Tuve el inmenso placer de asistir al evento de inauguración de la Plaza Alva Bustamante Torres, al lado del recién renombrado Linda Ronstadt Music Hall, este viernes 9 de diciembre para honorar a la mujer que hizo tanto para conservar la historia de Tucsón.
Qué linda celebración de comunidad y memoria. Me gustaría pensar que los ancestros nos estaban mirando y sonriendo, viendo que un poco de la vida que se vivía antes de la demolición en esa área se vivió esa noche. Una noche que no pronto olvidaré, para recordar el trabajo fuerte de Alva B Torres y el resto de los personajes instrumentales para que tengamos al menos algo para recordarnos del Barrio perdido.
El evento fue un momento de reconciliación, donde en el lapso de menos de una hora yo aprendí del proyecto de “renovación urbana” que inició la cuidad de Tucsón en los años sesentas, sentí decepción y enojo con la cuidad, empaticé con la gente que vio la destrucción de un barrio próspero, y lloré. Las emociones buenas y malas me trajeron lágrimas, especialmente cuando Torres se puso de pie. Nos agradeció por estar ahí, y se emocionó por ver la culminación de esfuerzos hechos a través de los años para guardar una memoria que estaba amenazada.
Doy gracias a los presentadores que me enseñaron sobre la historia de Tucsón y también me mostraron la pasión de esta comunidad llena de resiliencia y amor.
A Marc Pinate, director del Teatro Borderlands, por presentar una obra en la memoria del bario perdido.
A la autora Lydia Otero por contarnos la historia pura y verdadera de cómo llegamos ahí, a estar al lado del TCC, donde antes había una comunidad llena de vida. Donde se destruyeron más de 80 acres de casas y negocios en una comunidad que tenía el urbanismo que ahora se considera ideal. Las familias conviviendo con sus negocios y todo en la comunidad quedaba cerca a lo demás, en un lugar donde se formaban las oportunidades para caminar o usar el transporte público. Y que nos contó sobre Torres y sus esfuerzos por preservar lo más posible de su comunidad.
Al presidente del distrito económico Rio Nuevo, Fletcher McCusker, por hablarnos sobre su padre que creció en el barrio, y por contarnos que Rio Nuevo está trabajando en un programa de inteligencia artificial para ver en nuestros celulares exactamente cómo se veía el barrio en sus mejores días.
A la vicealcaldesa Lane Santa Cruz por contar de su experiencia creciendo en Tucsón después de la demolición, y cómo el centro, donde antes estaba la mayoría de la comunidad mexicoamericana, no era un lugar donde ella se sentía bienvenida.
Y a Charlene Mendoza, la jefa de personal de la oficina de la alcaldesa Regina Romero, que asistió en su lugar, ya que Romero tiene COVID, y proclamó el 9 de diciembre como el Día de Alva Bustamante Torres en Tucsón.
Enumeraría todas las cosas que hizo Torres a lo largo de los años, pero es mejor si las lees en las palabras de Ernesto Portillo Jr., sobrino de Torres y maestro de ceremonias para el evento. Él, que fue editor de La Estrella de Tucsón por varios años, escribió esta columna sobre su tía.
“Tucsón no es las montañas que nos rodean o el cielo, es ustedes, la gente como ustedes son lo que hizo que el trabajo no fuera tan difícil”, dijo Alva Bustamante Torres.