La Enfermedad del Parkinson empieza sin sentirla.

La mayoría de nosotros la reconocemos por el temblor en una de las manos, pero hay varios síntomas no motores en las primeras etapas de la enfermedad que por sí solos hacen difícil conducir a un diagnóstico.

No hay un examen médico universal que detecte el Parkinson.

No se sabe a ciencia cierta qué lo origina, y por consecuencia tampoco se conoce una forma de prevenirlo.

La Enfermedad del Parkinson está rodeada de mitos.

Lo que sí sabemos es que hasta el momento no hay cura, que su progresión es lenta, que hay avances médicos que elevan la calidad de vida del paciente y que nadie muere estrictamente del mal del Parkinson.

Como una conexión que falla

El Parkinson pertenece a un grupo de enfermedades llamadas trastornos del movimiento. Es un desorden neurodegenerativo del cerebro.

A raíz de la muerte o deterioro de ciertas células, el cerebro poco a poco deja de producir dopamina, un químico que envía mensajes entre la sustancia negra y otras partes del cerebro.

Con cada vez menos dopamina, una persona tiene más y más problemas para regular sus movimientos, su cuerpo y sus emociones, explica la Fundación Nacional del Parkinson (FNP) en su página de Internet.

Pero los estudios muestran que los principales síntomas del Parkinson (temblor, rigidez, lentitud e inestabilidad) aparecen hasta que se ha perdido entre el 60 y el 80 por ciento de las células productoras de dopamina.

Es por ello que los investigadores se centran cada vez más en los síntomas no motores para detectar la enfermedad lo antes posible y buscar formas de detener su progresión.

Una hipótesis es que los primeros síntomas no motores son la pérdida del olfato, desórdenes del sueño y estreñimiento.

El Parkinson no es contagioso, aunque algunos casos parecen ser hereditarios y otros pueden rastrearse a mutaciones genéticas específicas, según el Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares.

Muchos investigadores ahora creen que la enfermedad es consecuencia de una combinación entre susceptibilidad genética y, con un énfasis mayor, la exposición a toxinas u otros factores ambientales.

Los problemas de memoria también son frecuentes en los pacientes con Parkinson. Pero a diferencia del Alzheimer, el Parkinson no borra por completo partes de la memoria.

“Se dice mucho que con el Alzheimer tienes una biblioteca donde se incendian áreas y no puedes recuperar esos libros”, explica Claudia Martínez, coordinadora de servicios en español del Centro del Parkinson Muhammad Ali en Phoenix. “La biblioteca del paciente de Parkinson es a prueba de incendios, pero tiene un bibliotecario muy desordenado”.

Un millón de enfermos en Estados Unidos

Cada año, unas 50 mil personas son diagnosticadas con la EP en Estados Unidos, la mayoría de ellas adultos mayores de 60 años. Se calcula que hay un millón de enfermos en el país.

Pero las cifras pueden ser imprecisas, advierten los expertos. Muchas personas confunden los primeros síntomas con el envejecimiento normal, y en no pocas ocasiones los médicos tienen que descartar primero otros padecimientos neurológicos.

Los expertos indican que la Enfermedad del Parkinson –que afecta en un 50 por ciento más a hombres que a mujeres–, no conduce a la muerte por sí misma ni reduce la expectativa de vida del paciente si es bien tratada.

Muchas personas viven con el padecimiento por más de 20 años.

Sin embargo, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades ubica las complicaciones derivadas del Parkinson como la 14ava causa de muerte en el país.

Informarse es la mejor medicina preventiva.


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