31 LE D Soria

Jeffry Scott

En un juego reciente entre los Cachorros y los Diamondbacks, el mánager de Chicago, Joe Maddon, demostró que no está en piloto automático.

Tomando en cuenta que buena parte de la estrategia empleada en un juego de Major League Baseball viene sugerida de alguien de la oficina, ya sea el line up, formaciones defensivas, relevistas a emplear con todo y el orden en que entrarán, etc., resulta cada vez más difícil tener un favorito para el mánager del año. En ocasiones parece dirigen en piloto automático.

Sin embargo, también hay momentos donde se nota por completo la mano del manejador. Hace unos días, me tocó ver una acción que jamás había visto, ni me había enterado de alguien que la hubiera ejecutado. La hizo la defensiva de los Chicago Cubs, donde está uno de los managers con más prestigio en la actualidad, Joe Maddon.

La jugada consistió en atrapar en segunda base a Paul Goldschmidt, de los Arizona Diamondbacks, para el último out del partido, lo que se marcó como un atrapado robando porque “Goldy” iba de la primera a la segunda base.

Lo interesante es que los Cubs ganaban por 4 carreras y por ende el primera base no estaba cuidando al corredor, que ese corredor llegara a la segunda no representaba problema alguno. En esa situación se le pide al pitcher que se concentre en el bateador, porque ya está a un out de la victoria.

Tan irrelevante es que el corredor gane la intermedia, que ni siquiera se le marca robo de base. En la anotación oficial se justifica el avance como una indiferencia de la defensiva. Ocurre seguido.

Goldschmidt empezó a abrir terreno en primera base. Observó al inicialista jugando profundo, no lo estaban cuidando, aparentemente, y como suele ocurrir, lo estaban ignorando. Pero, oh sorpresa, le habían tendido una trampa.

El pitcher lanzó a home con un movimiento rápido, una recta para que llegara pronto la pelota al receptor, quien hizo un tiro a segunda base y el parador en corto asistió a la intermedia para recibir el tiro.

Fue una jugada muy bien preparada, comúnmente ni el pitcher suelta rápido, ni el cátcher tira a segunda y tampoco alguien asiste a la intermedia. Fuimos muchos los que nos quedamos sorprendidos y se comentó entre colegas de inmediato, aunque el más sorprendido fue Goldschmidt.

Maddon sigue convenciendo de que es uno de los mánagers que más pesa en un partido de beisbol; probablemente dirige parte del juego en piloto automático, pero definitivamente es de los que más influye a la hora de las decisiones, y de nuevo se lució.

La película “Rookie of the year”

Por si no vio este filme, se trata de un niño seguidor de los Chicago Cubs que sufre un accidente y se lastima el brazo derecho. Lo operan y como resultado le dejan algo así como un brazo biónico capaz de soltar rectas súper poderosas. Se viene dando cuenta de eso al asistir como aficionado a un juego de beisbol.

Estando en la sección de bleachers del Wrigley Field de Chicago atrapa una pelota de jonrón conectado por el equipo rival. Siguiendo la tradición, regresa la bola al campo, pero resulta que la llega a gran velocidad hasta el receptor, todo el estadio se asombra, sobre todo los directivos del equipo.

El niño termina siendo firmado y viene lanzando para los Cubs, lo ponen de cerrador y triunfa, pero en un duelo clave sufre una caída sobre el brazo derecho en pleno campo de acción y justo ahí pierde la recta súper poderosa, entonces se ve en la necesidad de enseñar todo tipo de recursos para lograr los outs finales.

Da bases por bolas a propósito para luego atrapar a los corredores con recursos chuscos, en una ocasión con el truco de la bola escondida.

La manera como acabaron los Cubs ese juego ante los Diamondbacks me hizo en parte recordar la película, no por emplear recursos chuscos pero a fin de cuentas terminarlo de una forma inesperada.


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