Mamta Popat / La Estrella de Tucsón

Craig Caesar, derecha, intenta imitar la postura de Kevin Moynahan durante una sesión de terapia en PWR!Gym Parkinsons Wellness Recovery, en Tucsón.

Sujetado de su espalda con un arnés atado al techo, tratando de mantener el paso en la caminadora, con su vista un poco perdida y esforzándose por no perder la respiración es como Craig Ceasar empieza su terapia para pacientes con Parkinson.

“Pensé que nunca volvería a caminar”, dice Craig, de 68 años.

Fue diagnosticado con esta enfermedad en 1993, pero no había recibido terapia física hasta junio de 2014, cuando ingresó al gimnasio PWR!Gym.

PWR son las siglas de Parkinson Wellness Recovery, o Recuperación y Bienestar del Parkinson. Su fundadora, la doctora en neurociencias y terapeuta física Becky Farley, no tiene conocimiento de otro gimnasio en el país -“ni en el mundo”, dice- especializado en ejercicios para pacientes con Parkinson.

Craig Ceasar empezó con una terapia personalizada tres veces por semana. Un año después pudo participar en la terapia en grupo.

“No era elegible para la terapia en grupo por su propia seguridad”, dice Kevin Moynahan, coordinador del gimnasio y terapeuta de Craig. “No podía caminar y presentaba riesgo de caerse”.

Kevin Moynahan, izq., instructor certificado en el programa PWR!Moves, supervisa a Craig Caesar en la caminadora. Uno de los objetivos del paciente es caminar una distancia larga sin ayuda.

Craig sigue yendo tres veces a la semana, llega en una van que es parte del transporte que le ofrece su seguro médico. Lo recogen en su casa, a unos 25 minutos del gimnasio, ubicado en 140 W. Ft. Lowell, en Tucsón.

“Siempre que me preguntan cuánto tiempo llevo haciendo terapia no me acuerdo,” dice Craig en inglés y batallando para hablar. Su voz es baja y su cabeza un poco caída, pero atento. “No pensé que llevaba tanto tiempo aquí”.

En ocasiones, Craig decide caminar solo, sin ayuda, como en la mañana del viernes 8 de abril. Pero el personal de la casa asistida donde vive se asusta, dice.

“Nos gustaría que las personas con las que Craig vive y que cuidan de él vinieran a verlo en las terapias, porque muchas veces creen que él no puede hacer muchas cosas que en verdad sí puede hacer”, dice Moynahan. “A veces parece que se va a caer, pero Craig sabe hasta dónde llegar”.

Esa mañana del viernes 8 parece ser una muy buena mañana para Craig. Realiza todos sus ejercicios.

“¿Te acerco una silla?”, sugiere la terapeuta del grupo, para que se apoye en ella.

Pero Craig se niega a utilizar silla o andadera. Quiere hacerlo por sí mismo.

Se esfuerza por llegar al piso. donde está su tapete de ejercicio. Levanta los brazos, uno a la vez. A veces pierde la postura o batalla con la respiración, pero nunca dice que no puede.

“Para serte honesto, siento que hoy estoy muy bien, porque tengo días buenos y días malos”, dice Craig.

El ejercicio trae alivio

“El ejercicio mejora los síntomas del Parkinson igual que los medicamentos”, afirma Farley, fundadora del PWR!Gym. Explica que el ejercicio estimula y oxigena el cerebro, y ello contribuye a obtener más provecho de los medicamentos, si se toman correctamente, y a minimizar el deterioro causado por la enfermedad.

Farley estudió Bradicinesia (trastorno que provoca Becky Farley el retardo y pérdida del movimiento) en un postdoctorado en la Universidad de Arizona.

Fotos por Mamta Popat / La Estrella de Tucsón

Craig Caesar trabaja en abrir el pecho durante su terapia en PWR!Gym, en 140 W. Ft. Lowell Road, a donde llegó en 2014. Sus terapeutas afirman que ha registrado un avance importante.

Ahí desarrolló el programa de ejercicios para enfermos de Parkinson ahora llamado PWR!Moves, el cual fue aprobado por el Instituto Nacional de Salud por demostrar la eficacia del ejercicio a corto plazo.

El gimnasio, creado en 2010, ofrece diferentes clases de lunes a viernes, de 10 de la mañana a 4 de la tarde.

Los terapeutas están capacitados para atender a pacientes del Parkinson y los evalúan en su primera visita al centro. Cada seis meses se repite la evaluación para determinar el progreso y hacer ajustes a su terapia.

“Muchos pacientes ven resultados muy rápido,” dice Farley, quien es reconocida a nivel nacional como una autoridad en el tema ejercicio-Parkinson.

“Por eso me encanta trabajar con pacientes con Parkinson, porque tienen mucho potencial y no lo saben, hasta que logran hacer algo que creían que no podían hacer; y entonces se motivan”, dice.

Farley, quien además es miembro del Comité Científico del Centro Europeo de Terapia del Parkinson, agrega que “los pacientes necesitan ejercitarse con más ganas. No pueden irse a su casa y sentarse y no hacer nada en todo el día. Tienen que moverse”.

Pre ejemplo, dice, plantar un jardín, irse de compras y hacer lo que les gusta.

El objetivo de Farley es que PWR!Gym sea aprobado por algunos seguros médicos. Por ahora, el gimnasio tiene un costo mínimo de 75 dólares al mes por tres sesiones a la semana, con la posibilidad de obtener un descuento o beca especial si no se cuenta con los recursos para pagarlo.

El gimnasio tiene unos 150 miembros actualmente.

“Tenemos gente que llega y nos dice: ‘Me acaban de diagnosticar, ¿qué hago?’”, dice Farley. “Entonces creamos un programa especial para cada paciente. Tenemos nutrición, clases para manejar el estrés y una consejera”.

También realizan pláticas gratuitas de información pata todos los enfermos de Parkinson y sus familiares.

“Queremos que los pacientes con Parkinson sepan que estamos aquí para ayudar”, dice Farley.


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Silvia Sánchez es estudiante de periodismo de la UA y aprendiz en La Estrella de Tucsón. Contáctala en starapprentice@tucson.com.