en el Norte.

“Nosotros somos Los Tigres del Norte. Hemos venido a la prisión de Folson a estar con los que se perdieron en el camino y han sido olvidados. Venimos a traerles nuestra música a sus vidas”, se escucha casi al inicio del documental, cuando el quinteto hace su primera aparición.

A partir de ese momento comienza a desarrollarse un documental bien realizado, en donde conoceremos las historias de varios prisioneros, sus errores, su arrepentimiento y la añoranza por la libertad y la familia; todo lo anterior mientras la popular banda ejecuta sus canciones en vivo.

El documental se dividió en dos partes: un concierto para la población masculina y otro para la femenina, y en cada una tanto las historias que narran las canciones de Los Tigres del Norte como las que cuenta la población de reos comienzan a llenar la pantalla de momentos bastante entretenidos y conmovedores.

HISTORIAS DE TRAGEDIA Y ESPERANZA

Momentos estelares, hay varios. Pero, sin duda, los principales son los relatos duros y tristes de los internos de la prisión que muestran las historias trágicas de estos hombres y mujeres que, en algún momento de sus vidas, cometieron un error terrible del que no hubo marcha atrás.

Durante el documental, varios reclusos y reclusas describen la música del grupo como un impulso importante para sus vidas, todo gracias a las letras de sus populares canciones, las cuales, según palabras de los entrevistados, dejan mensajes optimistas sobre el futuro y las batallas que tiene que librar el migrante.

“¡La puerta negra”!, “¡Golpes en el corazón!”, “¡La de Camelia la texana!”, “¡Ni parientes somos!”, “¡Pedro y Pablo!”, “¡Jefe de Jefes…!”, pedían a gritos los asistentes, y la banda les dio gusto en varias ocasiones. Incluso, un recluso tuvo el privilegio de subirse a tocar el acordeón junto a ellos.

Hay que decir que la cinta tiene el acierto de mostrar a los artistas en una faceta más humana, mostrando una sencillez que justifica el afecto que por ellos sienten sus seguidores.

En una entrevista reciente con The Associated Press, Jorge Hernández, el ´lider de la banda, dijo: “Son sentimientos muy encontrados. Entras ahí y pues es otra forma de cómo ver la vida. Desde que entras todo está marginado, ellos no se pueden acercar a ti si no tienen permiso... Se siente como una distancia de dos mundos entre dos personas”.

Quizá el momento más significativo se da cuando un grupo de hombres que abrazan a los integrantes del quinteto asegura que no les parece estar al lado de los famosos Tigres del Norte, sino junto a unos tíos o parientes suyos.


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José María “Chema” Rodríguez es crítico de cine y tv radicado en Guadalajara, Jalisco, México. Contáctalo en chema16sep@hotmail.com.