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Cuando era niño y recién llegado de Mexico, Juan Ciscomani jugó un papel muy familiar entre los hijos de inmigrantes.
El que ahora es congresista de Estados Unidos antes traducía para sus papás.
“Cuando creces en un hogar bilingüe, como en el que crecí yo, y los hijos saben inglés y los papás no,” dijo, “entonces te conviertes en traductor con el banco, en traductor con los doctores, en traductor con el señor de la luz. Con lo que sea el servicio que necesiten tus papás, te conviertes en el traductor”.
Ciscomani, que fue electo por primera vez en noviembre, representa el oriente de Tucsón, además de grandes partes del sur de Arizona, desde la frontera con Nuevo Mexico hasta la ciudad de Casa Grande, en el Congreso de Estados Unidos.
En febrero, fue seleccionado por sus colegas republicanos para dar una respuesta formal en español al discurso anual del presidente Biden, llamado State of the Union.
Presentaron la intervención de Ciscomani en español con subtítulos en inglés, y su discurso fue reconocido en publicaciones nacionales por su sentido de optimismo. Fue un contraste al pesimismo de la gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders, que dio otra respuesta republicana en inglés, destacada por la oscuridad de su visión.
Obviamente, no se le habría presentado esta oportunidad a Ciscomani si no hablara español. Sin embargo, en su familia, como en tantas familias hispanas, ha sido difícil para él y su esposa, Laura, pasar la herencia del idioma a sus seis hijos.
“Se requiere esfuerzo para mantener el español”, dijo Ciscomani.
Esta es una historia de siempre para los inmigrantes en Estados Unidos, y no solamente para los hispanos. Alemanes, chinos, libaneses – inmigrantes de todos lados se han encarado al mismo reto: Preservar el idioma original de la familia ante el poder del inglés.
Ana Maria Carvalho, profesora en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Arizona, dice que a pesar de vivir tan cerca de México, las familias que llegan hablando español frecuentemente pierden el idioma dentro de tres generaciones.
Esto crea una triste situación familiar: Muchas veces los abuelos no pueden hablar fácilmente con sus nietos.
Sucede, dice Carvalho, no solamente porque el inglés es el idioma oficial del gobierno y las escuelas, sino también porque sigue siendo el idioma con mayor prestigio en esta región.
“Hay mucha presión para hablar nada más en inglés,” explica Carvalho. “El español no tiene mucho prestigio social”.
No castigan el uso del español en escuelas y otros lugares públicos, como era común en generaciones anteriores, pero siguen existiendo los vestigios de aquella época.
En parte por eso, mientras los hijos de los inmigrantes originales suelen dominar inglés y español, los nietos tienden a perder el idioma.
Cuando Juan y Laura Ciscomani eran niños, creciendo en estados distintos, sus papás tenían una regla similar.
“En la casa vamos a hablar español y en la escuela y otros lugares puedes hablar inglés, así mantenemos el estado bilingüe,” explicó Juan Ciscomani.
Pero sucede que no es tan fácil mantener ese estado en su propia familia entre sus seis hijos. Mientras los hijos mayores tuvieron que hablar más español, disminuyó la necesidad entre los más chicos.
Los mayores “les hablan inglés a los chiquitos”, dijo Ciscomani. “Entonces en la casa empiezan a hablar más inglés entre ellos. Lo vas perdiendo – entre más chiquitos, menos español hablan”.
Carvalho, la profesora de la Universidad de Arizona, dice que hay estrategias para aumentar el prestigio del español en la casa, y así mantener el interés de los niños. Leer libros en español y ver películas en español puede ayudar, dijo, así como mirar arte o escuchar música de los que hablan el idioma.
En su caso, Ciscomani parece haber descubierto otra manera de levantar el prestigio del idioma y mostrarles a sus hijos la ventaja de ser bilingües.
“De hecho, cuando di la respuesta al discurso del Presidente, les dije a los niños, les dije: “Por esto es necesario que hablen español, porque se les abren oportunidades como esta. Si yo no hablara español, o lo hablara todo mal, no se hubiera presentado esta oportunidad”.