Dos instructoras entregan unos cuadernos a cuatro mujeres y les piden que escriban lo que significa para ellas la violencia.
Las mujeres escriben su respuesta. Después de un curso de cuatro clases volverán a contestar la misma pregunta para comparar lo que sabían antes y lo que aprendieron durante su entrenamiento.
Ana González y Elena Amarillas son dos de 10 promotoras de la YWCA que brindan capacitación en español a otras mujeres sobre la violencia doméstica en sus comunidades.
El jueves 3 de octubre ofrecieron la primera parte del entrenamiento en la biblioteca Sam Lena en la ciudad de Sur Tucsón.
“Si tres nos informamos, ya estamos sumando al número para poder evitar que alguien sufra de violencia,” dijo González.
El entrenamiento les enseña a reconocer a tiempo las señales de abuso, cómo reportarlo y qué ayuda hay en la comunidad para las víctimas.
CIFRAS ALARMANTES
Pero primero aprenden las estadísticas de la violencia doméstica. A nivel nacional, una de cada tres mujeres es víctima de algún tipo de violencia doméstica. Una de cada cinco ha sido violada, la mitad de ellas por una pareja, les dice Amarillas, leyendo su material de instrucción.
Pero la estadística qué más les afecta, porque se origina en su propia comunidad, dice González, es que una persona muere cada tres días en Arizona como resultado de la violencia doméstica.
“Si es una mujer cada tres días, imagínense cuántas mujeres han tenido la suerte de sobrevivir”. dice González.
Cada año, el Departamento de Policía de Tucsón y el Condado Pima reciben aproximadamente 15,000 llamadas reportando violencia doméstica. Desde inicios del 2019 hasta el 19 de mayo se presentaron 46 muertes relacionadas con la violencia doméstica en el condado.
NO TODO SON GOLPES
González y Amarillas leen ante las demás mujeres sobre los varios tipos de violencia doméstica.
El maltrato psicológico es invisible, les dice González.
“No se te ve morado aquí porque te dijeron que no sirves para nada,” dice González. “No se te ve morado el ojo porque te dijeron que alguien más está más bonita que tú. Eso no se mira”.
Cada mujer tiene una hoja con la “Rueda de Poder y Control” frente a ella. La va siguiendo junto con las instructoras e interponiendo ejemplos de cuando han pasado por algo así o han visto a un familiar que aguanto ese tipo de control y violencia.
Una de las mujeres cuenta una historia sobre su hija que vivió 10 años aguantando abuso de su esposo. La hija era vecina de su mamá, y su mamá, que realizaba trabajo social con el gobierno, sabía cómo ayudarla pero no sabía que su hija era víctima.
Después de que la pareja se divorció y la mamá llenó los papeles para que su hija denunciara al ex marido, la hija decidió no firmarlos, dice la señora.
“Resulta que ella dijo: ‘Yo no puedo firmar porque es el padre de mis hijos y, ¿qué les voy a decir?’. Y no quiso firmar”, narra la mamá.
“Los hijos son un arma muy fuerte que los hombres tienen a favor de ellos para poder seguir con esa violencia”, dice González.
PROMOTORAS ROMPIENDO CADENAS
En el 2016, la YWCA del sur de Arizona empezó un programa en español de entrenamiento y educación sobre violencia doméstica. Desde entonces, más de 100 mujeres han participado en las clases, dijo Imelda Esquer, manejadora de los programas del Instituto de Liderazgo para Latinas (Latina Leadership Institute).
Con una donación de $50,000 por parte de RALIANCE, un grupo creado por la Liga Nacional del Futbol Americano (NFL) dedicado a detener la violencia doméstica, la YWCA creó el grupo de 10 Promotoras Rompiendo Cadenas que están impartiendo la clase en sus comunidades.
“Son como una fuente de alcance para mujeres que no pueden venir para acá”, dijo Esquer. “Entonces ellas están organizándose en sus propias áreas para proveer este tipo de educación.”
Por parte del programa Promotoras, mujeres que han sido entrenadas ayudan a víctimas a reportar, las acompanan a el departamento de policía o a corte, les ayudan a llenar formas y las refieren a otros recursos en la comunidad, dijo Esquer.
Latina Leadership Institute del YWCA del sur de Arizona también sigue dando entrenamientos, y tendrán uno empezando el 14 de octubre. Durante el entrenamiento de cuatro días, tendrán gente del condado y de Emerge, un centro que ayuda a víctimas de violencia doméstica, para informar qué tipo de apoyo para víctimas hay en la comunidad.
“Somos la única agencia que provee un entrenamiento en español”, dice Esquer.
SEÑALES DE ALERTA
Hay diferentes versiones de la “Rueda de Poder y Control” que las organizaciones usan para mostrar los tipos de violencia doméstica. Las versiones son similares. Incluyen abuso físico, sexual, económico, psicológico, intimidacion, entre otros.
La que emplean en el programa de la YWCA también incluye “uso de privilegios de ciudadanía o residencia”, donde explican que el caso de inmigrantes indocumentadas, un abusador puede no entregar a tiempo los papeles para legalizar el estatus migratorio de la víctima o puede amenazarla con retirar esos papeles.
Las mujeres inmigrantes pueden enfrentar más dificultad cuando intentan salirse de una relación en la que son víctimas de violencia, dijo Esquer.
Es difícil para la comunidad hispana, porque muchas veces estás en un país que no es el tuyo, y si eres indocumentada tienes miedo de ponerte en un proceso de deportación y es ahí cuando las mujeres de la YWCA pueden ayudar con educación, dice Esquer.
“Independientemente de si eres indocumentada, tienes derechos”, afirma.
El propósito de promotoras es que haya mujeres abogando por que las organizaciones que existen en la comunidad brinden servicios bilingües o en español y que estén en comunidades donde más se necesita.
El idioma es una barrera. Cuando una víctima busca ayuda, si no encuentra servicio en su propia lengua se siente intimidada, dice Esquer, especialmente si acude ante la policía. De la misma forma, a muchas mujeres inmigrantes se les hace más difícil salirse de una relación porque no tienen trabajo, no tienen un modo de transportación propio, no tienen seguro social ni comprobantes de ingresos para encontrar un lugar dónde vivir solas.
Un policía no debería hacer preguntas sobre el estatus migratorio cuando alguien llama para hacer un reporte de violencia, agraga la directora de programa de la YWCA. La policía debería enfocarse en proveer seguridad y en proveer la ayuda que se necesita. Muchas veces piden identificación para saber qué eres la persona con la que están hablando, pero no deberían preguntar sobre el estatus migratorio.
Por otro lado, algunas mujeres, al ser víctimas, han recibido ayuda de vivienda o dinero.
“El aspecto económico tiene mucho peso en decidir si vas a dejar una relación de abuso o vas a permanecer en ella”, dice Esquer. “Muchas veces el mismo sistema te está cerrando las puertas”.
El 80 por ciento de las mujeres que han participado en el entrenamiento de la YWCA han sido víctimas de violencia doméstica en alguna etapa de su vida, dice Esquer. Algunas directamente; otras lo vivieron a través de sus padres.
“Cuando uno crece viendo estas cosas aprendemos a normalizaro”, dice Esquer. “Y por eso se nos hace difícil sentir que somos parte de algo que no está bien”.
Esquer espera que algun día ya no sea necesario brindar este tipo de entrenamiento. Quisiera llevar el mensaje de que las víctimas, sin importar el estatus migratorio, tienen derechos, pueden recibir ayuda y tienen la opción de salirse de una relación violenta.
“El programa existe porque la necesidad está ahí”, dice Esquer. “Y el día que el programa no exista es porque hemos cumplido nuestra meta de que ya no hay esa necesidad”.