Para esta mamá de Tucsón, escuchar que su hijo de 2 años podría tener coronavirus y que no había mucho que el servicio médico pudiera hacer en ese momento fue difícil de asimilar.
El niño no era candidato a que se le realizara la prueba de COVID-19 ni era necesario hospitalizarlo.
Había empezado con temperatura de 100.9 grados y falta de apetito un lunes por la tarde, y antes de dormir comenzó a tener tos seca. A la mañana siguiente, ya eran 103.8 grados de temperatura y dolor corporal. Eran los síntomas del COVID-19, le dijeron a la mamá en la clínica de El Rio en Irvington y Sixth Avenue, a donde después de llamar por teléfono, una enfermera le pidió que llevara al niño de inmediato.
Entrevistada por La Estrella de Tucsón, la madre, de origen mexicano, pidió permanecer totalmente anónima, temerosa de que pudiera cambiar la forma en que ella y su familia son percibidos por la comunidad. Aceptó narrar su experiencia para que más familias tengan la información que ella obtuvo y una idea del proceso que una familia podría vivir.
En la clínica El Rio fue recibida primero en el exterior. “Al llegar te ven afuera y te hacen preguntas sobre si yo tenía síntomas y luego te pasan por detrás”, narró. “Ya adentro, le tomaron (al niño) los signos vitales de inmediato. La enfermera (fue) muy amable”.
El niño llevaba el ritmo cardiaco un poco acelerado, pero su oxígeno estaba bien, le dijeron. Tras una espera de alrededor de 40 minutos, una doctora realizó la consulta.
Después de las preguntas de rutina, “me dijo: ‘hay una gran posibilidad de que esto sea COVID-19’. En el papel que me dieron dice que mi hijo tiene una infección viral con posibilidad de ser COVID-19”.
Sin embargo, no sería posible realizarle al niño la prueba para confirmarlo.
“Cuando le pregunté sobre la prueba, me dijo: ‘No estamos realizando pruebas al público… Solo estamos usándolas para nuestro personal y personas que trabajen para la ciudad, como bomberos, policías y personal de hospitales”, narró la mamá.
El Dr. Carlos Pérez-Vélez, subdirector médico del Condado Pima, explicó en entrevista telefónica que, debido a que a nivel nacional no hay suficientes pruebas para realizar a todas las personas que presentan síntomas, se tiene que dar prioridad a quienes requieran hospitalización y a aquellos con factores de riesgo para desarrollar una complicación. También, las pruebas se aplican a personas que, debido a su ocupación, pueden ser un factor de riesgo para transmitir el virus, como personal médico o de primeros auxilios, de seguridad y empledos de tiendas de comestibles y medicinas.
Pérez-Vélez hizo hincapié en no perder de vista que la crisis del coronavirus es una situación sin precedente, y por ello en ciertos momentos “ha habido una ausencia de recomendaciones correctas oportunas” sobre cómo protegernos.
En un principio, recapituló el funcionario público con especialidad en enfermedades infecciosas de niños y adultos, se pensó que el COVID-19 no afectaba a los niños; después se descubrió que sí, pero no de gravedad. Ahora se sabe que a una minoría sí le puede afectar gravemente, aunque “no conozco casos de mucho riesgo entre menores”, agregó el médico.
POCOS CASOS DE MENORES
Hasta el 8 de abril, el sitio web del Departamento de Salud del Condado Pima contabilizaba 5 contagios en personas de cero a 19 años basados en los resultados de las pruebas realizadas, lo que equivale al 1% del total de 464 casos hasta ese momento. Se han realizado 4,617 pruebas en el Condado Pima.
Arizona tiene 2,726 casos confirmados hasta el 8 de abril, de los cuales solo 83 casos eran de personas menores de 20 años.
Ninguno de los 5 casos en menores de 20 años en el Condado Pima había requerido hospitalización ni se registraban decesos en ese segmento poblacional en el condado hasta el miércoles 8.
Podrían darse situaciones de peligro en un menor contagiado de COVID-19 si se trata de alguien que nació con inmunodeficiencia primaria, dijo el doctor Pérez-Vélez. “La gran mayoría de los niños no sufren complicaciones”; sin embargo, “no por eso dejan de ser transmisores”, agregó.
Pero para una mamá preocupada por el posible contagio de coronavirus de su hijo, volver a casa sin certezas puede ser desgastante, por decir lo menos.
“Honestamente… hubiera apreciado más atención a mi hijo. Si no hay pruebas para el COVID, ¿por qué no hacerle exámenes de otras enfermedades para descartar o averiguar qué tiene en realidad?”, cuestionó la mamá del paciente.
Al salir de la clínica de El Rio con la indicación de atender al niño en casa con acetaminofén y líquidos y aislarlo de su hermano menor, un bebé de menos de un año que nació prematuro, esta mamá tucsonense decidió manejar al Banner-University Medical Center campus sur, cerca de Ajo Way y Country Club Road. Quería una segunda opinión.
“Lo vieron por la ventana y me dijeron: ‘El bebé sí se ve mal y deshidratado por las temperaturas, pero lo único que haríamos aquí es meterle una intravenosa para hidratarlo y no queremos arriesgarlo, aquí adentro hay más enfermedades”, narró la mamá. Una vez más le explicaron que el niño no era candidato para la prueba del coronavirus.
También le dijeron que ingresar al niño al hospital era decisión y riesgo de ella. “Me sentía entre la espada y la pared”, dijo.
Pero aun cuando el niño lloraba, no comía y constantemente tenía fiebre, la llegada de más información y más clara fue el paliativo para la familia.
Ya en casa, e insegura de si en realidad su hijo estaría bien, la mamá volvió a llamar a la clínica de El Rio. Esta vez, un médico le hizo una video llamada. “Este doctor me contestó cada una de mis preguntas y tuvo más paciencia en explicarme todo a perfección para entender lo que estaba pasando”.
En la visita virtual, el médico le recordó a la mamá que el COVID-19 es un virus altamente contagioso, pero no letal. “Y me dijo que a todos nos dará, pero querían que nos diera a diferentes tiempos para podernos atender a todos como lo merecemos, pero que tristemente no está pasando así y por eso gente mayor con condiciones preexistentes está muriendo”.
CORONAVIRUS vs GRIPE
El Dr. Pérez-Vélez, del Condado Pima, dijo que es importante saber cómo diferenciar el coronavirus de un resfriado común, así como de la influenza y las alergias, y con base en los síntomas y la evolución de la enfermedad llamar al médico familiar.
“Con el COVID-19, menos del 5 por ciento de los pacientes tienen síntomas por encima del cuello”, dijo. “Este virus tiene afinidad por los pulmones”.
A diferencia del coronavirus, el resfriado común sí causa congestión nasal, moco nasal y estornudos, agregó Pérez-Vélez. Si no hay síntomas del tracto respiratorio inferior, es un resfriado común. Si a la congestión y estornudos se le suma fiebre, puede ser influenza. Podría ser alergia si hay rinitis atópica o darse una exacerbación de la rinitis alérgica si además se sufre de asma.
Todas estas posibilidades, que no son coronavirus, pueden incluir tos, pero la tos del COVID-19 se caracteriza por ser seca, añadió el Subdirector Médico del Condado Pima.
En la casa de la familia del niño de 2 años con posible coronavirus, la incertidumbre era un factor más a sortear, aunado al pronunciado malestar del niño.
Después de haber visto a los médicos, “pasamos mala noche con la temperatura y no podíamos ni tocarlo, porque lloraba como si lo golpearas, de lo adolorido que tenía su cuerpecito”, dijo la mamá.
Ella se preguntaba cómo saber más adelante, cuando la familia vuelva a la normalidad, si el niño aún podría contraer el coronavirus, puesto que no existe la certeza de que lo haya tenido. “En lo que me quedo en duda con el estado es, ¿cómo están confirmando casos y haciendo conteo de personas infectadas si no nos están haciendo pruebas a los posibles casos?”, cuestionó.
Ante la comprensible incertidumbre de cualquier paciente y su familia, el Dr. Pérez-Vélez dijo que, médicamente, a nivel individual no resulta vital confirmar si alguien tuvo el virus. “En un mundo perfecto, como médico salubrista me gustaría saber qué porcentaje de la población lo sufrió”, dijo, pero agregó que nada debería cambiar en la vida cotidiana de alguien por saberlo.
“En ningún momento se ha dicho que no haya que tener medidas de precaución después de tener” coronavirus, agregó el doctor Pérez-Vélez.
Los expertos consideran que este coronavirus, como otros, deja inmunidad, “pero estamos aprendiendo que hay información de pacientes que creíamos que tenían una inmunidad de por vida ante algo y les vuelve a dar, como la varicela”. Esto podría deberse a que el promedio de vida de la población ha aumentado, dijo, y a que un virus puede mutar.
El Centro para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), ya está desarrollando pruebas inmunológicas basadas en anticuerpos, por lo que es altamente probable que en el futuro existan este tipo de pruebas para saber si alguien ha tenido el COVID-19, dijo el doctor Pérez-Vélez. Pero también esos resultados se podrían volver menos confiables con el tiempo.
LA RECUPERACIÓN
El niño del caso narrado en esta historia pasó dos días sin ningún tipo de alimento, pero al tercero empezó a aceptar el suero y al quinto día desapareció la calentura, que hasta entonces había estado subiendo y bajando.
Los médicos le dijeron a la madre que luego de 72 horas sin temperatura se le podría considerar totalmente recuperado. Ella planeaba espera un par de días más antes de que su hijo menor, que había estado bajo los cuidados de un familiar, volviera a casa.
Para ella y su esposo, dijo, las indicaciones fueron las mismas que para el resto de la comunidad: principalmente lavarse las manos, mantener distancia social y estar atentos a posibles síntomas.
“Y, la verdad, por mí no tengo miedo”, confió la mamá. “Me da miedo ver a mis hijos sufrir. Uno sabe qué tiene y dónde le duele, pero ellos que no saben bien qué está pasando y confían en nosotros para su salud. Eso me mata”.
La familia no tiene idea de dónde pudo provenir el contagio de COVID-19, si ese fuera el caso. Los padres no han mostrado síntomas, pero el papá debe salir a diario de casa para cumplir con su trabajo.
“Si yo, estando en cuarentena por casi dos semanas y tomando todas las precauciones del lavado de manos y desinfectando todo a cada rato, me pasó esto, quisiera que las familias tomaran esto un poco más en serio”, dijo la mamá.
Por ahora, desean que la crisis pase y poder prepararse para celebrar en unos meses los 3 años de su hijo mayor.