Del sonido de rebote de la banda al melódico mariachi y a las historias que se oyen en los corridos, la música de México es un componente integral de Tucsón y el sur de Arizona. También los son los boleros, esas canciones melancólicas y llenas de amor que encantan a los enamorados y los románticos.

En Tucsón, los boleros eran dominio de los Hermanos Pérez, un trío de hermanos nacidos en esta ciudad que mantuvieron encendida la llama con sus armonías finamente afinadas y exquisitos instrumentos. Venían de un barrio local, pero reflejaban la apreciación sofisticada de las formas musicales.

Dos de los hermanos se despidieron recientemente de Frank Pérez, el hermano mayor, conocido por su voz suave y su tocar fluido. Murió el 30 de diciembre. Tenía 84 años de edad, y le sobreviven su esposa, Angélica, dos hijas y un hijo de su esposa.

Frank Pérez era la voz principal y el que convenció a sus hermanos Freddy y Johnny de crear un trío cuando eran jóvenes vagos creciendo en el sur de Tucsón.

“Crecimos con la música”, dijo Johnny, el menor de los tres. “Comprábamos los (discos) 45, pero nuestra madre se sabía todas las letras”.

Él tenía 11 años y Freddy 13 cuando su hermano mayor, quien ya hacía presentaciones, los convenció de formar Los Hermanitos Pérez a finales de la década de los cuarenta. Los Hermanitos eran un éxito entre las familias mexicanas de Tucsón, que anhelaban escuchar sus canciones favoritas: “Bésame Mucho,” “Solamente una vez, “Perfidia”, entre muchas otras. Su creación se dio en los tiempos en que el Trío Los Panchos se convirtió en el trío modelo, cuando ese dulce sonido arrasó en Latinoamérica y Tucsón.

Los Hermanitos se presentaban en fiestas, en salones de fiesta y en la radio local en español. Frank Pérez, en una entrevista que le hice en el 2015, recordó uno de sus primeros momentos memorables: una actuación en vivo en un programa de radio con Don Jacinto Orozco, personalidad de la radio en español, en la vieja tienda Jerry Lee Ho, en el Barrio Viejo. Pero tenía otros recuerdos musicales, como el haber compartido el escenario con el actor americano Bob Hope y con una estrella aún más grande, el memorable cantante mexicano Tito Guízar.

Hacia mediados de los años cincuenta, el servicio militar se intervino en la separación musical de los hermanos. Sin embargo, 30 años después se reagruparon como los Hermanos Pérez y una vez más complacieron a Tucsón con sus suaves armonías.

“Fue realmente sorprendente que mucha gente nos recordaba”, dijo Johnny en una entrevista telefónica reciente. Recordó la noche en que el trío tocó en la sala lounge del viejo Hotel Santa Rita en el centro de la ciudad, en East Broadway, donde ahora se ubica el edificio de Tucson Electric Power. “Tuvimos lleno el lugar”.

Los Hermanos siguieron llenando bares y lugares donde se presentaban durante la década de los noventa aunque la música romantica de los boleros hizo paso a ritmos modernos. Se fueron reduciendo sus presentaciones, pero en el 2003 el trío entró a un estudio de Tucsón para crear su primer y único disco “Nostalgia”, que incluyó canciones del tucsonense Lalo Guerrero. Ocasionalmente Los Hermanos se reunieron a mediados de la década pasada y compartieron el escenario por última vez en el Centro de Convenciones de Tucsón cuando fueron introducidos al Museo de Músicos de Tucsón en el 2015.

Aunque quizá los Hermanos Pérez habrían podido alcanzar a un público más grande fuera de Tucsón y del Sur de Arizona –como Lalo Guerrero, quien se fue a Los Ángeles- los hermanos contribuyeron en gran medida a exponer a sus audiencias a la música clásica mexicana.

Al igual que lo hiciera Guerrero, y varias décadas después la también tucsonense Linda Ronstadt, e igual que muchos mariachis que evolucionaron en Tucsón, los artistas mexicoamericanos han sido clave para mantener y hacer crecer la música mexicana en este lado de la frontera. Tanto así que en México hay respeto y aprecio por esfuerzos como el de los Hermanos Pérez.

El músico John Ronstadt, quien creció escuchando los boleros atemporales y es parte de esta rica tradición musical fronteriza, dijo: “Preferiría un día cantar canciones en español”.

La música, como los boleros que cantaron los Hermanos Pérez, o las rancheras que grabó Linda, prima de John Ronstadt, o las memorables composiciones de Guerrero, crea una conexión instantánea con el pasado.

“Uno tiene recuerdos que constantemente se despliegan a través de la música”, dijo Ronstadt, quien ha actuado en español con otros miembros de la familia Ronstadt a lo largo de los años.

Esos son los recuerdos que Frank Pérez y sus hermanos crearon, para ellos, sus familias y los fans de Los Hermanos Pérez.

Y esos recuerdos fluyeron la semana pasada cuando la familia Pérez celebró la vida y la música de Frank, reuniéndose en el club Marine Corps League Detachment en Sur Tucsón, donde el trío solía mostrar su talento y su amor por los boleros.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.