Soria

Jeffry Scott / La Estrella de Tucsón

Óscar Soria, comentarista en español de Los Dbacks y columnista de La Estrella de Tucsón.

Se llevó a cabo durante la semana el draft colegial, un sistema de selección de jugadores para equipos de la Major League Baseball que nació hace 53 años y ha ido convirtiéndose con el paso de los años en todo un acontecimiento.

En un inicio los jugadores se venían enterado varios días después de qué equipo los habían seleccionado, recibían la llamada telefónica donde les daban la novedad. Ahora el draft tiene hasta cobertura por televisión y de inmediato se enteran no sólo los jugadores sino también familiares y amigos.

Este año, el primer seleccionado de los Wildcats de la Universidad de Arizona fue el primera base y jardinero Alfonso Rivas, lo tomaron los Oakland Athletics en la cuarta ronda.

Así fue seleccionado alguna vez Terry Francona, uno de los Wildcats más famosos. La historia dice que el gerente de los Montreal Expos John McHale firmó a Francona por 100 mil dólares tras tomarlo en el draft de 1980. El mismo McHale se había negado como directivo de los Detroit Tigers en 1958 a darle un aumento de 1,000 dólares al jardinero Tito Francona, quien estaba esperando la llegada de la cigüeña y no pudo convencer con ese argumento al gerente para recibir el aumento de sueldo. Tito le pondría a su bebé el nombre Terry.

El draft viene a ser la culminación de miles de horas de trabajo de peloteros, pero también de muchos trabajadores de clubes de beisbol, scouts que se la pasan evaluando a jóvenes jugadores y también en ese terreno se presentan fabulosos casos, porque no siempre los primeros seleccionados resultan los mejores.

Pero si este es un deporte de equivocaciones donde la clave es recuperarse pronto de los errores para luego triunfar, no tiene por qué ser diferente la labor de los scouts: igual aquí hay miles de fallas.

Hablemos de los casos agradables, los mayores aciertos en la historia. Veía una encuesta recientemente de los mayores aciertos con las primeras selecciones generales, en el lugar número uno estaba Alex Rodríguez, luego Ken Griffey Jr. y en seguida Chipper Jones.

Fue apenas en el año 2016 cuando ingresó al Salón de la Fama el primer pelotero seleccionado como número uno general en un draft colegial, Ken Griffey Jr. Curiosamente, ese mismo año ingresó Mike Piazza al nicho de los inmortales, este tiene que ser uno de los acontecimientos más espectaculares en la historia, porque Piazza fue seleccionado en el lugar 1,390.

Las probabilidades de que Piazza llegara a Grandes Ligas eran bajísimas, si hubo 1,389 jugadores mejor evaluados que él, únicamente tomando en cuenta su generación, ¿se imagina pensar que sería un Salón de la Fama?

Por eso y más el proyectar a jóvenes peloteros es un terreno fabuloso.

A propósito, Trevor Hoffman ingresará en 2018 al Salón de la Fama de MLB, está a unas semanas de llevarse a cabo la ceremonia. Hoffman salió igual de los Wildcats de la Universidad de Arizona, lo tomaron los Cincinnati Reds en la ronda 11 del draft de 1989.

Difícil decir que los scouts acertaron con Hoffman, porque los Reds lo seleccionaron como shortstop y tras dos años con estadísticas pobres a la ofensiva lo convirtieron en lanzador. Ahí fue donde triunfó a lo grande.

Quién pudiera adivinar el futuro. Como dijo alguna vez el pintoresco lanzador Bo Belinsky tras lanzar un juego sin hit ni carrera, “de haber sabido que lanzaría un sin hit, me hago un corte de pelo”.

Son scouts, no adivinos.


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