El apetito por seguir bebiendo del universo Harry Potter sigue vigente y, aunque ya los “Expecto patronum” han caído en el olvido y Voldemort, El Innombrable, ha dejado de representar lo peor de lo peor, J. K. Rowling y la Warner Bros. se las han arreglado para seguirle sacando provecho a este fenómeno mundial surgido a finales de los 90, el cual convirtió a la autora en una de las mujeres más ricas de la Gran Bretaña y a la franquicia Harry Potter en una de las más taquilleras del cine.

La fórmula para mantener enganchados a los fans en el ya famoso spin off titulado Fantastic Beasts and Where to Find Them (David Yates, 2016) fue mencionar nombres y términos conocidos de la saga original. El propio título es un ejemplo de lo anterior: recordemos que Fantastic Beasts and… es un libro que Harry consulta con cierta frecuencia en su propia aventura, al ser éste un texto de estudio en Hogwarts. Otro ejemplo es su misterioso autor, Newt Scamander, el cual es el protagonista del ya mencionado spin off.

Para la segunda entrega Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald (David Yates, 2018) veremos más de lo anterior: personajes como Dumbledore, Grindelwald y palabras como Hogwarts mantendrán vivo el romanticismo y la nostalgia de los fans originales por el añorado universo, mientras que la adición de nuevos personajes intentarán mantener su afecto y seducir nuevas audiencias.

Para la segunda entrega veremos el regreso de Eddie Redmayne y Katherine Waterson interpretando nuevamente a Newt Scamander y a Porpetina “Tina” Goldstein, en su misión (sobre todo del primero) de encontrar y catalogar las criaturas fantásticas que habitan en los 5 continentes.

La fuente original de esta saga, que pretende alcanzar las 5 entregas, es un simple libro que Rowling escribió con el pseudónimo de Newt Scamander, donde se registran las 75 especies mágicas que el ficticio magizoólogo encontró (la edición de 2017 agrega 6 criaturas nuevas).

Sin embargo, tal y como lo hizo Peter Jackson con The Hobbit (2012), en donde arrancó una extensa trilogía de un libro de tamaño mediano, Rowling y Yates convertirán en 5 cintas un simple compendio, siendo la propia Rowling la encargada de escribir los guiones.

La segunda entrega de la saga Fantastic Beast, en mi opinión, cojea de la misma pata: primero, que hay demasiados personajes; segundo (y más importante) que, a diferencia de las cintas de Harry Potter, basadas en libros bien pensados y madurados, las películas de Newt Scamander se sienten productos apresurados.

Como sabemos, Scamander (Redmayne), a pesar de ser, supuestamente, un alumno expulsado de Hogwarts, se las arregla para utilizar la magia para elaborar su famoso libro, algo que continuará haciendo en esta secuela.

Pero mientras realizaba su labor de académico, Scamander se las arregló para colaborar en la captura del peligroso mago Grindelwald (Johnny Depp) en la primera entrega, hecho que se enlaza con este segundo capítulo, pues el malvado Grindelwald ha escapado y ha comenzado a reunir seguidores para lograr dominar el mundo muggle, como suele expresarlo él mismo.

Para impedirlo, el joven Albus Dumbledore (Jude Law) solicitará la ayuda de su exalumno Newt, quien acepta a pesar del peligro que esto representa. En el proceso, la aventura pondrá a prueba viejos y nuevos lazos de amistad y de lealtad, lo que podría provocar un mundo mágico aún más dividido.

Completan el elenco, entre otros actores, Alison Sudol como Queenie (hermana de “Tina”), Ezra Miller como Credence, Dan Folger encarnando a Jacob y Zoë Kravitz en el papel de Leta Lestrange.


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