Aunque nunca lo ha admitido en las entrevistas que le han hecho sobre el asunto, para su servidor es obvio que la estadounidense Suzanne Collins escribió el primer tomo de The Hunger Games (publicado en 2008) teniendo en mente la novela japonesa Batoru Rowajaru, publicada por Koushun Takami en 1999, o incluso su adaptación cinematográfica, también nipona, titulada “Battle Royale” (Kinji Fukasaku, 2000).

En lugar de eso, la autora ha insistido en su romántica versión de haber sido inspirada por la simple programación de su televisión por cable.

Cuenta que cierta tarde, mientras jugaba con su control remoto, se topó con dos programas: un reality show de competencias y un documental sobre la guerra; eso más su admiración por la mitología griega (las doncellas que reclamaba el Minotauro, por ejemplo) fueron los elementos que le ayudaron a crear su popular obra.

Es cierto que en su segundo y tercer libros (Catching Fire y Mockingjay) Collins le dio un rumbo propio a la saga, pero eso no justifica la omisión (recalco que esa es mi opinión), sobre todo porque resulta obvio para cualquiera que su primer tomo no es otra cosa que una reproducción occidental de la trama de las mencionadas novela y cinta japonesas.

Finalmente, lo que nos ocupa en este espacio es hablar de “Mockingjay- Part II” (Francis Lawrence, 2015), el tan esperado desenlace de The Hunger Games, esa serie tan amada por los fans que, dicho sea de paso, ha resultado la menos peor de toda la carretada de sagas adolescentes (Twilight, Divergent, The Mortal Instruments, Maze Runner, 50 Shadows of Grey…) que han hecho clientes a los pobres púberes del mundo.

Para comentar está el hecho de que Mockingjay, el tercer y último tomo de la serie de novelas, requirió de dos adaptaciones cinematográficas (como ocurrió con Harry Potter y Twilight) para contarse, con lo cual se aseguró, también, de hacer doblete en las ganancias del cierre.

Con respecto a la trama, recordemos que en la cinta anterior Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) había conseguido no sólo destruir definitivamente a los populares juegos, sino convertirse también en el símbolo nacional de la rebelión en contra de Panem y su cruel autoritarismo.

En Mockingjay-Part II, la guerra en el país se esparce cada vez más, pero también lo hace la destrucción de otros distritos a manos de las fuerzas del poderoso Capitolio. Katniss entiende que, para que el pueblo pueda sobrevivir, debe darse una respuesta rápida y organizada, así que dedica sus esfuerzos a inspirar a sus conciudadanos a unirse, formar un ejército común y dirigir su energía en contra del Capitolio, para derrumbar de una vez por todas al gobierno que preside el malvado President Snow (Donald Sutherland).

No faltarán los que salgan de la sala con lágrimas en los ojos al despedirse de sus amados personajes, los que protesten o celebren el fin que tenga el triángulo amoroso conformado por Katniss, Peeta y Gale o los que reclamen las omisiones o incluso cambios que sufra la trama; para ellos unas palabras: siempre habrá otra saga a la cual aferrarse luego.

Repiten sus roles Josh Hutcherson como Peeta Mellark, así como Liam Hemsworth (Gale), Woody Harrelson (Haymitch), Julianne Moore (President Alma Coin) y el extrañado Philip Seymour Hoffman en el papel de Plutarch Heavensbee.


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