La brecha salarial según el sexo y la raza es una realidad en Estados Unidos más abrumadora de lo que la mayoría cree, indican estudios.
A nivel general, las mujeres latinas ganan 47 por ciento menos que los hombres anglosajones en Estados Unidos y están también por debajo del nivel de ingresos de las mujeres afroamericanas y de las mujeres blancas.
Eso significa que los hombres blancos no hispanos ganan un promedio de 26 mil dólares más al año que la mujer latina, según estadísticas basadas en el ingreso medio anual de los trabajadores de 15 años en adelante que laboraron de tiempo completo durante todo el año en el 2015.
La brecha salarial entre hombres y mujeres es una realidad que se ha conocido y mantenido desde hace mucho tiempo, y dio pie a que en Estados Unidos se haya establecido desde el año 1996 el Día de la Igualdad Salarial (Equal Pay Day, en inglés) por el Comité Nacional del Pago Equitativo.
En 2018, el Día de la Igualdad Salarial entre hombres y mujeres se conmemoró el 10 de abril, pero tratándose de las mujeres latinas el Día de la Igualdad Salarial fue el 1 de noviembre, fecha hasta la cual una mujer latina tendría que haber trabajado para ganar la misma cantidad de dinero que un hombre blanco ganó en el año anterior.
Según un artículo sobre la brecha salarial entre hispanos y blancos publicado el 2 de julio de 2018 por el Instituto de Política Económica, “las mujeres hispanas ganaron 33.1 por ciento menos que los hombres blancos comparables”. Al hablar de personas comparables, el análisis se refiere a hombres blancos no hispanos frente a mujeres hispanas con características similares en cuanto a nivel educativo y experiencia laboral.
DESIGUALDAD DE GÉNERO
La desigualdad salarial es una situación que se acentúa con la raza, pero que surge de una desigualdad de género, según se desprende de información del Institute for Women’s Policy Research (Instituto para la Investigación de Políticas de la Mujer).
“Las mujeres son casi la mitad de la fuerza laboral. Son el único sostén o el sostén compartido de la familia en la mitad de las familias estadounidenses con niños. Obtienen más títulos universitarios y de posgrado que los hombres. Sin embargo, en promedio, las mujeres siguen ganando considerablemente menos que los hombres. En 2017, las trabajadoras de tiempo completo (no latinas, sino mujeres en general) que trabajaban todo el año ganaban sólo 80.5 centavos por cada dólar que ganaban los hombres, una brecha salarial de género del 20 por ciento”, se lee en el apartado de Pago Equitativo y Discriminación del sitio web del Instituto para la Investigación de Políticas de la Mujer.
Las investigadoras de ese mismo instituto Ariane Hegewisch y Emma Williams-Baron concluyeron que “el ingreso promedio de las mujeres es menor al de los hombres en casi todas las ocupaciones, sin importar si trabajan en una ocupación predominantemente realizada por mujeres, ocupaciones predominantemente realizadas por hombres u ocupaciones con un mayor balance entre hombres y mujeres”.
CREAR CONCIENCIA Y NEGOCIAR
“Tenemos que partir de crear conciencia de que sí existe una brecha salarial entre hombres y mujeres, de que sí hay racismo en los trabajos, y prepararnos para hacerle frente”, dijo Francisca Villegas, directora del Women Business Center, rama de la YWCA que se dedica a apoyar a mujeres que quieren emprender o hacer crecer su negocio. “Los cambios empiezan aquí, con nosotras mismas”.
Villegas impartió el 1 de noviembre (Día de la Igualdad Salarial de las Latinas) un taller sobre negociación salarial en el que se abordaron los pasos que todas las mujeres deben revisar para comprender en qué situación se encuentran en ese aspecto.
En entrevista previa, Villegas dijo que se recomienda a las latinas investigar cuál es el sueldo promedio para puestos o profesiones como la suya. Para ello sugirió un par de sitios en internet como salary.com y glassdoor.com.
Pero no sólo se trata de informarse bien de cuál sería un sueldo justo sino de determinar las necesidades personales, dijo. “Tienes que hacer un presupuesto realista personal en el que incluyas no sólo la vida diaria sino que pienses en tu futuro, en ahorros, en tu pensión cuando te retires, y luego determinar cuál es tu punto de resistencia, cuánto es lo mínimo que puedes ganar”.
Cuantificar la experiencia, el conocimiento y todo lo que dé valor al trabajo es otra de las recomendaciones. Villegas enfatizó que las latinas suelen subestimar el valor de su propio trabajo. “Está bien que traigas tus logros a la mesa, cuantificarlos, nombrarlos, ponerles fechas”, dijo. “No importa cuál sea tu actividad laboral, si limpias oficinas y en 15 años de trayectoria nunca se te ha acusado de nada, siempre has sido responsable, eso tiene un valor”.
El momento previo a una contratación, después de que un empleador mostró interés en ti, es el momento ideal para la negociación salarial, dijo Villegas. “Debes llevar una mentalidad abierta a la negociación; puede ser incómodo intentar negociar, pero es necesario. Si te están contratando es porque te necesitan. Y si ya estás empleada, es porque te necesitan. Dialoga”.
Y todo cuenta, resaltó Villegas. “A veces pensamos que si ganamos 50 centavos menos por hora que nuestros compañeros hombres no vale la pena pelear por tan poco. Pero si sacas la cuenta, en un año habrás dejado de ganar 1,042 dólares y en 10 años habrás dejado de ganar 10,428 dólares”, calculó Villegas en entrevista en House Of Neighborly Service, donde está la sede del Centro de Negocios para Mujeres. “En una carrera de 30 años, esos 50 centavos por hora se traducen en más de 30 mil dólares”.