Yo sigo con la misma teoría de conspiración sobre las fuerzas ocultas que ejerce Disney en los medios. Con permiso…

Fase 1. Dos meses antes del estreno de Batman V Superman (Zack Snyder, 2016), en las redes sociales casi todos los sitios especializados estaban ocupadísimos en esparcir el rumor de que, según los expertos, el posible fracaso de la cinta pondría en riesgo la continuidad del universo (más cintas sobre otros personajes que desembocarían en la Liga de la Justicia) que DC Comics planeaba expandir en sociedad con Warner Bros.

Así estuvieron por semanas, duro y dale con el asunto, y estableciendo en el “boca en boca” una trabajadísima combinación de palabras compuesta por el título de la cinta y el vocablo “fracaso”.

Fase 2. Inmediato al estreno mundial, los críticos de cine fueron unánimes al otorgar las calificaciones más bajas y los comentarios más severos al filme, subrayando, además, el inminente riesgo que correría la mancuerna DC Comics/Warnes Bros. en caso de continuar con sus ambiciosos planes.

Y sí, aunque la cinta no es taaaan mala (de la misma manera que Avengers: Age of Ultron no lo es) la gente que por curiosidad iría a verla simplemente no lo hizo, haciendo alusión a los pésimos comentarios que llovían por todos lados.

Fase 3. Dos meses antes del estreno de Captain America: Civil War (Anthony Russo y Joe Russo, 2016), sitios especializados y expertos vaticinaban ya que el producto sería, sin lugar a dudas, la mejor cinta de Marvel a la fecha.

No, no estoy ni a favor ni en contra de MARVEL o DC Comics, es más, nunca he sido seguidor de sus historietas, novelas gráficas o universos; yo simplemente observo.

Eso sí, no dudo de que la tercera entrega de la saga Captain America sea un buen producto, incluso el mejor, como dicen, sobre todo por lo que la premisa ofrece: una confrontación de superhéroes organizada en dos bloques, comandados por dos Avengers muy importantes: el primer reclutado (Steve Rogers) y uno de los más influyentes: Tony Stark.

Es un hecho que ni el Capitán América ni Chris Evans han sido ganchos atractivos para la audiencia; basta ver cómo en los posters de esta tercera entrega se destaca la frase “Civil War” por encima del nombre del personaje, además de que en los trailers y anuncios publicitarios se ha buscado subrayar el protagonismo de Iron Man (Robert Downey Jr.) y la sorpresiva presencia de Spider-Man (Tom Holland).

La trama va así: luego de lo sucedido en las dos cintas previas de la serie, en las tres de Iron Man y en las dos de Avengers, surge el siguiente dilema: ¿Debe la poderosa sociedad de superhéroes servir como una fuerza del gobierno y someterse a su dirección o mantenerse independiente en su defensa del mundo?

Stark, sorpresivamente, opta por acatar la instrucción gubernamental, mientras que Rogers se niega a hacerlo, argumentando la filtración de fuerzas ocultas (Hydra, por ejemplo) en los altos mandos.

La diferencia de opiniones, para mal de los antes aliados y la consternación del mundo, alcanzará niveles serios cuando estos superdotados se enfrenten unos contra otros, movido cada uno por fidelidades, alianzas e ideologías diferentes.

El bloque Iron Man lo componen War Machine (Don Cheadle), Black Widow (Scarlett Johansson), Black Panther (Chadwick Boseman), Vision (Paul Bettany) y Spider-Man (Holland); el de Captain America, Hawkeye (Jeremy Renner), Sharon Carter (Emily Van Camp), Falcon (Anthony Mackie), Bucky Barnes (Sebastian Stan), Ant-Man (Paul Rudd) y Scarlet Witch (Elizabeth Olsen).

Independientemente de cuál coalición venza a cuál, no cabe duda de que las verdaderas ganadoras serán las coaliciones mencionadas arriba (DC comics/Warner y Marvel/Disney), las cuales continuarán produciendo estas películas/trailers de dos horas que sólo buscan servir como plataforma de lanzamiento para más y más cintas del tipo.

Yo puesto para verlas todas… ¿y usted?

Hasta la próxima.


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