Gustavo Petro, Francia Márquez, sus familias y los votantes de la propuesta del Pacto Histórico celebran el triunfo obtenido durante la segunda vuelta en la elección presidencial del 19 de junio de 2022 en Colombia.

Las últimas semanas han sido vibrantes en Colombia. Hay quienes han comparado el furor social en torno a la elección presidencial con la emoción que comparten los ciudadanos cuando juega la selección nacional de fútbol.

Claudia Bungard, periodista de La Estrella de Tucsón.

Lo especial es que esta vez los sentimientos no están ligados al deporte sino al devenir político, a los resultados de la contienda electoral que, el pasado domingo 19 de junio, llevó a la presidencia a Gustavo Petro y Francia Márquez, del Pacto Histórico. Juntos, representan a una coalición de fuerzas políticas que se han unido alrededor de un mismo proyecto de país y, sobre todo, representan a una gran porción de la ciudadanía que ha sido históricamente marginada, violentada y empobrecida.

Aquel domingo 19, cuando fue claro que los ganadores eran Gustavo Petro y Francia Márquez, muchas personas lloraron de felicidad. Con el 50.44% de los votos frente al 47.31% de su oponente Rodolfo Hernández, el Pacto Histórico lograba, justamente, hacer historia. En Internet se pueden ver videos de la gente celebrando entre lágrimas, cantando, gritando de la dicha, así como cuando Colombia avanza en alguna copa de fútbol.

Pero como sucede en toda contienda, también ha habido lágrimas de tristeza entre los seguidores del candidato independiente Hernández, más de 10.5 millones de colombianos que se adhirieron a su propuesta de luchar contra la corrupción (aunque él mismo enfrenta actualmente un juicio por corrupción) y que dudan o están en contra de la visión de la izquierda.

Con todo ello, pasa que el triunfo de Petro y Márquez en las urnas se lleva por delante el imperante discurso de las oligarquías que por más de 200 años han (mal)gobernado la nación. En un país que ha permanecido envuelto en ciclos de violencia, el gran triunfo es pasar de una política de guerra a una política de paz, es conservar la esperanza de una transformación social en la que, respetando las diferencias y la diversidad, se honre la vida.

Con un pasado de militancia en la guerrilla urbana M-19 (que firmó un acuerdo de paz con el gobierno en 1990), Gustavo Petro llega a ser el primer presidente de izquierda en Colombia, y Francia Márquez la primera vicepresidenta afro en la historia del país. Su propuesta de gobierno promete escribir “una nueva historia”, liderar un cambio que pone en el centro la vida, a la mujer, al medio ambiente y a comunidades siempre excluidas, como los campesinos, los afro, los indígenas, las personas LGTBQ+, y las numerosísimas víctimas y sobrevivientes de tantas guerras. El cambio promete darle la voz al pueblo, no más a las élites que han sostenido anteriores gobiernos.

Francia Márquez Mina es la primera mujer afro que llega a la vicepresidencia de Colombia. Aquí se dirige al pueblo colombiano después de la jornada electoral del domingo 19 de junio de 2022.

Los integrantes del Partido Comunes resumieron este sentimiento colectivo en un tweet el día siguiente de la elección: “El nuevo presidente de Colombia es un ex guerrillero y la nueva vicepresidenta es una víctima del conflicto armado. Es poético, es histórico y es justo. Colombia tiene una nueva oportunidad sobre la tierra”. El Partido Comunes está compuesto por ex miembros de la extinta guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y es resultado del acuerdo de paz con el Gobierno en 2016.

En el próximo cuatrienio, Gustavo Petro, Francia Márquez y, en general, el Pacto Histórico, tienen enormes compromisos, desde implementar el acuerdo de paz con las ex FARC, pasando por repensarse la política de las drogas, hasta la transición energética. En materia de educación, salud, migración, seguridad, medio ambiente y muchos frentes más, hay bastante por hacer.

Las razones por las que siente felicidad tanta gente contemplan una respuesta pacífica a más de dos siglos de odios, como lo dijo el mismo Gustavo Petro durante su primer discurso tras la elección: “El cambio consiste precisamente en dejar el odio atrás”. El cambio implicará, además, incluir a los 10,580,399 colombianos y colombianas que no votaron por esta propuesta y a quienes no se sienten representados.

¿Cómo convertir su incertidumbre en esperanza? Sobre esto, comentó esa misma noche el recién electo presidente: “Las elecciones más o menos mostraron dos colombias, cercanas en términos de votos. Nosotros queremos que Colombia, en medio de su diversidad, sea una Colombia”. Unificar al país y enrutarlo hacia la verdadera paz son los grandes desafíos.

Anotación final: Para conocer la historia socioeconómica de Colombia vale la pena consultar un libro del recientemente fallecido colombianista estadounidense Frank Safford: Colombia: país fragmentado, sociedad dividida (2012), en coautoría con el historiador Marco Palacios.


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Claudia “Koleia” Bungard es periodista colombiana radicada en Tucsón. Puedes contactarla en cbungard@tucson.com