La alcaldesa Regina Romero graba un video en American Eat Company para hablar del impacto que ha tenido el Fondo de Ayuda para Inmigrantes We Are One / Somos Uno. Romero y la concejala Lane Santa Cruz consiguieron $1.25 millones que se distribuyeron entre tucsonenses que no habían recibido ayuda estatal ni federal durante la pandemia.

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Patricia comenzó a sentir los efectos de la pandemia cuando sus horas de trabajo se redujeron, lo que puso a prueba las finanzas de su familia.

Luego, en julio, su esposo fue hospitalizado con COVID-19. La pareja y sus dos hijos estuvieron en cuarentena durante 40 días hasta que se recuperó, pero para ese momento su esposo había perdido su trabajo en la construcción y permaneció sin trabajo hasta fines de noviembre.

Patricia, una inmigrante de México que pidió que no publiquemos su apellido, dice que su familia nunca había buscado ningún tipo de ayuda financiera, pero con los dos adultos de la casa sin trabajo y sin ingresos, tuvo que buscar ayuda.

Recogió comida de las despensas de iglesias y del banco de alimentos y solicitó ayuda financiera a través de algunos programas diferentes para ayudar con los recibos que se iban acumulando, pero le decían que no calificaba debido a su estatus migratorio.

Fueron personas y familias como la de Patricia, inmigrantes duramente afectados por la pandemia y excluidos de la ayuda federal y estatal y que se quedaron sin una red de seguridad, lo que los líderes de la comunidad de Tucsón tenían en mente cuando crearon el Immigrant Relief Fund (o Fondo de Ayuda para Inmigrantes), que forma parte del Fondo de Resiliencia We Are One / Somos Uno.

Celia Mendívil, izq., directora del programa de vivienda propia de Primavera, y Alonzo Morado, coordinador de participación comunitaria de Primavera, también participaron en la camapaña para difundir los logros del Fondo de Ayuda para Inmigrantes We Are One / Somos Uno.

El Fondo de Ayuda para Inmigrantes de $1.25 millones estuvo financiado únicamente por donaciones privadas de Open Society Foundations y un donante anónimo. Otros programas de ayuda que apoyan a los trabajadores, las familias, las pequeñas empresas y las organizaciones sin fines de lucro y que forman parte del fondo Somos Uno están financiados por dinero de la ley feredal CARES.

El Fondo de Ayuda para Inmigrantes se anunció en agosto y comenzó a aceptar solicitudes en septiembre. A fines de diciembre, todos los fondos se habían distribuido, proporcionando tarjetas prepagas de $600 a 1,975 inmigrantes en Tucsón y el municipio de Sur Tucsón que no eran elegibles para ayuda federal como el estímulo o ayuda estatal como el desempleo.

Patricia y su esposo solicitaron el fondo y se enteraron de que fueron aprobados en noviembre, pero aunque la familia tenía varios meses de retraso en sus pagos, ella dudó en aceptar la ayuda, insistiendo en que otros probablemente la necesitaban más y recordando su propia lucha mientras trataba de encontrar ayuda.

“Les dije que mi esposo iba a empezar a trabajar la semana que viene y ya estoy trabajando mis horas y… si otra persona lo necesita, prefiero que se lo den a esa persona y no a nosotros”, dice.

Casi el 73% de los que recibieron ayuda del fondo ya se consideraban de bajos ingresos, puesto que ganaban menos de $20,000 por año antes de la pandemia, y varios informaron que sus horas de trabajo se redujeron significativamente o perdieron sus trabajos como resultado directo de la pandemia.

Casi el 80% de los beneficiarios trabajaban como trabajadores domésticos, jornaleros o en servicios de alimentos, industrias que se vieron muy afectadas por las precauciones y restricciones por el COVID-19.

“El objetivo era ser un apoyo en un momento de necesidad”, dice la alcaldesa Regina Romero, quien junto con la concejala del distrito 1 de Tucsón, Lane Santa Cruz, consiguió las donaciones para el fondo.

“Sabíamos que esta pandemia estaba afectando a todos sin importar el estatus, sin importar los ingresos, sin importar la etnia, todavía afecta a todos. Así que solo queríamos asegurarnos de dar la misma oportunidad a las familias inmigrantes y a los trabajadores de primera línea y a aquellos de quienes dependemos para cuidar de nuestros hijos ... para mí, es poder ayudar a nuestros compañeros tucsonenses, nadie debería pasar por esto solo”, agrega Romero.

No había restricciones ni requisitos sobre cómo los beneficiarios tenían que usar sus fondos, lo que les permitía tomar sus propias decisiones sobre la mejor forma de utilizar el dinero para ayudarse a sí mismos y a sus familias.

Los informes iniciales muestran que los fondos se utilizaron para necesidades básicas, como renta o hipoteca, luz, agua, gas y ropa.

Sin embargo, de manera abrumadora, el dinero se utilizó para comprar alimentos, con más del 46% de los fondos gastados hasta ahora en tiendas de comestibles.

“(Los datos) nos dicen que la gente necesita dinero ... estamos en tal crisis en este momento que la gente necesita subvenciones y apoyo directo”, dice Kerri Lopez-Howell, directora ejecutiva de la Fundación del Distrito Escolar Unificado de Sunnyside. “La gente no debería tener que elegir entre comprar comida y pagar un recibo de luz, esto nos habla de una historia de decisiones horribles que la gente está tomando”.

Un grupo de organizaciones comunitarias con vínculos profundos con la comunidad inmigrante en Tucsón y Sur Tucsón trabajó con la fundación para distribuir los fondos a las personas y familias más necesitadas.

Lopez-Howell estima que cada organización tiene una lista de espera de entre 50 y 100 personas, con la esperanza de que haya más fondos disponibles, y cree que la necesidad actual es probablemente mucho mayor que eso.

“La razón por la que creo que las listas de espera son pequeñas es porque tan rápido como se corre la voz cuando hay fondos disponibles, así de rápido se corre la voz de que ya se cerró (el proceso de aplicación)”, dice.

La pandemia ha pegado duro entre inmigrantes

La idea del fondo se originó en el Immigrant Empowerment Task Force (Grupo de Trabajo de Empoderamiento de Inmigrantes), una coalición de organizaciones sin fines de lucro y de base de Tucsón y Sur Tucsón que se formó al comienzo de la pandemia para defender y satisfacer las necesidades de la comunidad inmigrante.

Los organizadores sabían que los inmigrantes se vieron afectados por la pandemia tanto desde el punto de vista financiero como de la salud, porque muchos tienen trabajos en áreas de limpieza, cuidado infantil y de enfermos, en hoteles y restaurantes y como obreros, industrias que vieron reducidas las horas de trabajo por empleado, que tuvieron recortes de empleos o cuyas funciones no pueden realizarse desde casa, enfrentando una mayor exposición al COVID-19.

Alba Jaramillo, directora ejecutiva de Aizona Justice for Our Neighbors.

“Nuestra mayor preocupación era cómo nuestra comunidad iba a sobrevivir financieramente a la pandemia”, dice Alba Jaramillo, quien ayudó a fundar el grupo de trabajo y funge como directora ejecutiva de Arizona Justice for our Neighbors (Justicia Por Nuestros Vecinos en Arizona), una organización sin fines de lucro que brinda servicios legales de inmigración a inmigrantes de bajos ingresos. “Nuestro sueño era tener un fondo y sabíamos que no teníamos acceso directo al dinero, pero que podíamos ver si nuestros funcionarios electos podían ayudarnos a asegurar el financiamiento”.

Sin miedo a la Carga Pública

Los miembros del grupo de trabajo también sabían que existe una reticencia y un temor generalizados entre los inmigrantes acerca de solicitar cualquier asistencia financiera, incluso para los programas para los que son elegibles, debido a los cambios recientes en lo que se conoce como la regla de Carga Pública, bajo la cual el Departamento de Seguridad Nacional puede denegar las solicitudes de visa y tarjeta verde si se considera que los solicitantes pueden depender de ciertos beneficios del gobierno.

El grupo de trabajo compartió sus preocupaciones con la alcaldesa Regina Romero y la concejala del distrito 1, Lane Santa Cruz, quienes trabajaron para encontrar formas de financiar este esfuerzo.

Era importante tanto para Romero como para Santa Cruz y otros involucrados con el fondo que la ayuda se distribuyera mediante tarjetas prepagadas, en lugar de cheques o depósito directo, que han sido el estándar para distribuir la ayuda. De esa forma, quienes no tienen cuentas bancarias podrían acceder a los fondos y no perder dinero por las altas tarifas que cobran los negocios de cambio de cheques.

Lane Santa Cruz, concelaja por el Distrito 1 de Tucsón.

“La gente necesitaba dinero, porque no deberían tener que elegir entre pagar la renta, comprar comida o dejar que les corten los servicios públicos”, dice Santa Cruz. “(Pensamos) Démosle dinero a la gente y dejemos que ellos decidan (cómo usarlo), ellos saben qué es lo mejor”.

La Fundación Sunnyside fue seleccionada como administradora de fondos, pero se unió a varias organizaciones comunitarias que trabajan con la comunidad de inmigrantes para distribuir fondos. Entre ellos se incluyen el Distrito Escolar Unificado de Sunnyside, el Distrito Escolar Unificado de Tucsón, Chicanos Por La Causa, Regeneración, Arizona Justice For Our Neighbors, El Rio, Southside Worker Center y la Fundación Primavera.

Las organizaciones ya tenían relaciones de confianza con los inmigrantes con los que trabajan de forma regular y sabían quién estaba en necesidad. Los grupos tenían contacto directo con los necesitados, compartían información sobre el fondo, los ayudaban a presentar la solicitud y les aseguraban que debido a que el dinero provenía de donaciones privadas, era seguro aceptar la ayuda.

“Las personas clave que tuvieron contacto con los inmigrantes fueron los activistas por los derechos de los inmigrantes, por lo que ya se había desarrollado la confianza entre nosotros en la comunidad de inmigrantes a la que servimos, porque trabajamos con ellos todos los días y creo que fue solo porque confiaban en nosotros que nos dijeron que pudieron aceptar ese dinero sin miedo, aunque todavía teníamos que explicarles de dónde venía”, dice Jaramillo, de Justice for our Neighbors (Justicia para Nuestros Vecinos). “Creo que si hubiera salido solo de la fundación y con un anuncio abierto, no sé si hubiera llegado a las manos de quienes más lo necesitaban por ese miedo” a la llamada carga pública.

Aquellos que solicitaron, muchas veces animaban a vecinos, parientes y amigos a que se acercaran a las organizaciones, asegurándoles que era seguro solicitar la ayuda.

“Pudimos conectarnos de inmediato con la gente debido a nuestras relaciones, fue mucha organización íntima, ya teníamos una lista de personas que necesitaban ser atendidas y conocían a otros amigos y familiares que necesitaban ayuda”, dice Nelda Ruiz, organizadora comunitaria de Regeneración, una organización de base que trabaja en proyectos de sostenibilidad y justicia social en el lado sur de Tucsón.

“Esa es la belleza de la organización de base; se basa en la confianza y las relaciones”.

Al igual que las otras organizaciones, Ruiz dice que todavía recibe consultas sobre el fondo y mantiene una lista de espera activa.

Continúa la búsqueda de financiamiento

“La gente sigue llamando y preguntando si hay fondos disponibles, me duele el alma decir ‘no, por el momento, no los hay’, dice Ruiz. “La necesidad aumenta cada día más, tratamos de conectar a la gente con lo que sea que esté disponible, todavía les enseñamos a cultivar sus propios alimentos . . . pero la gente necesita dinero para vivir”.

Romero y Santa Cruz dijeron que continuarán abogando por la comunidad de inmigrantes y trabajarán para traer fondos adicionales.

Tienen la esperanza de que los tucsonenses también consideren apoyar el esfuerzo.

“También necesitamos invertir en nuestras comunidades que están más marginadas y vulnerables a la pandemia”, dice Santa Cruz. “Porque al final del día, son nuestros trabajadores esenciales que han continuado trabajando o son trabajadores domésticos, nuestros cuidadores de niños, nuestros jardineros, nuestros trabajadores de la construcción, nuestros trabajadores agrícolas. . . Creo que es un llamado para que la comunidad también dé un paso adelante y apoye, y vamos a seguir buscando fondos privados para continuar, porque sabemos que mientras la pandemia continúa, y las cosas están como están, esa gente va a necesitar asistencia continua”.


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