Kung Fu Panda (Mark Osborne, John Stevenson, 2008) se convirtió desde su lanzamiento en video en una de esas cintas de animación que los niños no se cansan de ver una y otra vez en su televisor, obsesión que, muy eficazmente, ha brindado horas y horas de descanso a los padres, quienes suelen resolver así el eterno problema de mantener ocupados a sus críos y desentenderse de ellos por lo menos un par de horas al día.

La historia se cobija muy bien con la vieja y recurrida premisa del discípulo común y corriente que quiere aprender de su sabio maestro todos los secretos de su arte, en este caso marciales, al más puro estilo de algunos cásicos del cine chino (Drunken Master, The Young Master, etc.); por cierto, Kung Fu (1972-75), la teleserie protagonizada por David Carradine, Kill Bill Vol. 1 y 2 (Quentin Tarantino, 2003-04), entre otros trabajos más, han hecho lo propio con el tema.

Lo cierto es que la simpática historia del oso panda Po se ha ido convirtiendo con los años en uno de los productos más exitosos de Dreamworks Animation, y junto a las franquicias de Shrek, Madagascar y How to Train a Dragon, ha conseguido hacerle competencia a la dominante mancuerna Pixar/Disney.

Esta tercera, dirigida por Jennifer Yuh Nelson y Alessandro Carloni entrega le depara a Po (voz de Jack Black) retos mayores a los que vivió en sus predecesoras (eso presumen siempre las secuelas), ya que en este capítulo el oso karateca deberá confrontar dos situaciones de gran magnitud para su vida.

La primera consiste en evolucionar en su propio aprendizaje para dejar atrás su condición de discípulo y ascender al grado de maestro; el segundo escenario es algo más personal y tiene que ver con la inesperada aparición de su verdadero y extraviado padre.

En el asunto familiar, Po emprenderá un viaje hacia las montañas, en donde conocerá una especie de paraíso de osos pandas, en donde nuestro protagonista se sentirá, por primera vez en su existencia, como pez en el agua al estar rodeado de los de su especie.

El asunto del crecimiento espiritual lo pone en marcha la aparición del villano Kai (J. K. Simmons) quien, siguiendo un oscuro plan, comienza a recorrer China con la misión de derrotar a todos los grandes maestros del kung fu, cosa que está logrando con relativa facilidad.

Preocupado por lo anterior, Po se impone una misión más que imposible: transformar a los habitantes de este paraíso panda en grandes peleadores que puedan hacerle frente a la peligrosa amenaza que ahora les acecha.

Para entender lo complicado de su misión, sólo basta imaginar al pobre de Po intentando enseñar a varias docenas de osos tan torpes como él mismo; será aquí donde el temerario personaje tendrá que probar si está o no listo para asumir su destino y convertirse finalmente en un verdadero maestro y guía.

El reparto, como siempre, está de lujo, y ya sea apareciendo por primera vez en el reparto o repitiéndose en sus viejos personajes, escucharemos las voces de Angelina Jolie, Dustin Hoffman, Jackie Chan, Seth Rogen, Lucy Liu, Bryan Cranston, Kate Hudson, J. K. Simmons, David Cross, entre otros.

Hasta la próxima.


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