Kelly Presnell / La Estrella de Tucsón

Adalberto Gallegos Jr. (izq.) donó a su padre un riñón. Ambos músicos ven esta nueva etapa en su vida como una forma de volver a empezar. Retrato del miércoles 21 de junio de 2017, seis días antes de la cirugía.

El Día del Padre ya había pasado, pero el martes 27 de junio, Adalberto Gallegos recibió un regalo de su hijo.

Padre e hijo, Adalberto Gallegos Jr., se sometieron a cirugía de trasplante de riñón.

Gallegos Jr. donó un riñón a su papá, conocido cantante de Tucsón quien sufre insuficiencia renal y se ha sometido a diálisis durante casi cuatro años.

“Me siento muy bien”, dijo Gallegos señor el miércoles 28 desde su cama de hospital, la mañana después del trasplante. “Uno de los médicos dijo: ‘Bueno, por cómo se ven las cosas no necesitarás diálisis’”, agregó Gallegos. Dijo que su hijo también se sentía bien y se le escuchaba fuerte.

Pero este regalo del hijo a su papá va más allá de ellos dos. El trasplante fue un regalo para todo el clan Gallegos.

“Siempre supe que sería yo”, dijo Gallegos hijo, de 42 años, varios días antes de la cirugía.

Para un buen número de tucsonenses, Gallegos es uno de los cantantes más conocidos que han salido de esta parte del desierto. Pero quien fuera integrante del mariachi juvenil Los Changuitos Feos de Tucsón marcó su huella artística en Texas, donde reina la música tejana.

Gallegos fue el vocalista principal de Latin Breed, una banda que revolucionó su género. Fue el primer no texano que se consagró en el Salón de la Fama de las Raíces Texanas (Texas Roots Hall of Fame), que se centra en ese estilo de música. También fue incluido en el Museo del Músico de Tucsón (Tucson Musicians Museum). Además de su música tejana, Gallegos, quien siendo niño se presentó en vivo en el escenario del ex Cine Plaza en el centro de la ciudad, compone canciones y ha grabado varios discos de mariachi.

Gallegos sabe que es afortunado.

“Es una bendición”, dijo antes de la cirugía.

Gallegos hijo, quien también es cantante, no fue el primero en hacerse los estudios como posible donante para su papá. La esposa de Gallegos, Lourdes, y otros miembros de la familia fueron considerados donantes potenciales, pero fueron descartados.

“Le dije a mi mamá cómo iba a terminar esto”, dijo Gallegos Jr. recordando sus propias palabras de cuando su padre fue diagnosticado con insuficiencia renal. “Dios tiene una manera divertida de arreglar las cosas”.

Mientras que padre e hijo se recuperan bien de la operación que duró seis horas y su perspectiva de la vida es brillante, ambos han tenido su dosis de oscuridad.

En diciembre de 2007, los dos fueron enjuiciados por un gran jurado federal de Tucsón por cargos de lavado de dinero proveniente de la venta de marihuana durante un periodo de dos años. En mayo siguiente, Gallegos papá se declaró culpable de un cargo de conspiración de lavado de dinero y fue sentenciado a 15 meses en prisión federal, además de 200 horas de servicio comunitario. Un año más tarde, Gallegos hijo también fue condenado a 15 meses.

Pero esos días no se comparan con el día en agosto de 2001 en que Paul Daniel Gallegos, su hijo y hermano, fue encontrado asesinado en Texas junto a un primo. Paul tenía 21 años.

Tanto la muerte como las acusaciones son temas difíciles de abordar para los Gallegos.

“No he pagado mayor precio que cuando perdí a mi hijo”, dijo Gallegos.

Hicieron mal, lo reconocen.

Pero la historia de los Gallegos no se trata de mirar hacia atrás.

Padre e hijo están concentrados en seguir adelante, abrazando su amor por la música, su amor por la familia y su fe.

“Yo no esperaba nada, pero Dios está cuidando de mí”, dijo el joven Gallegos. Su padre agregó que “despertó” y cambió su vida. Su enfoque renovado se centra en las personas que son más importantes para él.

“No he retribuido el amor que he recibido de mi esposa”, dijo Gallegos papá. “Es mi turno de hacerlo”.

El señor Gallegos, de 61 años, quien se unió a Latin Breed justo cuando estaba dejando su adolescencia y permaneció con la banda durante 40 años, quiere revivir su música y su carrera en Tucsón. Está reclutando músicos y espera regresar al estudio para grabar algunas de sus propias canciones y algunas rancheras clásicas mexicanas.

“La música es un escape para mí. Es una zona de confort”, dijo Gallegos. Se rió al recordar que cuando era niño y la familia le pedía que cantara él se negaba. “Nunca quise ser cantante”, dijo.

Pero la música lo llamó, al igual que a Gallegos hijo, quien canta con Latin Society, una banda tejana de Tucsón.

Con una fuerza renovada, Gallegos espera cantar las canciones de Javier Solís y José Alfredo Jímenez.

“Ya quiero volver al escenario”, dijo.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.