Nogales, Sonora.- Las restricciones a turistas para ingresar a Estados Unidos han afectado a mucha gente de Nogales, Sonora, pero Nereyda Robles le ha dado un sentido humano y de negocio a ese contratiempo.
La residente de Rio Rico, Arizona, ha pasado la mayor parte de la pandemia llevando y trayendo encargos de otras personas. Desde medicinas hasta comida para mascotas, Nereyda ha sido un enlace entre Sonora y Arizona.
Y aunque ha podido ganar dinero con los encargos, también ha ayudado a quienes no pueden pagar, trayéndoles productos que necesitan con urgencia.
“Cómo puedo ayudar a las personas de México que no pueden cruzar a Estados Unidos por la restricción con la pandemia y necesitan cosas de acá”, se preguntó Nereyda, quien tiene 14 años viviendo en Rio Rico. Se le ocurrió anunciarse en Radio XENY, una estación local en Nogales, para hacerle saber a la gente que ella podía llevar lo que necesitaran a México, y de esa forma ganar dinero.
Su actividad demuestra la estrecha relación que hay entre la gente de Sonora y Arizona. Muchas personas a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos han hecho lo mismo que Nereyda, algunos por ayudar y otros como una forma de ayudarse a subsistir durante la pandemia.
Jesús Alberto “El Beto” Plascencia es otra persona que sirve de enlace entre residentes de Arizona y Sonora, también lleva encargos a residentes de la frontera que no pueden cruzar a Estados Unidos. Le ha tocado que le llamen solo para encargarle boletos de lotería.
La mayoría le pide medicinas del Food City, o alimentos, en algunos casos se lo piden porque les gusta la comida de allá o porque es más barato comprar en Arizona.
Dependiendo de lo que le pidan, “El Beto”, quien es ciudadano estadounidense pero vive en Nogales, Sonora, cobra $5 dólares, $10 o más.
Clientes y amigos
También hay gente de México que tiene diligencias qué hacer en Estados Unidos, como pagos a notarios públicos o depósitos en bancos de Arizona, mencionó Nereyda.
Víctor Manuel Brito, de 90 años, y su esposa Beatriz, de 86, quienes viven en la colonia Esperanza, en Nogales, Sonora, se han convertido en clientes y amigos de Nereyda. La llaman para pedirle que les traiga medicina y comida, para ellos y para su mascota. La señora le encarga chorizo del Food City, que es el que le gusta.
Leche, mantequilla, té de jengibre y vitamina C “para prevenir el COVID-19” son otros de los productos que los Brito piden. “Le encargamos las cosas más indispensables que necesita uno; cuando tengo dinero le doy, pero cuando no tengo no le doy, pero es muy justo que se le dé”, dijo Beatriz Brito.
Antes de la pandemia, a sus 85 años, Beatriz salía de su casa en transporte público para llegar a la frontera, cruzaba a pie a Nogales, Arizona, y luego abordaba otro camión para llegar hasta Walmart y hacer sus compras.
Víctor Manuel, también lúcido a sus 90 años, dice que a veces le pide a Nereyda que le traiga nieve, porque le gusta mucho la que venden en Arizona.
La pareja de adultos mayores no tenía teléfono en su casa, le encargaron uno a Nereyda. Ella llevó a su esposo para que se los instalara sin cobrar extra, relata la señora Beatriz.
“Siento satisfacción al ayudar a las personas”, dice Nereyda.
En una ocasión le pidieron ayuda para buscar en Arizona un aparato que se requería para la operación de un joven, pero lo consiguieron antes en otra ciudad de Sinaloa. Después le pidieron alimento y vitaminas para el muchacho recién operado.
Algunas personas quieren encargarle ropa y calzado de Arizona, pero eso no lo lleva, dice Nereyda, porque no lo considera de primera necesidad.
Dependiendo la cantidad de encargos que tiene, Nereyda cruza unas dos o tres veces a México para llevar lo que le piden.
Hay personas que le dan 100 pesos, otros 200, según lo que cada quien pueda o quiera.
Nereyda es ama de casa y también se dedica a vender joyas por internet, pero la pandemia le abrió la oportunidad de hacer otra cosa que le gusta: ayudar a la gente.
