Jessica Kourkounis/Universal Pictures

Samuel L. Jackson en una escena de la cinta Glass.

Luego de dos cintas olvidables (Praying with Anger y Wide Awake), M. Night Shyamalan, el famoso cineasta de ascendencia india, dirigió la sorprendente The Sixth Sense (1999), un clásico instantáneo de terror cuyo final se convirtió de inmediato en un tema de conversación de dominio público.

Su carrera se mantuvo en un alto nivel con sus siguientes dos filmes: Unbreakable (2000) y Signs (2002), que mantuvieron un buen nivel en historia y en ese sello característico que ha imperado en toda su obra: el de la vuelta de tuerca final.

Luego de eso se dejaron venir cinco películas (The Village, Lady in the Water, The Happening, The Last Airbender y After Earth) que la crítica se encargó de destrozar, con todo y que sólo una de ellas (The Last Airbender) es realmente mala; el resto, puedo asegurar, se ganó este desprecio por el simple hecho de no ser igual de brillantes a las dos que ya mencioné.

Posterior a esa quinteta de filmes desafortunados (para la crítica, repito), el cineasta logró ligar dos trabajos bastante interesantes: The Visit (2015) y Split (2016), un par de historias en extremo sencillas pero ingeniosas en serio, que hicieron que la atención del espectador y el ojo crítico se volcaran de nuevo hacia él, tal como en los viejos tiempos.

En lo personal, me pareció una verdadera genialidad cómo en Split el director pudo cerrar su historia con una buena escena reveladora para luego añadir otra, incluso superior, que hizo que el espectador soltara exclamaciones de sorpresa: a Bruce Willis como David Dunn, sentado en un bar y haciendo alusión al tipo que logró poner tras las rejas: un tal Elijah Price (Samuel L. Jackson).

Con este astuto movimiento, Shyamalan consiguió convertir a Split en la secuela de Unbreakable, dejando entreabierto el inminente cierre a esta casi improvisada trilogía que, un poco más tarde, quedaría asegurado con Glass (2019).

En esta tercera parte de la saga, David (Willis), el discreto guardia de seguridad que conocimos en Unbreakable, utilizará su fuerza superior para atrapar a Kevin Wendell (James McAvoy), un criminal recién descubierto que padece de personalidad múltiple y que en Split vimos invocar (en su propio cuerpo) los poderes sobrenaturales de una entidad llamada la Bestia.

Ya en los cortos pudimos ver un avance donde la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson) interroga a estos tres personajes centrales (David, Kevin y Elijah). Su intención es confrontarlos con su extraña actitud (el adherirse a una personalidad tipo cómic, ya sea de superhéroes o de villanos súper dotados) que ella interpreta como una desviación psicológica:

Muy pronto, la situación le dará una oportunidad inmejorable a Elijah (Jackson) y su mente maquiavélica para liberar el mal retenido en la persona de Kevin (McAvoy), a quien manipulará para sacar de él a la Bestia.

Lo anterior le demostrará a la doctora Staple que la situación que enfrenta está fuera de su rango de acción, por lo que el único recurso podría encontrarse en otro de sus pacientes: David.

Completan el elenco dos regresos llamativos: Anya Taylor-Joy como Casey y Spencer Treat Clark como el hijo de David.

Hasta la próxima.


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