¡Qué rápido pasa el tiempo!
Entre más años acumulamos, esta sensación de que el tiempo vuela se va acelerando. La razón es muy sencilla: nuestra mente compara el calendario, en relación con lo que ya hemos vivido. Cuando éramos pequeños y pensábamos en nuestro próximo cumpleaños, justo al terminar nuestra piñata; o en la siguiente Navidad, apenas desempacábamos los regalos, parecía que tenía que transcurrir una eternidad antes de que se repitiera. Si teníamos 5 años, claro, un año era una quinta parte de nuestra vida entera. Cuando pasamos los 30 y empezamos a medir la vida por décadas, un año completo es una parte minúscula y para nuestra mente el tiempo fluyó vertiginoso, aunque para el reloj no haya hecho diferencia.
Esa sensación sobrecogedora la acabo de padecer cuando capté que ya empezó septiembre y todavía no termino de acostumbrarme a que ya es 2021. Este mes tiene algo muy especial — además de marcar el fin (oficial) del verano tan añorado a estas alturas — que son las celebraciones patrias para los mexicanos.
Como un día nacional no basta para satisfacer las necesidades celebratorias de un país que, de tan diverso, difícilmente puede contener sus emociones, hace tiempo que hablamos mejor del mes patrio.
Con diferentes niveles de efusividad, en las calles de diferentes ciudades brillan el verde, el blanco y el rojo que van encendiendo los ímpetus festivos. Llegada la noche del 15 de septiembre, la celebración de El Grito resuena desde el Zócalo de la capital, hasta las plazas principales de prácticamente todas las ciudades y pueblos mexicanos. De hecho, también resuena en algunas calles en las que los vecinos celebran juntos, o en las casas de quienes en familia se reúnen con este pretexto a degustar algunos tesoros de la gastronomía nacional.
El año pasado fue una excepción, en un año lleno de excepciones causadas por la pandemia, que nos privó de casi cualquier oportunidad de celebrar colectivamente. Llegamos a un nuevo mes de septiembre todavía con los temores de no haber superado la crisis sanitaria más demoledora para el mundo que ha vivido nuestra generación. No obstante, hemos logrado grandes avances como humanidad. Sabemos cuidarnos mejor con el uso de cubrebocas en público, el lavado constante de manos y la sana distancia. Las vacunas, a las que gran parte de la población ya tiene acceso, son un apoyo valiosísimo para reducir al mínimo las hospitalizaciones y los fallecimientos.
Este mes patrio nos volveremos a adaptar para no dejar pasar la oportunidad de celebrar la mexicanidad, pero con responsabilidad y cuidado.
La ocasión no es para menos: en 2021 se celebra el bicentenario del fin de la guerra de independencia. Si en septiembre de 1810 se inició esa misma guerra de liberación, fue en septiembre de 1821 que el ejército de las Tres Garantías entró triunfante a la Ciudad de México, luego de haberse firmado el Tratado de Córdova con el último virrey de España. México nacía como una nueva nación ya representada por esos tres colores que ahora nos siguen identificando tanto dentro del país como en el extranjero.
Habiendo tanto legado mexicano qué celebrar en Tucsón, tantas personas mexicanas y mexicoamericanas integradas en una comunidad que reconoce su diversidad, estos festejos no pasarán desapercibidos. Entre las actividades, algunas virtuales y otras presenciales que tendrán lugar en la ciudad, quiero destacar el apoyo de la Orquesta Sinfónica de Tucsón (TSO) que el 15 de septiembre tocará el Concierto por el Día de la Independencia de México. Bajo la batuta de su director, José Luis Gómez, la Orquesta interpretará un delicioso repertorio de música de compositores nacionales, clásicos y tradicionales. Los detalles los pueden encontrar en las redes sociales del Consulado de México.
Anualmente en Estados Unidos el 15 de septiembre abre el Mes Nacional de la Herencia Hispana, que se traslapa con nuestro mes patrio, como se traslapan siempre nuestros lazos culturales, familiares e históricos. Las personas y familias mexicanas en el extranjero hemos siempre encontrado formas de celebrar nuestra diversidad de manera festiva y con gran sentido de comunidad.
El tiempo pasa rápido, este año también se nos irá pronto de las manos, pero las celebraciones siempre quedan, porque dejan memorias que ayudan a darnos sentido. Tenemos todo el mes para festejarnos a ritmo de México Lindo y Querido o de perseverante Volver, Volver.