Durante varias generaciones, la familia de Olivia Gallego ha orado en la Misión San Xavier del Bac. Existe otra conexión: un tío abuelo suyo fue uno de los arquitectos que trabajó en el proyecto de restauración hace 60 años.
La misión es algo personal para ella. Y quiere que los demás conozcan la historia de San Xavier.
Desde marzo, Gallego, maestra jubilada del Distrito Escolar Unificado de Tucsón, ha sido docente voluntaria, dando tours a los visitantes de la misión, considerada como el mejor ejemplo en el país de la arquitectura barroca mexicana.
“Tengo un compromiso y amor por San Xavier y por San Francisco Xavier”, dijo del santo que da nombre a la misión.
El programa docente lleva cinco años y actualmente cuenta con 57 voluntarios activos, dijo Tom Herrick, docente y director de capacitación. El programa docente se desprende del Patronato San Xavier, la organización sin fines de lucro de 38 años de antigüedad que patrocina proyectos de restauración y preservación para esta iglesia con más de 200 años.
Herrick, quien antes de jubilarse era constructor, llama a los docentes “los misioneros de la misión”.
Los docentes son una mezcla de personas originarias de Tucsón, otras que se han instalado aquí y visitantes de invierno. La capacitación consiste en nueve clases semanales, en las que acompañan a los docentes activos mientras dan un tour y leen materiales de entrenamiento, entre ellos “San Xavier del Bac – Portrait of a Desert Church” (San Xavier del Bac – Retrato de una Iglesia en el Desierto), del ya fallecido Bernard “Bunny Fontana”, destacado antropólogo y experto de la misión.
El programa empezó con 15 personas. En poco tiempo, los recorridos guiados han crecido consistentemente. El año pasado, los docentes condujeron mil 900 tours para 26 mil personas, dijo Herrick.
En octubre, el Patronato sostendrá un programa y una reunión informativa de capacitación para reclutar a nuevos voluntarios. Para ellos no hay más requisitos que disponibilidad de tiempo y compromiso. El programa está especialmente interesado en atraer docentes bilingües.
La misión es una iglesia activa y un museo de arte y estatuas que incluye más de 170 imágenes de ángeles. Fue establecida por el misionario y explorador jesuita Eusebio Francisco Kino en 1692, cuando visitaba Wa:k, el poblado O’odham. Pero la iglesia católica actual fue iniciada por los misionarios franciscanos en 1783 y terminada en 1797. Una primera iglesia se construyó en 1757.
Martín DeSoto, tucsonense de octava generación, docente y miembro de la mesa directiva del Patronato, dijo que sus compañeros voluntarios son vitales para la misión.
Cuando los visitantes llegan y toman un tour, los docentes son los rostros de la misión, así como los feligreses que realizan culto a diario.
Él también siente una conexión muy cercana con la misión. Sus ancestros son parte de su historia.
“A veces es algo muy emocional”, dice sobre los recorridos que él dirige. “Yo lo hago del corazón”.
Igual que Gallego, mi cuñada Obdulia González tiene una relación de toda la vida con la Misión San Xavier en la reserva Tohono O’odham, al sur de la ciudad.
Su padre fue un devoto de San Francisco Xavier y la familia de su mejor amigo vivía en la reserva, dijo González, quien es maestra y bibliotecaria jubilada.
Su papá hizo peregrinaciones a Magdalena de Kino, Sonora (donde está sepultado Kino y hay otro sitio religioso dedicado a San Francisco Xavier), y después a la Misión San Xavier, dijo.
González y Gallego, quienes lideran el esfuerzo de reclutamiento de nuevos docentes, dijeron que aunque estaban familiarizados con la misión, el ser docentes les permitió aprender mucho más.
“Mis ojos se abrieron a un mundo nuevo”, dijo Gallego, cuyo tío abuelo Eleazar Herreras, destacado arquitecto de Tucsón antes y después de la Segunda Guerra Mundial, fue el especialista en la restauración de la misión en 1954.
González y Gallego dijeron que como docentes, además de informar a los visitantes, ya sean de Tucsón o de fuera, su objetivo es preservar la historia y las historias de la misión.
Gallego dijo: “Como gente de aquí y enamorada de San Xavier, es nuestra responsabilidad”.