En la pared exterior de una barbería en Barrio Hollywood por el westside de Tucsón hay dos murales juntos. Uno tiene la “A” de la Universidad de Arizona y el otro es sobre la Virgen de Guadalupe.

Los dos símbolos son igual de importantes en Tucsón. Compiten por nuestra atención y complementan nuestro sentido de pertenencia. Ambos son quizá dos imágenes ubicuas en Tucsón.

La Virgen y los símbolos de la UA se pueden ver por toda la ciudad y el sur de Arizona, pero aún más en los barrios y vecindarios donde se han asentado las familias mexicoamericanas. Se encuentran en paredes de edificios, en calcomanías que adornan ventanas y defensas de autos, pintadas en azulejos en los porches de las casas o en pequeñas grutas caseras, en fotos enmarcadas o figuras de cerámica dentro de las casas o en camisetas, bolsas, artes y otras prendas.

Y en Sentinel Peak, donde está la “A” más conocida y visible del valle, ahí, en el flanco sudeste del terreno, se asienta la Virgen de Guadalupe en una pequeña área abierta entre las rocas, la cual puede verse desde abajo, donde South Mission Road se encuentra con South Grande Avenue.

Las representaciones de la Virgen y de la UA son algo muy tucsonense. Son imágenes sagradas y seculares. Pero, a veces, la “A” es más sagrada para los fans religiosos de la UA y la virgen es más secular como ícono cultural para sus seguidores no religiosos.

“Cada familia que vive aquí, o que acaba de llegar, reconoce las formas especiales de la vida y cultura de esta comunidad”, dijo Celestino Fernández, profesor emérito de la UA, donde ha dado clases de sociología por casi 40 años.

La Virgen y la “A” son parte integrante de esta comunidad, y lo son cada vez más.

Ahora que la UA ha incrementado su alcance entre las familias latinas y reclutado a más estudiantes, el apoyo hacia la universidad de parte de los latinos también se ha fortalecido, dijo Fernández. La generación de papás latinos, que no pudieron ir a la universidad, están llenos de orgullo de que sus hijos vayan ahí, o de que podrían ir si así lo decidieran.

“A lo largo de la historia de la Universidad, la comunidad latina le ha dado mucho apoyo, incluso si ellos no pudieron ir”, dijo Fernández, estudioso de la inmigración mexicana a Estados Unidos y de la cultura chicana.

Entre ellos está Arthur “A.J.” Navallez, propietario de A’s Barber Shop. Él mandó pintar los murales en su pared que da hacia el sur en North Grande Avenue y West Ontario Street.

“Amo a Tucsón”, dijo Navallez, quien creció en el Barrio Hollywood, iba a misa en la Iglesia Católica Santa María Margarita en North Grande Avenue, frente a la barbería, y es amante de los Wildcats. “Este es mi hogar”.

Para Navallez, de 32 años, quien no es barbero sino chef corporativo de Barrio Brewery, fue fácil decidirse cuando pensaba en cómo decorar la barda de su negocio.

Así es que, hace poco más de un mes, Navallez buscó a su artista de tatuajes, Esteban “Gordo” Voltares, para que hiciera el trabajo en su la pared de su negocio, la cual está pegada a Lulu’s Express Your Hair, un salón de belleza propiedad de la mamá de Navallez, Marylou Quiroz, desde hace aproximadamente 30 años.

La familia de Navallez estuvo de acuerdo con los murales, pero el aval más importante lo recibió de su nana. “A mi abuela le encantó”, dijo.

Navallez, quien no fue a la UA, dijo que los dos íconos, la “A” y la Virgen, son más que imágenes para él, como lo son para muchos en su familia y en el barrio. Representan el hogar, la seguridad, la fe y la conexión con los demás.

Para muchas familias chicanas y latinas, la Virgen ocupa un rol religioso y social clave. En las casas de Tucsón, las imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe se ven por doquier. La mayoría de las casas en el sur y el oeste de la ciudad tienen alguna imagen, alguna representación de la Virgen.

Entre los creyentes, se dice que la Virgen se apareció milagrosamente a Juan Diego en el año 1531, una década después de que los españoles conquistaran la capital azteca de Tenochtitlán, donde los colonizadores construyeron la Ciudad de México. En los siglos que siguieron, la Virgen Morena ha tomado distintos matices culturales y sociales. La Virgen es casi sinónimo de la identidad mexicana y está en todas partes a donde ha llegado la diáspora mexicana.

Aunque la UA, fundada en 1885, es una institución nueva en Tucsón en relación con la Virgen, que llegó con los españoles en 1775, los símbolos de la UA han permeado en Tucsón. Muchas familias mexicoamericanas sienten una identificación casi religiosa con la universidad. Los fanáticos mexicoamericanos están siempre en los eventos deportivos de los Wildcats. Y esa pasión ha estado ahí por varias generaciones de viejas familias.

Y no es un fenómeno que se limite a Tucsón. En Sonora se pueden encontrar símbolos de la UA en casas de egresados de la universidad en Nogales, Magdalena de Kino y Hermosillo. Por supuesto, Nuestra Señora de Guadalupe también tiene una presencia predominante en Sonora. Tucsón y Sonora están estrechamente unidos, más allá de las tortillas de harina y los hot dogs sonorenses.

Estas dos imágenes seguirán siendo parte de nuestro paisaje urbano en este valle. La “A” ocupará su lugar de reconocimiento y la Virgen de Guadalupe mantendrá su lugar de reverencia. Ambas distinguen a Tucsón de otras ciudades.

La “A” y la Virgen nos conectan.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 5734187.