Por Gloria Knott

Especial para La Estrella de Tucsón

Crossroads Restaurant ha satisfecho el apetito de los tucsonenses por más de 81 años.

El restaurante propiedad de una familia abrió en 1936. En ese tiempo era solamente un puesto de hamburguesas y hot dogs. Con el tiempo se convirtió en un restaurante con servicio a bordo (drive-in), algo único en ese tiempo, antes de que los lugares de comida rápida se vieran en cada esquina.

Aunque el drive-in ya no es tan popular como lo fue en su tiempo, Crossroads aún lo ofrece, básicamente como una forma de consentir a sus clientes de toda la vida que siguen pidiendo las fajitas de carne en la comodidad de sus piyamas.

Los dueños actuales son Roberto González y su esposa, Aracely. Antes de que Roberto se convirtiera en el propietario, su padre y su tío lo era; ellos se lo compraron a los dueños originales en 1979. Roberto y Aracely lo tienen desde el 2001.

“Siempre ha estado en la familia”, dice Roberto. “Yo no quería que saliera de la familia”.

Para finales de los años ochenta, el restaurante empezó a expandir el comedor para volverse más un lugar para ir a sentarse a comer.

“Creo que en ese momento lo que mi tío quería era ir acorde a los tiempos”, dice Roberto. “Estaban surgiendo más lugares para ir a comer en el área y cada vez más bonitos”.

Mientras creció el espacio, también lo hizo el menú.

Aracely dice que originalmente el menú ofrecía comida americana, pero cuando los González lo adquirieron, lo cambiaron por comida mexicana.

“Desde entonces he modificado el menú”, die Aracely. “Pero sigo manteniendo mucha tradición en el menú”.

Dice que conforme cambian los tiempos, el menú se ajusta. Por ejemplo, Crossroads ha empezado a ofrecer más opciones vegetarianas. Pero aún se utilizan las recetas familiares.

“La gente nos dice que nuestro pozole sabe igual al de su abuela, o que alguna otra cosa sabe a como la hace su mamá”, dice Aracely. “Cuando la gente compara tu comida con la de su abuelita, sabes que estás haciendo las cosas bien. Nuestra comida se siente mucho como hecha en casa, no como de restaurante”.

No solamente la propiedad y manejo del restaurante es familiar, muchos de los empleados también son familiares.

“Terminamos contratando a los hijos de nuestros empleados”, dice Roberto. “Tenemos muchos papás e hijos que trabajan aquí, y nos gustaría mantenerlo en familia”.

Muchos de los empleados han estado con ellos desde el 2001.

“Los empleados más nuevos que tenemos llevan unos 5 o 6 años aquí”, dice Roberto. “Somos una familia grande”.

Más allá de los empleados, dado que Crossroads ha estado abierto por muchos años, muchos clientes tienen recuerdos de hace mucho tiempo en el restaurante. Algunos de los clientes también son como familia.

“Tenemos gente que se conoció aquí cuando tenía 18 o 19 años”, dice Aracely. “Y ahora regresan con sus hijos o nietos, y es muy lindo escuchar sus historias. Ellos sienten que pertenecen a Crossroads, y yo creo que es una gran sensación”.

“Mucha gente solía venir con sus papás, pero ahora sus papás ya murieron”, dice Roberto. “Así es que vienen aquí a recordarlos y sienten como si vinieran otra vez con su papá. Esos son los que te llegan al corazón”.

Cuando celebraron el 75 aniversario de Crossroads hace unos años, los González hicieron una fiesta al aire libre. Aracely dice que eligieron hacerla así como tributo a su servicio a bordo de los viejos tiempos y los clientes que lo siguen disfrutando.

La mayor parte del tiempo, la historia de Crossroads ha sido sencilla.

“Los 80’s fueron buenos para mi tío y mi papá”, dice Roberto. En ese tiempo no había muchos restaurantes en el área, así es que Crossroads ni siquiera tenía competencia.

Pero ahora hay varios restaurantes mexicanos en Sur Tucsón, cerca de Crossroads ubicado en 2602 S. 4th Ave. Sin embargo, la competencia no ha sido tan dura para la familia González como lo han sido las obras de construcción en las calles.

Durante los últimos tres meses, la calle 36, que conduce directamente al restaurante, ha estado completamente cerrada para remplazar el sistema de tuberías y alcantarillado. Y lo que es peor, el GPS del iPhone no detecta que la calle está cerrada, así es que si no estás familiarizado con el área, tienes que manejar por todo el barrio para encontrar el restaurante.

Y aunque la construcción actual sigue afectándolos un poco, Roberto dice que era peor hace un par de meses. Pero, para su fortuna, este es el peor obstáculo que han enfrentado.

Como el futuro de Crossroads, Roberto señala a sus hijos. Tienen 4, tres hijos y una hija.

Cuando se le preguntó a Isabella, de 8 años, si le gustaría manejar el restaurante, rápidamente abrió los ojos, dijo que no con la cabeza y apuntó hacia su hermano César, de 14 años. Aracely dice que César les ayuda los fines de semana.

“Los niños son el futuro”, dice Roberto.


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Gloria Knott es periodista independiente de Tucsón.