Me ha tocado trabajar en tres juegos de beisbol de 18 innings.
Uno de ellos en San Diego donde los lanzadores de los Arizona Diamondbacks dejaron sin hit ni carrera a los San Diego Padres durante las últimas 9 entradas. Otro en Denver donde los pitchers de los Diamondbacks dejaron en una carrera a los Colorado Rockies, para Ripley, una sola carrera permitida en 18 entradas en el Coors Field de Denver.
El otro juego de 18 innings donde me tocó narrar fue en Hermosillo durante la Serie del Caribe de 2013, el partido de campeonato. Se acabó por ahí de las 3:30 de la mañana con el título de México ante un plantel de la República Dominicana que ya necesitaba irse al aeropuerto porque su vuelo salía en menos de tres horas.
Pero nada de lo que he visto se compara con lo ocurrido en la Semana Santa de 1981 en Pawtucket, Rhode Island, donde el equipo local (sucursal de los Boston Red Sox) y la novena de Rochester (sucursal de los Baltimore Orioles) jugaron el partido más largo en la historia del beisbol profesional. Fueron 33 innings los que se necesitaron, 32 innings fueron durante el Sábado Santo y las primeras 4 horas con 7 minutos del Domingo de Resurrección. Ahí pararon el juego y lo completaron hasta el 23 de junio. Necesitaron solo 18 minutos de ese día de junio para acabar el histórico duelo, con triunfo para los locales.
Recuerdo cuando se presentó aquel increíble partido de Ligas Menores, resultó todo un acontecimiento; era mínima la información del sistema de sucursales en aquel entonces pero algo así no podía pasar desapercibido.
Treinta años después de aquel maratón el periodista Dan Barry escribió el libro “Bottom of the 33rd: Hope, Redemption and Baseball´s Longest Game”, documentó fabulosos acontecimientos. Por ejemplo cuando el juego se detuvo luego de 32 innings quedaban 19 aficionados en el estadio, dos reporteros, el anotador oficial y dos comentaristas de radio que narraban el partido, ¿Cuántos radio escuchas estarían siguiendo su trabajo a las 4 de la mañana?.
Hasta la fecha es común sacar a comentario el encuentro entre Pawtucket y Rochester en una transmisión de beisbol, cuestión de que un partido se vaya a unas 15 entradas para recordar lo acontecido en 1981.
Corredor en segunda sin out
El record del juego de 33 innings ha durado ya 36 años y ahora se ve más difícil de superar; en el intento por hacer el juego más dinámico, con menor duración, se han estado haciendo cambios al reglamento y uno de los más recientes tiene que ver básicamente con las Ligas Menores, donde a partir del año 2018 cuando el partido se vaya a extra innings siempre se iniciará la entrada con corredor en segunda base.
Las posibilidades de que alguien anote serán amplias, con esto deberán reducirse las jornadas maratónicas.
Se está contemplando el cambio únicamente en Ligas Menores, por lo general es ahí donde se hacen las pruebas, de hecho también estarán empleando un cronómetro para agilizar la labor de los pitchers.
Vaya que la duración del juego de beisbol ha sido una de las máximas preocupaciones de los dirigentes de Major League Baseball, conste que el juego de 33 innings nada ha tenido que ver con tal inquietud, de hecho es considerada una belleza del rey de los deportes.
Ni hablar, la frase más famosa del beisbol es la de Yogi Berra, “esto no se acaba hasta que se acaba”, sin embargo como el juego puede acabar muy tarde, incluso al día siguiente, en la actualidad prefieren “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”.