Foto Cortesía de Edward Trujillo

Linda Ronstadt y Elva Flores en la Conferencia Internacional del Mariachi de 1998. Flores fue una de las fundadoras de este magno evento que ha sido precedente de otros festivales en todo el país. Flores murió el 22 de junio en Tucsón. Tenía 75 años.

Cuando Elva Flores dejó la vieja empresa Hughes Aircraft en 1994, luego de casi 30 años, se puso a trabajar.

Se sumergió de lleno en hacer lo que realmente había hecho por años antes de salir de la compañía: promover a Tucsón y su cultura mexicoamericana.

“Fue una gran embajadora”, dijo su hijo, David Flores. “Se jubiló, así que pudo ponerse a trabajar”.

Elva Flores falleció el pasado 22 de junio, dos años después de haber sido diagnosticada con cáncer. Murió en la que fue su casa por más de 35 años cerca de West Valencia y South Cardinal, rodeada de su familia. Tenía 75 años.

Flores no tenía un alto perfil en los asuntos cívicos y culturales de Tucsón. Pero para muchos mariachis y grupos de danza folclórica de Tucsón, y otras organizaciones entregadas a la promoción del centro de la ciudad, la pianista Flores era su madrina. Y como su madrina, Flores los nutría y veía por ellos, sin favoritismos y amándolos por igual.

“Frecuentemente decía que tuvo la buena fortuna de conocer a mucha gente maravillosa en Tucsón”, dijo Julie Gallego, cuyo grupo de danza, Ballet Folklorico San Juan, y la escuela Center for Hispanic Performing Arts por South Park Avenue, así como su fundación CHISPA, recibieron los consejos y guía de Flores.

“Ella siempre estaba a una llamada de distancia. Cuando la llamaba, yo sabía que ella estaría ahí hasta el final”, dijo Gallego sobre su mentora.

Ese es el tipo de relación que Flores tenía con los demás. Promovía a otras personas y sus grupos, no a sí misma.

“Era un amor muy arraigado por la comunidad”, dijo el ex alcalde de Tucsón Bob Walkup, quien conoció a Flores cuando ambos trabajaban en Hughes. “Conocía a todo mundo”, dijo Walkup, que llamó a Flores cuando fue electo como alcalde por primera vez, en 1999.

Flores fue especialmente influida por su herencia y cultura mexicoamericana, incubada inicialmente en su pueblo natal Ajo y después cuando se mudó a Tucsón a finales de los años 50’s.

Aquí conoció a su ya difunto esposo, Ernesto Flores, en El Casino Ballroom, el popular centro social de la comunidad latina. Aquí es donde dos de sus tres hijos, David y Steve Flores, se hicieron mariachis. Es aquí donde Elva Flores, guiada por sus amigos Joel Valdez, quien fuera administrador de la ciudad, y John Huerta, ex director de la Asociación de Ex Alumnos Hispanos de la Universidad de Arizona, dejaría huella.

Uno de sus logros más notables, por el que recibió muy poco reconocimiento público, fue ser de los fundadores de la Conferencia Internacional del Mariachi en Tucsón en 1983. El festival anual, que atrae a los mejores conjuntos y cantantes de mariachi de ambos lados de la frontera pero que pone énfasis en la educación musical, pronto se convirtió en modelo para los festivales de mariachi que surgieron después en todo el país.

Flores estuvo luego en el consejo de directores de La Frontera, una dependencia de salud mental y servicios sociales, misma que ha organizado la conferencia desde su origen. Irónicamente, Flores no ha sido inducida al Salón de la Fama del Mariachi, del que se encarga la Conferencia.

La Frontera fue uno de muchos consejos, comisiones y grupos de asesoramiento en los que Flores sirvió.

Su hijo Andrew Flores dijo que después de que su mamá de jubiló y empezó a dedicarse de tiempo completo a las actividades comunitarias, él bromeaba diciendo que era difícil encontrar tiempo para verla.

“Estoy tratando de pactar una comida con ella, pero ya está retirada”, dijo Andrew Flores.

Otro de sus máximos logros fue el establecimiento de El Centro Cultural de las Américas a principios de los años 90’s, en la histórica Casa Brown en 40 W. Broadway.

Flores organizó numerosos eventos culturales celebrando la amplia cultura latina, incluyendo el Día de Muertos, lecturas de poesía y su celebración favorita: la Navidad.

En 1996, la YWCA de Tucsón le dio a Flores el Premio Women on the Move Lifetime Achievement. Pero Flores no estaba interesada en premios ni en la promoción personal, dijeron sus hijos. Trabajó sin descanso por los jóvenes, su educación y la promoción de la cultura de Tucsón, dijeron.

Amaba su ciudad adoptiva y quería que los demás la disfrutaran y conocieran todo lo que Tucsón tiene para ofrecer.

Flores hizo todo lo que pudo, que fue bastante, por hacer nuestro pueblo un poco más especial. Le importaba.

Gracias, Elva.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.