Por Justin Sayers y Jasmine Demers

La Estrella de Tucsón

Conforme su padre se acercaba al borde de la muerte, Leslie Munsey manejó a media noche para despedirse.

Victor Munsey había estado en el hospital desde el 30 de marzo, después de caerse de la cama. En ese momento se descubrió que había contraído coronavirus en Sapphire of Tucson Nursing and Rehabilitation, un asilo y centro de rehabilitación donde vivía debido a su condición de demencia.

Lo colocaron en un ventilador y el primero de mayo los doctores indicaron que su condición estaba empeorando. Leslie Munsey tomó prestado el Hyundai Elantra de su vecina y manejó de su residencia en Sierra Vista hacia Hereford a las 2 am, solo para usar el iPhone de su hija y hacer una videollamada a su padre.

Desde la cochera, Munsey le dijo a su padre que lo amaba.

“Le dije, ‘si quieres irte, puedes irte, pero si deseas quedarte, debes pelear. Si quieres irte, no me enojaré contigo. Sé que quieres estar con mamá’”, le dijo Munsey a su padre por teléfono.

Victor Munsey murió 13 horas después. Tenía 65 años.

Estadísticas recientes revelan que 33 residentes de Sapphire, incluído Munsey, han muerto de COVID-19 desde el inicio de la epidemia en marzo. De acuerdo con datos federales, esta es la cifra más alta para asilos con licencia federal en Arizona.

Otro asilo en Tucsón, Handmaker, tiene el tercer peor registro de muertes por coronavirus a nivel estatal, con 16. Los funcionarios de Handmaker no respondieron a la solicitud de comentarios, mientras que representantes de Sapphire rechazaron la solicitud.

Las cifras provienen de una actualización de datos del Centro de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS, por sus siglas en inglés), quien ha rastreado 126,402 casos confirmados de coronavirus dentro de los asilos a lo largo del país, incluyendo 35,517 muertes, hasta hace cuatro días.

Los datos muestran que 2 de cada 5 asilos registrados en el Condado Pima han reportado al menos una muerte por COVID-19 desde junio 28, mientras que 3 de cada 5 han confirmado al menos un caso entre los residentes.

Los asilos con licencia de CMS —25 en el Condado Pima— deben proporcionar datos con fecha del 8 de mayo en adelante. Pueden proporcionar voluntariamente cifras sobre casos anteriores, pero no tienen que hacerlo.

Al menos 136 residentes en todos los asilos y centros de atención prolongada del Condado Pima han muerto de coronavirus, lo cual representa casi el 50% de las muertes totales del condado, según las cifras más recientes publicadas en línea el 30 de junio.

EVALUANDO LA EPIDEMIA

El mes pasado, CMS notificó a los estados que había destinado $80 millones de dólares del fondo CARES para realizar estudios de control de infecciones. Anunció que los estados que no realizaran estudios en el 100% de los asilos estatales perderían 10% de los fondos asignados.

Registros del estado de Arizona muestran que se realizó un estudio de control de infección el 2 de abril en Sapphire y el inmueble —que CMS calificó como “por debajo del promedio”— fue citado por su incapacidad de “implementar políticas de control de infección para proteger la salud y seguridad de los residentes”.

Estas violaciones incluían el uso y desecho inapropiado de equipo de protección personal y la falta de desinfectante para manos.

De acuerdo con el reporte de CMS, el supervisor del estudio observó que una enfermera se removió el cubrebocas al hablar por teléfono; que los basureros, llenos de equipo de protección personal (PPE, por sus siglas en inglés), no tenían tapas y estaban colocados al lado del equipo limpio; y cómo algunas enfermeras manejaban sin guantes las bolsas de basura con equpo de protección usado.

Sapphire presentó un plan para corregir estas observaciones el 8 de mayo, de acuerdo con los registros. Para el 10 de julio, 140 residentes y 40 empleados del asilo habían dado positivo en las pruebas por coronavirus.

Nada de eso sorprende a Leslie Munsey, que tiene un objetivo particular: quiere ver el sitio cerrado, ya que estas señales se mostraron a lo largo del año en que su papá estuvo allí.

Su padre perdió toda la fuerza en sus brazos y piernas, lo que sugiere que no estaba recibiendo la fisioterapia solicitada, dijo Leslie Munsey. A menudo lo encontraba en su habitación con las cortinas cerradas y él le dijo que nunca lo llevaban afuera a tomar siquiera un poco de sol.

Leslie Munsey lo encontraba usando ropa cubierta de vómito o con manchas de comida. Ella dijo que una vez vio a una enfermera dejar caer una toalla de limpieza en el piso, recogerla y seguir usándola en la habitación de su padre.

Levantó varias quejas, pero no sabe si fueron investigadas.

“Quiero que cierren ese lugar”, dijo. “No es seguro”.

El sitio web de Sapphire dice que el personal sigue tomando precauciones para ayudar a reducir la exposición de residentes y personal. Además de prohibir visitas y exigir controles de temperatura para todas las personas que ingresan a las instalaciones, también han aumentado la frecuencia de las limpiezas, alientan a los residentes a permanecer en sus habitaciones y educan a los residentes y al personal sobre la prevención de infecciones.

Intentos por frenar el contagio

A pesar de que los funcionarios toman medidas para brindar apoyo y dar recomendaciones, la mayoría de las instalaciones de cuidado prolongado siguen sin estar reguladas. En particular, el Departamento de Salud del Condado Pima no exige que los asilos hagan pruebas de coronavirus a todos los residentes y personal.

Pero funcionarios y defensores han señalado una serie de iniciativas que les han permitido frenar con éxito la propagación del virus en los asilos, los cuales presentaban una gran proporción de muertes durante las primeras etapas de la pandemia.

El Departamento de Salud del Condado Pima ha creado un equipo de personal de salud e investigadores de enfermedades específicamente dedicados a trabajar con centros de atención prolongada para tratar de evitar focos de infección.

Una vez que los casos son identificados, este equipo trabaja para apoyar al centro a implementar estrategias que protejan a residentes y personal.

De los casi 400 centros de atención prolongada en el condado, se le asigna a cada miembro del equipo un número de centros con los cuales deben mantener comunicación y darle apoyo. Este soporte va desde proveer equipo de protección personal hasta ponerlos en contacto con recursos para empleados o dar paquetes de prueba para residentes y personal.

“Hemos estado ofreciendo pruebas a nuestros centros prácticamente desde el inicio. Pero se ha vuelto un poco más estandarizado”, dijo Kat Davis, el enlace del equipo de centros de atención prolongada del Departamento de Salud del Condado de Pima. “Se les han ofrecido pruebas a todos los centros y a estas alturas ya pueden pedir pruebas en línea”.

Davis dijo que el Departamento de Salud recomienda que los centros hagan pruebas a todos los residentes y personal de manera semanal o cada 15 días, pero la decisión de seguir o no estas recomendaciones queda en manos de ellos.

Falta de autoridad

Aunque el Departamento de Salud recibe muchas quejas acerca de los asilos y centros de cuidado prolongado, no tiene la autoridad de tomar acciones en contra de ellos, incluso si están incumpliendo los estándares de calidad. Estas quejas necesitarían dirigirse a los Centros de Servicios Medicare o Medicaid (CMS) o a las autoridades estatales.

Se contactó por correo a un vocero de CMS, preguntando si Sapphire está siendo investigado, pero no se obtuvo respuesta. De la misma manera, representantes del Departamento de Servicios de Salud de Arizona no respondieron a las solicitudes de comentario por llamada ni correo.

“Nuestro equipo prácticamente no regula”, dijo Davis, del Condado Pima. “No queremos ser los que monitorean a todo mundo, esencialmente porque queremos mantener abierta la relación con nuestros centros y permitir que confíen y se acerquen a nosotros cuando necesiten ayuda, recomendaciones y cosas así”.

Para los funcionarios del Consejo de Envejecimiento de Pima (PCOA), un organismo que sirve como defensor de adultos mayores en el condado, la falta de apoyo y orientación por parte de los funcionarios estatales ha sido motivo de preocupación.

“Ciertamente, estoy preocupado por los adultos mayores y por el grado en el que podemos convencer a la gente de que esta situación es grave y no está en mejores condiciones que hace dos meses y medio”, dijo Mark Clark, presidente y director general de PCOA. “Algunos de nuestros líderes han enviado mensajes que quizá hagan a la gente pensar que las cosas están mejor de lo que creo que están.

“Y espero que podamos convencer a la gente de que haga lo correcto en términos de usar cubrebocas y, por supuesto, lavarse las manos”.

Clark dijo que aunque los asilos continúan asumiendo una responsabilidad individual por los brotes de coronavirus, el acceso a suministros y recursos para los centros de atención prolongada debe ser una prioridad a nivel estatal y federal.

Cuando Victor Munsey fue colocado en el respirador, Leslie luchó contra los recuerdos de 11 años atrás, cuando ambos tomaron la traumática decisión de desconectar a su madre. Se quedaron en la habitación mientras ella moría.

Después de la muerte de Barbara, ya nada quedó de aquel hombre que amaba trabajar en su Ford Mustang 1967, quien jugaba a la pelota con Leslie en el jardín o llamaba a su esposa “Honeybuns” y la molestaba por su obsesión de mantener la casa impecable. En su lugar quedó un hombre que se mantenía alejado, excepto cuando se trataba de cuidar a sus dos nietos.

En 2017 se tropezó con los juguetes de su nieto y se rompió cinco costillas. Desarrolló una condición dolorosa llamad crepitus, que le dificultaba moverse.

Sus problemas mentales y de salud empeoraron, obligándolo a pasar los últimos años de su vida yendo y viniendo de hospitales a centros de cuidado prolongado. Los doctores sospechan que tuvo un infarto. Eventualmente lo diagnosticaron con demencia y recomendaron que ingresara a Sapphire.

Leslie Munsey manejaba seguido el trayecto de 80 millas desde su casa en Sierra Vista hasta Sapphire. La cara de su padre se iluminaba cuando preguntaba por su nieto.

Leslie manejó el mismo camino hacia Sapphire la semana pasada, pero esta vez para atender asuntos relacionados con la muerte de su padre.


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